04; confusas emociones.

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olivia.mkn vía Instagram's story.

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Mateo.

Dejé caer mí cabeza sobre la cabecera de la cama de Taiel y suspiré.

—No entiendo, en serio.

—Tranquilizate, boludo, ella no es de andar tanto con el celular encima. —me "'calmó" mi amigo, mientras pasaba su lengua por el borde del papelillo del porro para cerrarlo.

—Pero sé que alguna cagada me mandé, gato, no me contestó un puto mensaje después de tu cumpleaños. —planteé, sintiendo que mi cabeza en cualquier momento expotaría—Para vos debe ser una pelotudez, pero a mí posta me duele arreglarme por fin con ella para mandarlo a la mierda en un día. —bufé, y Taiel clavó su mirada en mí, como si ya no me soportara.

—Olivia es así, Mateo, empezá a acostumbrarte; vuelve dos días y desaparece diez.

Prendió el porro, y le dio una larga pitada para disfrutarlo, mientras a mí la situación me estaba comiendo la cabeza como si fuese una puta tortura.

Suspiré.

—Sé que no sería así conmigo por nada.

—¿Y si le mandas al Lauta? La conoce más que vos y yo juntos. —planeó, pasándome el porro.

Chisté mi lengua enojado, y lo acepté dedicándole mi peor mirada.

—Nadie la conoce mejor que yo, ¿Qué mierda decís? —solté, quizá algo celoso.

Taiel soltó una carcajada, y mientras me llevaba el porro a la boca sacaba de mi bolsillo el celular para hacer caso a su propuesta. Al fin y al cabo, él podía saber que le pasaba a Olivia conmigo.

Entré al chat de Lautaro, y me apuré al verlo en línea.

[23/06 18:45] mateo: que onda turro necesito hablar una cosa con vos.

—Subió historia. —informó mi mejor amigo mientras yo esperaba impaciente en el chat de Lautaro.

Enseguida desvié mi mirada al celular de mi compañero, y mordí mi labio inferior al ver lo que mostraba su pantalla.

Era una foto de Olivia, haciéndole canje a alguna marca de ropa interior, con una bikini azul que lucía perfecto. Con el cuerpazo que tiene no me sorprendía demasiado que se la dé de modelo.

—La baba, amigo, no seas wachin. —me jodió, corriéndome el celular, como si me hubiese gustado de más aquella foto. Yo chisté mi lengua, y le di un pequeño golpe en le nuca.

—¿Qué decís, bobo?

Bajé nuevamente la vista a la pantalla de mi celular apenas se iluminó la pantalla, y por fin comenzó la conversación en cuanto él respondió.

serendipia; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora