Los primeros días fueron difíciles. Bueno, siempre lo son. Miranda se trataba, nos costaba encontrar el ritmo, nuestros instrumentos sonaban feo, no sabíamos escribir canciones... Juro que todas las canciones que se nos ocurrían eran plagios. Hasta que se nos ocurrió relajar los hombros, la espalda... beber, fumar weed, para acelerar la experimentación creativa tomamos ácido. Y fue una experiencia... interesante. Un poco penosa. Miranda no lo hizo, a ella hay que convencerla poco a poco porque le asusta hasta su propia sombra. Nos tomó dos semanas para que probara su primer porro porque se había metido esa propaganda de que solo la gente sin casa y los skaters fuman. Pero cuando lo hizo, salió un poco decepcionada. Dijo que no sentía nada, ni sueño, ni hambre, ni nada. Solo humo. Que era la pendejada más aburrida que había. Yo por mi parte... bueno, yo y las sustancias... Es raro, crecí en un entorno de gente alcohólica así que siempre pensé que era un líquido de transformación. Que si tomaba lo suficiente, en algún momento terminaría golpeando la guitarra contra el cráneo de alguien. Supongo que a veces es necesario hacerse mierda.
Bueno, recapitulando. La primera vez que tomamos ácido en pos de no sé... hacer algo como Pink Floyd o Franz Zappa, Rafael salió con la mejor canción que pudo haber salido. Estaba eufórico. Empezó a escribirla en las paredes de nuestro departamento con un marcador robado, con las pupilas más grandes que sus irises. Mientras, a Carlos le había dado la pálida y Miranda estaba sujetando su cabeza sobre un retrete. Y ese fue el nacimiento de Viajes, la primera canción de nuestro EP.
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Soñé que rompíamos espejos
General FictionLa historia y la caída de una banda de rock y dos chicas cuyo mundo se vuelve a reencontrar después de mucho tiempo.