Cortar Mis Alas

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La respiración se corta en su garganta deteniendo todo por un segundo. 

Los ojos curiosos de Luna tratan de buscar la respuesta en su expresión sintiendo que a lo mejor ha ido demasiado lejos esta vez. Apenas ha hablado con él, y le suelta esa pregunta sin ningún tipo de miramientos.

Darius debía rechazarla. ¿Ahora cómo iba a hacerlo?

La voz no le sale. Solo puede asentir despacio, temiendo la reacción de la chica.

- ¿Sara te lo contó?

- ¿Cómo sé que eres tú verd... verdaderamente? ¿Cómo... Cómo sabes que no te has equivocado?

Una sonrisa ladina aparece en el rostro del serio Alpha. Por primera vez desde que llegó a esta manada, sin saberlo, ve en él otro gesto distinto a la frialdad y se siente mejor de lo que debería por que le muestre esa sonrisa solo a ella.

De nuevo Darius se acerca, despacio, sin prisa. Las llamas de la chimenea es lo único que ilumina sus fracciones, creando sombras peligrosas. Sin embargo, esta vez no se aleja, no puede cuando aquellos ojos brillan en ese color ámbar tan característico de su lobo.

Luna espera, tratando de fingir tranquilidad cuando la respiración comienza a fallarle. Agradece estar sentada, porque está segura de que sus piernas le fallarían como gelatina. El efecto de cuando aquel hombre está cerca.

Tan cerca que puede sentir su aliento contra su cuello. Tan caliente que sus manos tiemblan, pero, contrario a la ocasión anterior, es por la necesidad de tocarlo. De saber si aquella corta barba de dos días pinchará como parece o si, por el contrario, su morena piel será suave y cálida.

- Lo sé porque huelo constantemente ese delicioso aroma a menta y limón. Y sé que tú también lo sientes.

Darius se arrodilla a su lado, susurrando y creando aquella coqueta y intima conversación que le acelera el corazón. Sus ojos se detienen unos segundos en sus labios. A ella también le ocurre, sin poder evitarlo descure un deseo que no sabía que existía en ella.

- Lo sé porque siento como tu piel se eriza cuando me acerco, tan cerca... - Los dedos del Alpha viajan hacia su mejilla. La rozan como la noche anterior, apartando un mechón rebelde de su rostro.- Porque a mí también me ocurre.

¿Como hacerla comprender? ¿Como explicarle lo que verdaderamente es capaz de hacerle a él aquella pequeña mujer? No lo piensa cuando guía con cuidado la mano de su mate, despacio, para no asustarla, hacia su corazón.

Luna abre los ojos sorprendida al notar como aquel corazón, de ese hombre frío y apuesto, late al mismo ritmo que el suyo. Acompasados.

Darius observa los labios carnosos de su pareja destinada de nuevo. Pensando en lo sencillo que sería todo si aquellos cazadores no...

- ¿Y qué... qué hacemos?- La pregunta suena rota, susurrada como un verdadero secreto.

"Que hacemos." Si tan solo él lo supiera. Por primera vez en la vida no hay ninguna técnica de guerra, estrategia, pacto político o transacción que solucione esto.

Su plan inicial, definitivamente, se ha ido a la mierda. No puede rechazarla. Su cabeza da vueltas tratando de buscar la bendita solución.

Maldice su mala suerte por haber aparecido su Luna a la vez que la congregación de los altos cargos.

Los Alphas no pueden saber de ella. No está preparada para ser Luna de la manada, no hasta que no sane las viejas heridas, y la forzarán a tomar su puesto si lo descubren. 

Con todo lo que ha pasado, no puede ponerle más carga sobre los hombros añadiendo además un cargo político como este. ¿Pero cómo mantenerla oculta? ¿Como evitarlo?

Si, AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora