Mateo.
—¿Qué onda vos con esa carita? —preguntó Taiel en una situación no muy cómoda para conversar...
—Estoy meando, flaco, ¿Qué cara querés que ponga? —cuestioné, malhumorado, mientras evitaba girar mi mirada. Estábamos meando uno al lado del otro, y aunque a veces era divertido hablar con total confianza en situaciones así, ahora no era una buena oportunidad.
—Hablo de la cara de orto que tenés, pelotudo. —aclaró. Ahora yo me lavaba las manos mientras miraba mi aspecto a través del espejo. Por ahora me mantenía intacto, hasta que el vodka me deje demacrado.
—Un tincho de mierda lleva 20 minutos relojeando a Olivia, le voy a romper la boca. —refunfuñé, secándome al aire las manos, haciéndolo reír a mi amigo por el comentario.
—Ah, así que por fin se están poniendo las pilas...—asumió, yo rodé los ojos.
—No me banco que se le tiren, lo sabes.
—Si vas a marcar territorio hacete cargo de lo que te pasa, entonces, turro. No seas cagón. —aconsejó mi amigo, y yo chisté mi lengua ofendido por haberme llamado de tal manera.
Abandonamos aquel baño pasando por el tumulto de gente, entre distintos olores inundando mis fosas nasales, hasta que por fin llegamos a la rondita del VIP donde se ubicaban los demás. En el centro un balde con un Federico Alvear y varias latas de Speed, y alrededor los pibes con una mina cada uno encarando como unos campeones. No pierden tiempo.
A distancia pude ver a Olivia en una situación parecida y la cara me cambió. A la primera me hubiese calentado y ya me estaría poniendo bastante del orto creyendo que era su presa de la noche, pero por sus gestos podía reconocer que no se encontraba del todo cómoda, y esto me tocaba bastante las pelotas.
—¿Y ese random? —preguntó de mala manera Taiel, yo bufé.
Sintiendo comenzar a notarse la venita de mi cuello me acerqué a ambos con el único objetivo de alejarme a ese pelotudo, sin mediar palabras con nadie. Ella al verme llegar se relajó un poco, y por fin dejó de rascar sus brazos con tanta incomodidad.
—¿Todo bien por acá? —pregunté, tomando de la cintura a mi amiga. Me apoyé sobre la baranda del VIP, y abriendo apenas mis piernas permití que su cuerpo se introduzca entre ellas para que se acomode.
—Todo bien, pa. Estamos hablando, ¿Te podés ir? —habló el rubio. Y ya con el perfumito que largaba me gritaba chetaje.
Yo solté una irónica risa por la nariz, y mojé mi labio inferior.
—Estoy con él, no hace falta que se vaya. —aclaró ella antes de permitirme saltarle a la yugular, y el cheto de re mierda ese me rebajó al instante con la mirada.
—Andate, pa, ¿Cuántas veces hay que repetirte las cosas? —escupí con bronca al notar que seguía mirándonos como pelotudo, y la mirada de Olivia perforó la mía.
—Mateo. —me retó entre dientes, yo rodé los ojos—Que intenso, Dios. —se quejó, cuando por fin se fue, tragándose las ganas de cagarme a puteadas que tenía. Yo también me había quedado con las ganas.
—Hace rato te viene fichando. Lo cruzo en la salida y lo hago pollo. —protesté en cuanto ella se dio la vuelta para quedar frente a mí, y mis manos no tardaron en acomodarse sobre su culo.
—¿A quién vas a hacer pollo vos? —arqueó su ceja, sin mucho humor. Odia esa partecita de mí que quiere irse a las manos con cualquiera.
—A vos. ¿Algún problema? —contesté, a escasos centímetros de sus labios, sin dejar de mirarlos. Ella mordió su labio inferior, y musitó un "qué hambre" como si no me creyera.
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serendipia; trueno.
Fiksi PenggemarDonde Mateo regresa a sus raíces y planea recuperar su vínculo con su mejor amiga, pero el final no termina siendo como él lo planeaba...