La Fiesta

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- ¿Una fiesta?

- Si.- Asiente Sara entrando del todo en la habitación y dejando tres cajas sobre la cama.- Un éxito así hay que celebrarlo y es costumbre los bailes oficiales en la mansión del Alpha. Han venido los Alphas de todas las manadas y sus Lunas además de muchos más invitados.

Luna pone una mueca disconforme mientras cierra tras de ella. Sin poder apartar la mirada de los pesados paquetes que ha traído.

- Suena aburrido y borucrático.

Sara asiente admitiendo que en cierta forma ella tiene razón. No ha asistido a muchas. Su papel como Omega a penas le deja tiempo fuera del trabajao, sobre todo cuando las fiestas son en MoonWild y debe organizarlo todo.

- Muchos aprovechan para hacer tratos y hablar de trabajo.- Confiesa encogiendose de hombros.- Pero será tu primera fiesta. Deberías estar más emocionada. 

La sonrisa de la rubia se le contagia. Tiene razón. Debería disfrutar de cosas que antes no ha podido, tan banales como una fiesta de traje largo.

Estar tan absorta en los problemas le ha dejado poco tiempo para disfrutar de su libertad. Ambas se merecen un descanso de todos los problemas y tan solo disfrutar como dos jóvenes que ríen y comen en una celebración fingiendo que mañana todo estará igual de bien.

Los cazadores han desaparecido. Ella está a salvo.

 - Está bien.- Ríe con energías renovadas.- ¿Qué llevas ahí?

- Un paquete de parte de tu amado Alpha.

Con cuidado Luna comienza a desempacar la caja que Sara le da. No tarda en descubrir su hermosos contenido. Es un vestido en tonos pastel con pequeños detalles de bordado en oro, largo hasta los pies y con un escote que, aunque insinuante, no es revelador de forma obscena si no coqueta.

- ¡Es precioso!

Sin esperar más se adentra al baño donde pretende cambiarse. Se mira en el espejo unos minutos después, ya con él puesto. Su reflejo parece el de una mujer feliz y eso le llena el corazón. 

Darius le conoce demasiado porque, aunque él ama sus cicatrices, a elegido uno que las cubre alejando las preguntas de los chismosos y criticones.

Siempre le hace sentir cómoda, incluso con detalles tan tontos como estos.

Sonriendo un poco más sale del baño dando vueltas para mostrar el movimiento de la brillante tela a su amiga.

- Te queda como un guante. Serás la envidia de todas las Lunas.

Solo entonces la castaña recae en que la Omega también se ha cambiado. El vestido de ella es contrario al suyo. 

A pesar de que es largo también, es ajustado acentuando sus anchas formas. El color verde hace que su cabello destaque y, a pesar de que no tiene escote, la espalda al aire le da ese toque especial que te deja con la boca abierta.

- Tu si que vas a ser la envidia de todas.- Le piropea de la misma forma Luna siendo sincera.

Sara tan solo hace un gesto de indifrencia como si no le importase a la vez que se coloca los altos tacónes.

- ¿Crees que podré hacerlo?

Su antiguo miedo a las multitudes hace acto de presencia durante unos segundos, obligando a la rubia fruncir el ceño como respuesta. A pesar de que le gustaría ser una joven cualquiera, sabe que jamás lo será del todo. ¿Podrá fingirlo una noche?

- Ya verás. Nadie a muerto en una fiesta aburrida.- Le asegura Sara con un pequeño abrazo.- Pero antes, vamos a hacerte un hermoso peinado.

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El rostro de Darius se ilumina cuando ve a su mate llegar hasta él. El vestido le queda más espectacular que lo que había imaginado. Sus manos no podían mantenerse alejadas de su Luna, y se declaraba culpable de dejar pequeños besos en su cuello, sobre la marca, a sabiendas de que le vuelve loca que lo haga.

Cuando entran en el salón, ya la mayoría están disfrutando de la comida y la música. En el centro del hermoso salón una lampara de cristal colgada del techo y la gente bailando a su alrededor de forma sincronizada.

Cuando ambos hacen acto de presencia, como por arte de magia, la gente se gira a mirarlos haciendo a Luna bajar la mirada incómoda. Sin embargo, pronto dejan de ser el centro de atención, cuando Darius les envía una de sus miradas, a la vez que posa su mano en su espalda baja para guiarla por el salón.

El tiempo pasó volando, y ya era entrada la noche. La castaña debía admitir que no era tan aburrido como parecía, a pesar de que los tacones comienzan a dolerle y que está agotada de sonreir a desconocidos.

- Alpha, Luna.- Saluda formalmente con una pequeña reverencia que ambos devuelven.- Bonita fiesta.

- Leonard.- Sonríe Luna por ver al fin a alguien conocido.

El susodicho sonrie a la Luna solo para molestar a su pareja. Su pelo largo está suelto en vez de en su característico moño. Su traje es elegante para la ocasión, aunque la corbata está un poco desajustada. 

Solo entonces, la pareja se da cuenta de los ojos brillosos del Alpha y de la copa casi vacía en su mano.

- ¿Estás borracho?- Interrumpe Darius molesto.

- Es una fiesta. Debo estarlo. Sobre todo si la Luna del Alpha Roger va a seguir dandome el sermón de su receta de mermelada.

Luna no puede evitar una pequeña risa y Darius frunce el ceño.

- ¿Donde está tu Luna?- Pregunta la mujer inocentemente. 

El hombre de pelo largo intercambia su copa ya vacía por otra del camarero que pasa antes de contestar. Un incomodo silencio se crea y la castaña no necesita una respuesta para adivinarla.

- No tengo Luna.- Sonrie de lado de forma falsa pero entretenida.- Aún.- Aclara con un gesto rápido.

Luna abre los ojos con vergüenza por haber metido la pata.

- La encontrarás.

Leonard ríe con ironía mirando de arriba a abajo a la pareja. Se detiene en el rostro hermosos de Luna, avergonzada por haber sacado el tema, y la seriedad típica del Alpha que le mira con obvia advertencia.

- Bueno. Al parecer tener una trae muchos problemas.- Dice haciendo una evidente alusión a lo pasado entre ellos.- Puede que se viva más tranquilo sin ella.

Luna hace una mueca tratando de forzar una sonrisa. Un nudo en su garganta no le deja preguntar nada más. Cuando Darius nota su incomodidas decide sacar otro tema de conversación al Alpha.

Hablan de negocios y de otras cosas de manadas. Sin embargo, Luna ya no escucha, como si su energía social se hubiese apagado de golpe. Los tacones le hacen más daño, los hombros le pesan y siente que en cualquier momento va a volver el dolor de cabeza.

- Perdona. Si me disculpais.- Interrumpe Luna haciendo que los dos hombres giren a verla.- Voy a ir al baño a retocarme el maquillaje.

Y aunque el pelinegro sabe que es una tonta excusa, deja que se marche después de darle un beso en la frente, y decidiendo ocuparse del Alpha borracho.

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Hola hola!

Vengo a avisaros de que este es el inicio del final. 

Los proximos capítulos os prometo que os tendrán en tensión permanentemente. 

Quedan más o menos diez capítulos para el final... Y tengo muchas sorpresas bajo la manga aún ;)

Si, AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora