Entrenamientos

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Sara la observa con cierta pena, mientras le acaricia la espalda. Luna no se habría dejado, pero la necesitaba. Necesitaba a alguien por primera vez en la vida que estuviese allí para confortarla.

A penas le ha dicho lo que ha ocurrido. Solo llegó corriendo a la habitación a la misma vez que la Omega llevaba su cena. No cuestionó el por qué estaba fuera de la habitación, desobedeciendo las reglas del Alpha. Supongo que fue eso lo que la tiene tan mal porque, después de que su Luna lo maldijese un par de veces, oyó la puerta al otro lado del pasillo ser azotada con fuerza y enfado. La del dormitorio de Darius.

Sara no puede evitar negar triste cuando un nuevo sollozo sale de la chica sobre aquella cama. Ser la única que sabe de esta situación y tener que mantener el secreto la está matando.

Lo que se supone que debería ser una unión perfecta para el bien estar y progreso de la manda en realidad era un infierno. Jamás había visto a su Alpha tan temperamental, como si el simple hecho de estar con ella sacase a flote sus sentimientos, tanto buenos como malos.

- Si solo va a ignorarme... ¿por qué no me deja mar... marchar?- Por fin consigue exteriorizar Luna.

Está claro que ninguno de los dos sabe cómo manejar el tema de los mates. Él apenas soporta la cercanía y ella quiere vivir su propia vida, fuera de las ordenes de cualquier hombre.

Sara sonríe triste, casi como si recordase algo.

- Es más complicado que eso.- Niega secando las lágrimas.

El movimiento hace que Luna retroceda un poco, pero se deja hacer esperando una explicación.

- El lazo que os une es algo eterno, y doloroso si os mantenéis alejados. Prácticamente moriríais con la ausencia del otro.

- ¿Y no hay una forma de deshacerse de esto?

La pregunta escapa de sus labios casi sin pensarlo. Sin embargo, a Sara se le estruja algo en el pecho sabiendo la respuesta.

¿Debería decírselo? Tal vez no comprenda la gravedad de un rechazo. Seguramente la manda sufrirá eternamente la ausencia de su Luna.

- No la hay.

Su voz tiembla tras la mentira, pero Luna parece no notarlo, bajando la cabeza derrotada y soltando una última lágrima.

- Tendré que quedarme con él... para siempre.- El horror con el que lo dice hace detenerse inmediatamente al hombre que acaba de llegar al otro lado de la puerta de aquella habitación.

Un dolor que no puede explicar se instala en su pecho. El dolor del rechazo. ¿Pero que esperaba? Después de como se ha comportado con ella. Es casi una ofensa a la Diosa Luna que le ofreció a aquella pequeña castaña como mate.

- No es tan malo como parece.- Anima Sara a Luna, que solo se deja caer sobre las sábanas con los ojos cerrados.- Solo te tienes que dar la oportunidad de conocerlo.

Solo de pensarlo le da un escalofrío. Solo de recordar la mirada oscura de aquel animal, de saber la fuerza y poder que tiene sobre ella. Aquel hombre parecía no tener sentimientos, la recluyó como si fuese una mascota con la que no sabía qué hacer.

Pero por otro lado siente la necesidad de saber todo de aquel hombre. De provocar de nuevo esa sonrisa que hizo saltar su corazón. De sentir más de ese calor y ese magnifico aroma. De que sea él el que le enseñe el mundo que hay ahí fuera.

- Es él el que no quiere tener nada que ver conmigo.

Darius desaparece tras oírlo, desistiendo de su plan de hablar con ella y disculparse.

Si, AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora