Revela Mi Secreto

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- ¡Levántate!- El grito retumbó en su cabeza como si acabase de levantarse con una terrible resaca.

Menos porque la castaña no sabía lo que es una resaca, y no es el alcohol lo que le costó aquel mareo si no aquellos medicamentos. el día anterior ¿Qué le habrían administrado esta vez? A penas recordaba lo que le ocurrió en aquel laboratorio.

- Creo que no responde. No sé si está consciente.- Aclaró uno de aquellos guardias vestidos de negros.

Ambos se metieron en la celda, acorralando a la pequeña muchacha que se hizo una bola en el suelo, tratando de superar ese mareo que le quería hacer vomitar. Ya no le quedaban lágrimas, pero ni siquiera recordaba cuando las había gastado todas.

- Créeme, no me importa. No tengo tiempo para encargarme de otro perro debilucho.- Refunfuñó el mayor de ellos.- ¡Venga! ¡Que te levantes!

La loba cerró más fuertemente los ojos por cada patada que aquel hombre le propinaba. Eso no mejoraba nada su estado. Solo aumentaba sus ganas de devolver el pan duro de la cena.

- Déjala.

Una tercera voz interrumpió a los dos hombres que tan solo dieron un paso atrás como resortes, obedientes.

- Esa loba es mía.

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Ahora, después de aquella amenaza, se siente mucho menos en control de sí misma. El terror de que su pasado le espere tras cada esquina le hace avanzar por la casa como si fuese un fantasma merodeando la mansión.

Darius le prometió que acabaría con esto y nada más empezar el día se ha reunido con los suyos para hablar de la estrategia y otros asuntos, a pesar de que aún sigue ocupado con la última reunión de Alphas.

Se ha ofrecido a hablar más sobre lo que pasó allí, para que tengan más datos sobre el lugar, pero el Alpha no quiere que tenga que enfrentarse de nuevo a eso. Siempre sobreprotegiéndola.

- ¡Luna!

La figura de un hombre a paso rápido, andando hacia su dirección, hace que la castaña se detenga como un resorte. Sobre todo, cuando lo reconoce, y no por ser exactamente amigo suyo.

- Le... Leonard.- Su voz suena suave y temblorosa aunque pretende ser un saludo.

Trata de enfrentarlo en vez de esconderse, como siempre, porque quiere ir superando sus miedos. Pero es difícil, cuando aquella mirada fría le mira de arriba a abajo una última vez antes de seguir hablando.

- ¡Qué casualidad encontrarte!- Sonríe el hombre sin esperar ser correspondido.

Luna no se atreve a decir lo mismo, tratando de mantener la barbilla alta a pesar de que su corazón comienza a latir de forma debocada.

- Luna. Un nombre extraño ¿no te parece? Algo... Pretencioso.

- Su... Supongo.- Es todo lo que consigue responder.

Una repentina necesidad de salir de allí le abruma, seguramente debido a la cercanía del Alpha que la mira con curiosidad.

Sabe que Darius le dejó claro que aquella loba no era como el resto, que debía mantener la distancia. Pero es eso justo lo que ha generado tanto interés por ella. Sobre todo, porque, desde que conoce a Darius, jamás lo había visto tan protector sobre alguien.

- ¿Te lo pusieron tus padres?

La pregunta le retumba en la cabeza durante unos segundos como eco, sin dejarla responder. Padres. De nuevo el tema de una familia, que no tiene, le hace cuestionarse cosas. Familia. Si no supiese que es imposible, diría que a ella le crearon en aquel laboratorio como parte de otro experimento.

Si, AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora