23; altas temperaturas.

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Mateo.

Estuve más de 3 horas poniendo en condiciones la habitación donde duermo entre pintura y lija para que puedan llegar los compradores a verla en el mejor estado posible. El cuerpo entero lo sentía cansado y ni hablar del dolor de cintura que tenía.

Apenas concluí con mi trabajo lo primero que hice fue comprarme una lata de cerveza bien fría e irme a despejarme un rato a la playa. Mis huesos me lo pedían a gritos y además, Olivia llevaba horas desde temprano encerrada en la misma habitación que Nacho y no tenía muchas ganas de encontrarme ninguna escena melosa para cuando salgan. Bastante saturado estaba con ese temita.

Desde que vio esa foto en mi galería ni siquiera soporta estar en el mismo espacio que yo. No me mira, no me habla, ni siquiera me dirige la palabra.
Intenté explicarle mil veces lo que realmente pasó para que no piense cualquier cosa de mí, pero ya me había cansado de intentarlo todo si ella no tenía ninguna intensión en escucharme.

Le di un largo sorbo a la lata y crucé mis brazos alrededor de mis piernas mientras las abrazaba contra mi pecho. Por alguna razón oír el ruido de las olas chocando entre sí me daban la paz que necesitaba, entonces de repente todos los quilombos se me borraron al menos por un par de minutos.

Llevando una vida con tanta adrenalina y tan poco tiempo de ocio, es casi imposible tener la posibilidad de relajarme así, por eso me cuesta tanto frenar 10 minutos sin tener que ponerme a pensar en mis proyectos y todo lo que tengo que hacer por delante. El disco todavía no había visto la luz del sol y tenerlo tanto tiempo demorado me estaba volviendo loco.

Con una vista tan relajante y tanta paz mental, solo me faltaba la compañía de Olivia para hacer cartón lleno.

La notificación de un nuevo mensaje me distrajo un poco de la hermosísima vista que tenía frente a mis ojos, y fruncí el ceño al leer el mensaje enviado por Isaías al grupo apenas encendí la pantalla.

[19/06 16:44] isabel: hoy a la nochecita hay jodita de despedida en la casa, no sabemos si mañana la van a venir a comprar así que hay que adelantarnossss.

[19/06 16:45] isabel: mateo vení ya que hay q juntar plata para el escabio y organizarnos con las personas que vamos a invitar.

Rodé mis ojos con pocos ánimos de lo planeado, y tiré la lata de cerveza a cualquier lado con malhumor al notar lo poco que me había durado la relajación.

—Flaco, tenes un tacho a medio metro. —se quejó una voz femenina a mis espaldas y yo fruncí el ceño mientras por fin me levantaba de mi lugar.

Al hacerlo me encontré con una pendeja de no más de 17 años, agarrando la misma lata que había tirado en medio de la playa para fulminarme con la mirada.

Suspiré.

—Ya sé, la iba a tirar pero...—contesté, pero me frené al darme cuenta de lo que estaba sucediendo; le estaba dando una explicación innecesaria a alguien que ni siquiera conocía, y que encima se daba el tupé de hablarme mal. Entonces me ahorré las palabras.

—Cada vez vienen más gronchos los raperitos. —escupió entre dientes para seguir su camino, concentrada en el celular. Y aunque poco moduló, no pude evitar oírla sin indignarme. Peor todavía si lo hizo a espaldas mío.

—¿Qué mierda te pasa, flaca?¿Por qué no me lo decís en la cara? —espeté, con poco humor, marcando el ceño. Ella se dio media vuelta con una irónica sonrisa, y me rebajó con la mirada.

—Lo que escuchaste, truenito. —sonrió a labios unidos, a muy escasos centímetros de mi rostro. No sé en que momento se acercó tanto, pero mis ojos no pudieron resistirse a bajar a su boca.

serendipia; trueno.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora