CAPITULO 6

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BENJAMIN

De nuevo recorro los solitarios pasillos del hotel, deambulando como un alma en pena.

Esta vez decido no traer trabajo conmigo. Me voy de la oficina con las manos vacías, con el pensamiento de que llegare a mi habitación, me daré una ducha de agua caliente, me dejare caer en la cama, y vere una película. Algo que no hago desde hace mucho tiempo.

Sin siquiera darme cuenta, busca a la chica de anoche, pero ninguna de las empleadas que me cruzo por el pasillo, es ella. 

Llego hasta mi habitación, y hago lo que me propuse. Me doy un baño, me visto, me dejo caer a la cama, y enciendo la televisión. Cambio los canales, hasta encontrar una película de mi agrado, y  lo mejor de todo, es que esta comenzando.

Me siento tranquilo, viendo los créditos del inicio de la película de Jason Bourne. Llegamos al inicio, y cuando ya están en el nudo de la película, mi mente comienza a inquietarse.

He tenido estos ataques desde principios del año. Es como si algo me preocupara, pero no se que es, lo que me inquieta mucho mas. Puedo sentir como mi garganta se comienza a cerrar, y mi corazón late con fuerza. 

Lo hable con un terapeuta, en secreto de toda mi familia, porque en la familia Lara, no es aceptable dejarse llevar por las emociones, y mucho menos hablarlo con un terapeuta. El terapeuta me dijo que estaba teniendo ataques de ansiedad, le pregunte la razón, a lo que el me respondió que no tenia la respuesta, solo yo podía encontrar la raíz de ello. El me aseguro que el hablarlo con el, me ayudaría a encontrarlo y resolverlo. 

Solo asistí a una sesión. El psicólogo no era convincente, y casi parecía estar aburrido de escucharme hablar. Así que decidí lidiar con esto por mi cuenta. Pero habían veces, en las que parecía ser peor que la anterior. 

Apago la televisión, y decido dar un paseo, por los pasillos del hotel. El caminar me ayudaba a calmarme.

Salgo de mi habitación, sin un rumbo específico. Tomo las escaleras, en lugar de tomar el ascensor. 

El hotel tiene una azotea con piscina. Quizá el sentarme por unos momentos al aire libre, pueda ayudarme esta vez.

Estaba subiendo las gradas del tercer piso del hotel, cuando escuche un extraño ruido. Casi como cuando despegas un  soquete del vidrio.  Me deje llevar por el sonido, sin importarme que fuera un espíritu, o algo parecido. A este punto de mi vida, nada podía llegar a sorprenderme.

Camino despacio, con mis manos en los bolsillos de mi pantalón casual. 

Quizá sea mi imaginación la que me esta jugando trucos, pero encuentro a la persona, en la que había estado pensando todo este tiempo.

-...quiero que me trates...suavemente...- la chica esta cantado. Su voz es suave y tranquila. 

Ella no se ha dado cuenta de mi presencia. Limpia de arriba, abajo las enormes ventanas del pasillo, con los audífonos en sus oídos. 

Se da cuenta de mi presencia, cuando ve reflejada mi figura en la ventana. 

Impasible, sin asustarse, mira hacia atrás. Sonríe, arrugando el entrecejo.

Sus ojos están un poco hinchados. Parece haber estado llorando. 

-Buenas noches- ella se quita los audífonos.

-¿Necesita algo?- mira en dirección a sus zapatos, los cuales se a quitado. Solo esta en sus calcetines. 

-No, no,...- mi ansiedad olvidada, parece resurgir de nuevo. Pero esta vez es porque no se que decir -solo estaba caminando- ella asiente -Esas ventanas, parecen difíciles de limpiar- ella mira tras de ella, y luego de nuevo a mi.

El teorema de las posibilidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora