CAPITULO 17

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Mi corazon late con fuerza, y puedo sentirlo incluso en mi estomago.

Nunca me habia sentido tan nerviosa en mi vida. Es casi como si las paredes de mi garganta se contrayeran, y sintiera ganas de vomitar.

Meneo la cabeza lado a lado, intentando aplacar mis nervios.

He hablando con Benjamin mas de una vez. Esta ocasion no es difernte a las anteriores.

¿Entonces porque los horribles nervios?

-Tu no eres gallina Novalee-

Toco a su puerta, suave, como si quisiera evitar que Benjamin escuche, y asi marcharme, y decir que no soy una gallina, fue Benjamin quien no estaba en su alcoba.

Escucho el crujir de la cama, y luego los pasos de Benjamin.

Abre su puerta, y esta al telefono -claro, mañana-

Mi corazon vuelve a latir erratico contra mi pecho, al ver la enorme sonrisa de Benjamin dibujarse en sus labios.

-Yo...- dejó escapar un suspiro -buenas noches-

-Buenas noches- la sonrisa no se borra de sus labios.

-Yo, quería pedirte un favor Benjamín- el asiente, sin siquiera preguntar que es -bueno...-tomo la USB que traje de la oficina -estoy redactando los informes que Nadia me indicó que debia crear, pero no estoy segura que el formato este bien, o las formulas. Si tienes tiempo, o cuando puedas, ¿podrias revisarlas?- me quedo sin aliento al final de la oracion. Mis manos parecen temblar con la USB, y creo que Benjamin nota lo nerviosa que estoy, lo que me hace ponerme incluso mas nerviosa.

-Claro que si- Benjamin toma la USB de mis manos. Y se que no fue intencional, pero sus largos dedos rozan mi mano, lo que me hace sentir un choque electrico.

-Cuando puedas. No es necesario que sea ahora. Puede ser mañana, o el dia siguiente- Benjamin asiente.

-No te preocupes, voy a revisarlos, tomare nota, y te las hare saber- asiento.

-Gracias-

Con eso ultimo dicho, me marcho con mi carrito de limpieza, sintiendo aun los ojos de Benjamín sobre mi, mientras camino a los ascensores.

                       ....................................

Ha sido una noche tranquila en el hotel. Los cuartos que me han asignado este día, estaban prácticamente intactos, por lo que no me tomo mucho tiempo limpiarlos.

Aun me quedaba una hora y media de trabajo, pero ya que me había quedado sin mas que hacer, había decidió ir a la azotea. El supervisor ya había hecho su ronda diaria, y mis otras compañeras aun seguían con sus cuartos.

Estaba parada al borde de la baranda de la azotea, disfrutando la vista del edificio del frente. La mayoria de los habitantes de los apartamentos, ya estaban dormidos. Solo una persona aun seguia despierta. Podia ver su televison desde aqui, ya que era una enorme plasma. Miraba Orgullo y Prejuicio, una de mis peliculas favoritas de todos los tiempos. No podia escucharla desde aqui, pero sabia los dialogos de memoria, asi que no necesitaba el audio.

Como si mis fosas nasales se expadieran, el dulce aroma que desprendia Benjamin, me llego en el viento, como una oleada.

No me di la vuelta para asegurme que era el.

-Sabia que te econtraria aqui- sus voz llega a mis oidos como una canción.

-Estoy disfrutando de la vista-

Con cada paso que da, mi corazon late, y late y late, y lo que pense eran nervios, son realmente mariposas revolotenado en mi estomoga, desesperadas.

Lo escucho colocar algo sobre una de las mesas de la azotea. Camina hasta estar a mi lado, con sus manos dentro de sus bolsillos.

-¿Es la película del libro?- pregunta con curiosidad.

-¿Nunca has visto orgullo y prejuicio?- el niego con una sonrisa -¿ni por curiosiadad?- vuelve a negar.

-No soy bueno para ver peliculas. Tiendo a dormirme a la mitad, y luego despierto con un horrible dolor en mi cuello. Así que prefiero evitarlas-

Mis ojos se quedan pegados en la pantalla, cuando una de mis partes preferidas de la película sucede. Es la escena en la que Darcy le confieza a Elizabeth que la ama, y esta lo rechaza.

-¿Pero si te desvelas por trabajo?- es una respuesta más que una pregunta, y el lo sabe, por lo que solo sonrie -eso es bueno- digo con un suspiro -vives mas en la relidad, que en la fantasia- mis ojos vuelven a la pantalla, donde Darcy se aleja de Elizabeth, luego de ser rechazado -¿hay algo en lo que pueda ayudarte?-

Esto lo hace reír tan sonoramente, lo que me hace contagiarme de ella.

-¿Que es divertido?-

-Siempre haces la misma pregunta-

-Porque es mi trabajo- le hago saber. Su sonrisa subsiste, y es remplazada por un suspiro -no tienes porque sentirte mal por mi- regresó mi vista al frente, mirando el panorama -tengo esta vista, a veces encuentro tesoros invaluables en los cuartos de los huéspedes que se han marchado, hay televisión por cable, y no debería admitírtelo a ti, pero muchas veces he visto películas geniales- dejo escapar el aliento, que se convierte en una nube frente a mi -a veces imagino que los pasillos solitarios, son pasarelas, o pistas de baile. A veces pretendo que este es mi hogar, y todos los huéspedes son inquilinos, cada uno con una historia diferente- sonrío apenada, recordando que no estoy fantaseando sola, qué hay un par de ojos atentos, que me miran con atención -es la noche- digo entre risas -me convierte en una poeta- otra nube de mi aliento se dibuja frente a mi -es por eso mejor vivir en tu mundo- lo noto sonreír a mi lado, desvía su mirada de mi rostro, mirando al frente -vivir de ilusiones, es desperdiciar tu tiempo, es mejor aceptar la realidad, y dejar de intentar pensar que estas dentro de una película-

El viento de la noche ruge tras el silencio que nos invade. Es casi media noche, y la ciudad duerme. Los búhos nocturnos son pocos. Solo la dueña del apartamento que mira Orgullo y Prejuicio, Benjamín y yo.

-Es difícil para mi mezclarme con los demás- mi ojos están en la película, pero mi atención la tiene Benjamin, como siempre sucede cuando él me habla -yo solo hablo de números, y cuando la gente deja de hacerlo, y cambia de tema, me siento fuera de lugar. Me quedo callado, y las personas tiene la impresión que sus conversación me desagradan, pero no es así- Benjamín apoya sus brazos sobre el borde del muro de la azotea -es solo que, no entiendo la vida fuera de los números- mis ojos lo buscan, sin siquiera darme cuenta.
Las mariposas regresan a revolotear con fuerza dentro se mi estomago, casi impulsándome hacia Benjamín. Pero hay límites entre ambos, barreras que no podemos traspasar. Y no hablo de la diferencia de edad. Cuando veo a Benjamín, no veo a un hombre de treinta años, veo a un ser humano, igual de desconcertado de la vida que yo.

-Mi mundo, es blanco y negro- sigue sin mirarme. Yo no puedo apartar mi mirada de él. Con cada pieza nueva de información que me da sobre el, siento que gano una recompensa -la realidad es aburrida. Yo soy un hombre aburrido-

-Quizá no has encontrado a la persona que te complemente-

Y con eso dicho, sus ojos se desvían del frente, y me miran.

Es difícil saber que es lo qué pasa por su mente. Pero sin decir palabras, me hace sentir ruidosa, casi como si le dijera a gritos que para mi él es perfecto.

Él es el primero en romper el contacto visual. Me quedo mirando a su espacio vacío, cuando se mueve de mi línea de visión.

-Revise tus cuadros. Hice varias anotaciones, me gustaría discutirlas contigo-

Le doy un último vistazo a la película, en el momento exacto en que Elizabeth se encuentra de nuevo con Darcy en su casa, y luego decido regresar a la realidad.

El teorema de las posibilidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora