CAPITULO 16

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BENJAMÍN

Rara vez siento la necesidad de corregir a mis empleados por sus errores. Los escucho hacer bromas entre ellos, muchas veces de forma ofensiva, y lo dejo pasar. Haya ellos si ese tipo de bromas son las de su agrado. Pero lo de Novalee, lo encuentro demasiado fuera de linea.

Al igual que Novalee, senti impotencia de no poder elevar la voz para hacerles ver lo mal que estaban actuando, al dejar a la pobre chica lidiar con la fotocipadora, cuando esta estaba atacandola como un robot maligno.

Estoy sentado al frente de la mesa de la sala de juntas, cuando mis empleados comienza a entrar de uno en uno. Se sorprenden al ver la expresion de mi rostro, y comienzan a deducir por que los he llamado aqui.

Nadia es la ultima en entrar, y no parece estar contenta y sonriente como siempre lo esta. Tiene la misma expresion de decepción en su rostro, igual a la mia.

-Bueno- comienzo la reunión, dejando caer mi manos sobre la mesa -esta no es una reunión informativa, o para discutir el proyecto- todos los empleados se miran entre si con nerviosismo -este es un llamado de atencion- Nadia recorre la sala con sus ojos, como si estuviera lanzando dardos de ellos -me gusta ser justo y parcial con ustedes, y creo que esta vez sus bromas no fueron de buen gusto- todos miran hacia abajo, no abriendo la boca incluso para respirar. Solo Brenda, una de las empleadas mas conflictivas de la empresa, mantiene su cabeza en alto -creo que el respeto entre todos es importante para tener una buena relacion de trabajo, eso incluye al personal con menos experiencia que ustedes-

-Disculpe señor Lara- habla Brenda -si esto se debe a la nueva chica, no creo que tenga que culparnos a nosotros. Ella me dijo que sabia ocupar la fotocopiadora, fue por eso que le pedi ayuda. Tengo mucho trabajo en mis manos-

He escuchado muchas cosas de Brenda. Es una trabajadora muy astuta e inteligente, pero es demasiado egocentrica, y cuando se le hace ver un error, ella lo toma a mal, porque nunca se equivoca.

Harían un gran equipo con el maestro Dalton. Refunfuñando como niños, cuando la gente intenta hacerles ver sus erros. Ellos son perfectos, los demas, no.

-Brenda, entiendo que tienes mucho trabajo, todos lo tenemos- ella me mira directo a los ojos, sin incluso pestañar -pero Novalee no esta aqui para ser tu asistente- esto hace que ella tense la mandibula, y casi roda sus ojos en mi direccion, pero se contiene - ese fue tu error Brenda- ella desvia su mirada de mis ojos, cruzándose de brazos -y el de los demás fue haberse burlado de ella, cuando lo que ella necesitaba era ayuda- nadie me refuta como lo hizo Brenda, todos asienten con sus cabezas.

-¿Si me permites, Benjamín?- dice Nadia, lenvantado su mano. Asiento con mi cabeza -creo que todos aqui somos adultos, y nadie necesita un regaño como el de las escuelas. Pero creo evidente recalcar, que no todos parecemos ser maduros, a pesar que ya somo adultos- Brenda roda los ojos esta vez -aprendamos hacer humanos, por favor. Todos seguimos aprendiendo en la vida, a pesar que piensen que lo saben todo- sus palabras se dirigen a Brenda, ya que la mira directamente -si no saben de empatia, quiza deban buscarla en Google, y aprender, como Novalee lo esta haciendo de muchas cosas aqui-

La sala se mantiene en silencio, todos con la cabeza baja.

-Regresemos a nuestro trabajo- les haga saber a todos, luego de unos minutos en silencio.

Todos salen en silencio, sin decir una palabra. Solo Brenda con la altaneria que la caracteriza, nos desea las buenas tardes a Nadia y a mi, y se marcha caminado con paso firme.

-Pobre chica- me dice Nadia cuadno estamos solos -si hubiera estado aqui, te juro que no habria tenido filtro en mis palabras- sonrio, solo de imaginarme a Nadia decir groserias. Desde que la conozco, nunca le he escuchado decir una -ella se debio sentir muy mal-

-Es fuerte, Nadia. Aunque si, se sintio muy mal-

El verla tan derrotada, me hizo sentir casi furioso. No era justo que todos se hayan reído a su costa. Ella estaba haciendo su mayor esfuerzo. Yo la miraba en silencio, siempre siendo la ultima en irse de la empresa, como intentaba recordar el nombre de todos los empleados, o el escribir en una libreta todos los terminos financieros que no entedia, de las tablas que redactaba.

Tantas veces senti el impulso de ir a su oficina, para preguntarle si todo estaba llendo bien. Pero preferi mantener la distancia. Aunque debia admitir, mas de una vez estuve tentado.

-Hay algo que debo comentarte- me dice Nadia, mientras juega con el lapiciero en sus manos -acerca de Novalee-

-Dime- entrelazo mis dedos, y los coloco sobre la mesa, como lo haria cunado estoy en una reunión importante.

-He notado que no tomo su hora de almuerzo- arrugo el entrecejo - y cuando me acerco a su escritorio, para recodarle que es hora de almuerzo, ella siempre me dice que no tiene hambre- suspiro con pesar -creo que miente, Benjamin-

-No es solo una suposición, seguro no come- dejo caer mi cabeza al respaldo de la silla -no te he contado la historia que me hizo ofrecerle este trabajo- digo con pesar.

Al contarle la historia, puedo ver como la simpatía que Nadia tenia por Novalee crece, lo que me hace tenerle mucho mas aprecio por ella.

-Pobre chica- asiento -seguro hay algo que podemos hacer-

Nadia y yo nos quedamos en la sala de conferencias una hora mas, ideando un plan, para asegurarnos que Novalee goce de un almuerzo completo y saludable. No solamente ella, si no todos los empleados de esta empresa. Sera un incentivo para ellos, y un benefico para nosotros. Es una situación de ganar- ganar.

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Salgo de mi oficina, cuando ya todos se han marchado.

He crendo una nueva costumbre, que me es dificil dejar de lado, al igual que mis impulsos de mantener todo alineado sobre mi escritorio, o el asegurme que mis informes esten redactados con sus respectivas comas, y signos de puntuación.

Antes de marcharme de la empresa, voy a la oficina de Novalee. No para supervisar su trabajo. Tengo fe ciega en ella, y se que esta haciendo un trabajo excelente. Lo hago porque me gusta leer todos los apuntes que realiza en una pequeña libreta que deja al lado de su computadora. Cada día encuentro algo nuevo. A veces son apuntes de cosas de trabajo, otras son formulas para utilizar en excel, y otras vez solo escribe pensamientos. Pero lo que mas me gusta, es encontrar dibujos. A veces suelen ser abstractos, otras veces son caricaturas, animales o paisajes. Es tan talensosa con la pluma, que todos sus dibujos merecen estar en un museo.

Tomo asienteo en la silla frente a su computadora. Este dia ha escrito varias frase de aliento, en otras, formulas de excel. Y en la ultima pagina que ha utilizado este dia, es algo que me hace fruncir el ceño.

Un par de ojos almendrados y grandes, tan realistas, que me hacen creer que incluso me esta mirando. A sido minuciosa con los detalles de las pupilas, dibujando leves motas pequeñas. Pero lo que me hace quedarme petrificado, es ese pequeño lunar, casi trasparente, bajo el pardado izquierdo.

No suelo verme muy fijamente al aspejo, pero estoy casi cien por ciento seguro, que Novalee ha dibujado mis ojos.

El teorema de las posibilidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora