20; quien come callado, come dos veces.

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Mateo.

Ya llevábamos más de 2 horas de viaje y a mí ya se me estaba haciendo eterno con la imagen de Olivia durmiendo en el pecho de Ignacio.

¿Quién mierda me había mandado a mí a meterme en un viaje donde ni siquiera ella quería que esté? Si le confesaba que los pibes me contaron el plan que tuvo y que ellos fueron los principales en convencerme para que me sume con tal de acercarme más a ella, se caía de orto.

Ahora me arrepiento como nunca de haberles hecho caso.

—¿Nunca una carita de alegría vos, no? —me jodió Lautaro, sentado en el asiento de adelante junto a Isaías, quien dormía como si estuviese en su cama.

—¿Qué soy, un payaso? —rodé mis ojos, sin mucho humor.

—A mí tampoco me cabe mucho que haya traído al Ecko, pero bueno. —se encogió de hombros, yo suspiré—Agradecé que no dijo nada al verte subiéndote a la camioneta. Es un avance.

—Porque le di a entender que los iba a dejar en paz. Por eso. —contesté, malhumorado, odiándome a mi mismo por aquella estupidez que le solté a Ignacio en el chino.

Lautaro, abrió sus ojos con sorpresa.

—¿O sea que...?

—No, bobo. Yo de este viaje me voy a ir del anillo con Olivia, y me chupa un huevo que esté el otro cornudo.

Lautaro rodó los ojos, como si hubiese dicho un disparate.

—Pasa que vos reaccionas un poco tarde. Venís a ponerte los pantalones cuando ella está bien con Ignacio. —planteó, y cuando intenté mirarlo mal noté que ya nos estaba armando un porro para relajar un poco. Lo perdoné.

—¿Está con él?¿Ya son novios? —indagué, él se encogió de hombros.

—No estoy hablando casi nada con ella últimamente, no estoy muy actualizado, por eso tampoco estoy muy de acuerdo con que él haya venido. —suspiró. Yo asentí con mi cabeza, mirando hacia la ventana.—Pensé que el viaje nos iba a unir un poco más, por eso también quisimos que vengas. Pero con Nacho acá ella va a seguir atrás de él como viene haciendo siempre.

—Si ustedes me ayudan y se ponen la diez...

—Sí, amigo. De una. —me interrumpió, sin ni siquiera dejarme terminar, dándole mecha al porro. Yo sonreí como niño, y mordí mi labio inferior al verla removerse en su lugar.

La vida es una.

Me levanté de mi asiento sin pensarla dos veces, y no dudé un segundo en acercarme a su lugar mientras Lautaro me miraba orgulloso.

Moví apenas el hombro de Olivia para no despertarle al noviecito, y no voy a negar que las manos me transpiraron un poco en cuanto ella se removió un poco en su lugar y abrió apenas sus ojos para mirarme.

No dije nada, solamente la tomé de la mano y le incité a que se levante para seguirme. Ella aún no estaba del todo despierta, por eso supongo que lo hizo sin problema mientras bostezaba con sueño, aunque procurando en todo momento no despertar a su compañero.

Ver su carita de dormida con algunos mechones rebeldes de su cabello despeinado en su rostro, me daban ganas de besarla hasta que el oxígeno se me termine. Y ni hablar de la ternura extrema que me daba verla seguirme con cansancio sin entender mucho que planes tenía con ella.

La guié hacia el fondo del vehículo, donde la luz no llegaba y una cortina dividía el sector de los demás asientos. Hice que se siente junto a mí, y ella por fin reaccionó en cuanto terminó de despabilarse.

serendipia; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora