CAPITULO 12

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Llegamos al hotel una hora antes de la entrada de Novalee. 

Ella me agradeció una vez mas por todo lo había hecho por ella este día, se despidió con una sonrisa en sus labios, y se marcho a los casilleros de los trabajadores. 

Me quede parado un par de segundos, mientras la miraba marcharse, pensando en esas ultimas palabras que dijo.

Camino hasta el ascensor, por primera vez desde que llegue aquí, no sintiéndome mentalmente cansado, mas bien ahora me sentía mentalmente estimulado.

Llegue a mi cuarto, y abrí mi laptop. 

Lo primero que hago es contestar los correos pendientes del trabajo, dos mensajes de papá, y uno de Stephanie. Luego abro un cuadro de Excel, y comienzo hacer números.

Para entender la situación de Novalee, la única forma que yo sabia hacerlo, era a través de números. Así que hice un cuadro, donde detallaba todos los gastos diarios que ella tenia, y otro de los gastos mensuales. Para saber que tanto ganaba en los trabajos que tenia, me bases en estudios realizados por universidades. Casi me caigo de la silla, al darme cuanta el sueldo promedio de una mesera, y luego el de una empleada de limpieza. Incluso sumando los dos, era demasiado poco para cubrir todos los gastos de una canasta básica.

Comencé a generar probabilidades. Si había mas de dos personas ganando un sueldo base en su casa, y se repartían los gastos, eso cubría por los menos los gastos de luz y agua. Pero si Novalee era la única que ganaba dinero en su casa, y a ella le tocaba cubrir todos los gastos, sus dos salarios solo alcanzaban para pagar los gastos básicos, y apenas podía comprar alimentos para la semana. 

Era por eso que quizá estaba desnutrida, no podía alimentarse bien, porque priorizaba los gastos de agua y electricidad. Si existía la probabilidad de que Novalee tuviera un hijo, eso quería decir que todo el dinero restante que le quedaba luego de pagar los gastos básicos, lo invertía en el alimento de su hijo.

-Vaya- dejo caer mi cabeza en el respaldo de la cama -dos trabajos incluso no son suficientes-

Nunca me había detenido a pensar en todos los gastos que realizaba en mi día a día. Nunca miraba los precios en los menús, o si mis trajes de trabajo eran demasiado caros. Compraba lo que me gustaba, comía lo que me gustaba, incluso muchas veces vagaba en mi auto, sin importarme gastar la gasolina. Llenaba el tanque de mi auto cada semana, y no miraba a la factura. Le entregaba mi tarjeta al empleado de la gasolinera, e incluso arrugaba el papel, y lo dejaba a un lado.

 Ahora estaba arrepentido de haberle dicho que estaba bien si perdía un trabajo. Solo ella sabia  a lo que se enfrentaba día con día.

El solo recuerdo de verla en esa cama de hospital, completamente desahuciada, me llenaba de angustia. Ella era joven, estaba llena de vida. No era justo que siendo tan joven, le tocara vivir una situación tan difícil.

Suspire, dejando a un lado mi laptop. Camine hasta la enorme ventana de mi habitación, mirando las luces de los carros, iluminar la ciudad.

No era el tipo de hombre que tomara decesiones a la ligera, tenia que analizarla con precisión. Pros y contras, e incluso realizar un análisis FODA. 

Volví a sentarme en la cama, active de nuevo mi laptop, y esta vez abrí un cuadro Word.

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Una hora después, estaba fuera de mi habitación, con una folder en mis manos, en busca de Novalee. 

Decidí tomar las escaleras, pero no la encontré en ningún piso, lo que me puso en alerta, ya que pensé que quizá había vuelto a desmayarse. 

Subí hasta la azotea, cansado por bajar y subir gradas. Era mi ultima esperanza, antes de correr hasta la recepción, y preguntar por Novalee.

Di un sonoro suspiro, cuando la vi en el área de la piscina, acomodando mesas y sillas, mientras barría.

Ella pudo ver por el rabillo de su ojo que me acercaba, pero no dejo de trabajar.

-Hola- le dije casi en un jadeo. Ella me miro extrañada, al ver que respiraba con cansancio.

-¿Estas haciendo ejercicios  nocturnos?- niego con una sonrisa -¿se le ofrece algo?- vuelvo a negar, alzando el folder hacia ella -¿que?- pregunta ella mirando al folder, como si fuera una biblia negra.

-Quiero ofrecerte una oportunidad laboral- sus ojos denotan desconfianza, y la entiendo -para mi empresa. Hay una vacante, es de archivar documentos- ella toma el folder de mis manos, y lo abre -allí están detalladas todas las responsabilices, y el sueldo base- ella lee detenidamente casa clausula, y cuando llega al final, levanta su mirada con asombro.

-¿Estas bromeado?- su tono es glaciar, y su mirada acosadora.

-Nunca he sido bueno para ello- le admito. Ella no tomo mi comentario con diversión, en su lugar, bufa en descontento -¿de que clausula hablas?- le pregunto con mas seriedad. Ella me muestra el contrato, y señala el sueldo -podemos negociar si crees que es muy poco- ella vuelve abrir sus ojos de par en par. 

Frustrada,  me entrega el folder molesta, y sigue con su trabajo, susurrando algo en lo bajo.

-¿Sucede algo?- pregunto extrañado. 

No se que es lo que la hecho molestarse. Fue condescendiente con cada clausula. No creo haber hecho algo malo.

-Prefiero el trabajo digno- me dice ella. Tengo que seguirla, ya que se mueve de mesa en mesa, acomodando saleros -no se que es lo cree de mi, pero yo no estoy a la venta- 

Me detengo de seguirla, y me quedo estoico. 

Pensé que esta era una buena oportunidad para ella. Y no era como si estuviera inventado un puesto fantasma. Hace mucho tiempo que los empleados habían solicitado que se contratara alguien para archivar datos, ya que eso les quitaba tiempo a ellos, para tareas de su área. 

-¿No entiendo a que te refieres?- le hago saber.

Ella se detiene de acomodar saleros, y se cruza de brazos, mirándome con ojos glaciares.

-Ese salario es demasiado, para alguien que solo va acomodar un montón de papeles. Yo no pienso ser su juguete de diversión. Soy pobre, pero tengo dignidad- deja escapar un suspiro cansado, y sigue con su trabajo.

-No es lo que piensas- le hago saber -yo no estoy pidiendo nada mas a cambio Novalee, no me malinterpretes. Lo que harás es digno- dejo el folder sobre una de las mesas -no era mi intención hacerte sentir mal. Si fue así, lo siento- ella no dice nada -si estas dispuesta aceptar el trabajo que se describe en la hoja, te espero mañana a las ocho- 

Con eso dicho, me marcho de la azotea.



El teorema de las posibilidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora