Luka observa la fiesta con aire pensativo. A pesar de que todos festejan, algo no le encaja. Piensa en donde podría estar ese tal Alan. ¿Dónde se esconde un cazador si no es con sus hombres?
Ninguno de los rastreadores que Darius envió había encontrado nada. Y eso era lo más extraño. Los hombres lobo siempre encuentran algún rastro, algún olor. Pero nada. Supone que tiene que ver con lo que sea que utilizó para colarse en la habitación de sus líderes.
En realidad, si era sincero con él mismo, la única razón por la que le daba tantas vueltas era porque estar centrado en el trabajo evitaba que pensara en lo verdaderamente importante.
La fiesta significaba el fin de una jornada intensa en la oficina. Y eso conlleva, para su desgracia, un par de días de vacaciones. Y, para él, dos días de pensar en ella.
¿En qué momento se confundieron tanto?
Sabe cómo la trata. Sabe que fue un cobarde cuando huyó de aquella habitación en el celo, que lo fue cuando no se despidió de ella, sabiendo que tal vez nunca volvería de aquella lucha.
Desde año y medio, lo único que ha hecho ha sido convertirse en un idiota, pero los sentimientos se arremolinan en su pecho como si fuesen una tormenta. Y a él no le gustan los rayos, y teme a los truenos.
Tan metido está en sus pensamientos que no siente a su Alpha hasta que ya está delante de él, con su porte elegante, mirándole con una ceja alzada.
- ¿Qué te tiene así de pensativo? Con lo mucho que te gusta a ti las fiestas.
- Ya no.- Es lo único que dice encogiéndose de hombros.- No puedo evitar pensar que algo se nos escapa.
- Si... Yo también.- Confiesa Darius mirando a la misma dirección que él.- Pero ahora mismo me preocupas más tu.
- ¿Yo?
Algo en la mirada de su amigo hace que se sienta juzgado incluso antes de que hable suelte la pregunta, que igualmente no se hace esperar.
- ¿Qué estás haciendo, Luka?- Le reprocha sin querer andarse por las ramas.
Luka suspira enfadado y se cruza de brazos a la defensiva sabiendo a que se refiere de inmediato.
- Por favor, lo que menos necesito es que me sermonees.- Se queja con el ceño fruncido.- No sé qué quieres que haga.
El Beta bebe su copa de un solo trago tratando de olvidar el gran problema en el que se ha convertido su vida.
- Que te pongas los pantalones y tomes la decisión que has estado evitando tanto tiempo. Ella se lo merece, Luka.
Tan solo bufa ante el reproche, aunque sabe que tiene razón. Luka ve a lo lejos a aquella mujer. Su vestido verde moldea su cuerpo de forma exquisita. Sus anchas caderas y su cara redonda de mejillas permanentemente sonrojadas.
Juega con la copa en su mano mientras habla con Luna y, aunque no lo demuestre, puede sentir su preocupación desde allí. Sea de lo que sea que estén hablando, es algo serio. Entonces se gira en su dirección, y sus miradas chocan haciendo su corazón latir más rápido.
Darius tiene razón en algo. No puede retrasarlo más. ¿Verdad?
Cuando Sara comienza a dar pasos hacia él, el pelinegro desaparece después de darle un par de palmaditas de apoyo en la espalda. Un terror frío le recorre cuando ve aquel rostro dulce dirigirse con determinación a él. Solo a él.
Había intentado no fantasear con cosas viéndola desde lejos durante la fiesta como un pervertido acosador, pero ahora, tan cerca, no puede evitar recordar lo pasado en aquel celo.
- Luka, tengo que hablar contigo.- Sara es directa, armándose de valor nada más llegar a él.
- Ahora no, Sara.- Responde inmediatamente tratando de ganar tiempo, entrándole de golpe esa extraña sensación de cuando está cerca de ella.
- Es urgente.- Insiste tocando su brazo.
El contacto manda un escalofrío a ambos y hace que Luka se detenga de golpe sin otra opción.
- Por favor...- Le ruega persistiendo con un pequeño puchero.
Ahora sí que no puede negarse. A pesar de que intente ignorarla no deja de ser su mate. No puede quitársela de la cabeza, y no puede negarle nada.
- Tienes razón.- Asiente suspirando dándose por vencido.- Es mejor que terminemos con esto. ¿Qué es esto de lo que me quieres hablar?
- Yo... Se que estos dos años esto no ha estado funcionando... Que metí la pata y que... Tú la has metido también.
Luka gruñe sabiendo que tiene razón. Casi como invocándole, todos los recuerdos en lo que ambos cometieron errores pasan como flashes por su mente. Una eterna película de drama que solo terminará en tragedia.
Ella ya le hizo daño una vez, y lo se lo había cobrado de la peor forma.
- Pero lo importante es que... Si no arreglamos esto, podría estar afectándonos. Y no solo a nosotros, si no a terceros.- Trata de hacerse entender moviendo con nerviosismo de forma exagerada sus manos.
El corazón empuja su pecho por el nerviosismo. ¿Cómo decírselo? El simple hecho de sentir sus ojos en ella hace que se le olvide todo lo que piensa, mandando su parte racional a dormir. Su mano toca de nuevo su estómago infundiéndose el valor para hacerlo, pero cuando va a hablar Luka le interrumpe.
- Tienes razón. No ha funcionado todo este tiempo. ¿Por qué iría a funcionar ahora?
- Porque...- Intenta explicarle la Omega aún nerviosa.
- Te he estado fallando. Nos hemos estado fallando los dos.- A pesar de que intenta ser serio y tajante al respecto, la mirada de su mate le entristece y quema como un dolor propio.- Se supone que la Diosa Luna no se equivoca, pero mereces alguien que esté seguro. Y yo igual. Tal vez tengamos uno segunda oportunidad.
- ¿Que estás diciendo?- La voz de Sara tiembla, sonando como un susurro lastimero.
- Debemos rechazarnos, Sara.
Por primera vez la mira a los ojos, lo cual solo confirma a la Omega su determinación en ello. Una determinación que le parte el corazón aún más de lo que ya estaba.
Se convierte en miles de trocitos que no se podrán recomponer nunca. No se puede cuando te lo parte el que se supone que es tu pareja destinada.
- ¿¡Qué!?
La idea le aterra, y no porque romper el lazo entre dos hombres lobos es el peor dolor al que uno se puede enfrentar, si no por el bebé. Romper el lazo con ella supone romper el lazo también con el niño. Es tan solo un feto, y él no podría soportarlo. Moriría.
El miedo se refleja en su rostro porque Luka debe dar un paso hacia ella al ver como se desestabiliza, agarrándola de la cintura.
- ¿Estás bien?
- ¡Claro que no estoy bien!- La voz de Sara se rompe ahogándose con su propia respiración entrecortada.- ¡No puedes hacernos esto!
-¿Pero de qué...? ¿De qué hablas?- Frunce el ceño confundido Luka.
Es ahora. Es ahora o nunca porque sabe que lo que él responda, lo que ella le diga, será un punto final para otra historia. Una que podría acabar como la Diosa Luna siempre quiso. O que podría romper dos corazones para siempre.
Pero justo cuando va a soltar la bomba, un estruendo interrumpe el lugar y el caos se desata. Entonces el embarazo pasa a ser el menor de sus problemas.
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Si, Alpha
Werewolf¿Qué puedes esperar de la vida cuando no sabes nada de ella? Cuando aquella loba llegó a su territorio fue en las peores condiciones posibles. Aún así, comprendió que pondría su mundo patas arriba. A él, el Alpha al que nadie y nada podía parar. ¿Po...