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A las nueve nos despedimos de las chicas y caminamos hasta llegar a casa. Mamá nos esperaba mientras terminaba de calentar los platos, papá esperaba viendo la televisión.

–¡Llegamos! -Anuncio al cerrar la puerta de la casa.

–Hijo llegas tarde, sentaros. –Mi madre sienta a Regulus en una silla y continúa hablando. – Regulus, cariño, ¿te gusta el salmón?

–Si, muchas gracias señora Potter.

Nos sentamos a cenar y comienzo ha hablar.

–Ha sido una tarde interesante, he llevado a Regulus a la playa, le he presentado a las chicas y hemos comido helado. – Mientras hablo observó a Regulus, está sentado con la espalda recta y no levanta la mirada de su plato. –¿Tu lo has pasado bien Regulus?

Regulus levanta la vista confuso, parece no haber entendido la pregunta así que la repito mientras Regulus bebe agua.

–Si, lo he pasado muy bien. Estoy muy agradecido contigo, James, y con ustedes.

Regulus sonríe forzadamente, aunque mis padres no parecen haberse dado cuenta porque comienzan una charla ajena a nosotros sobre el marisco del restaurante. En cambio yo observo a Regulus comer en silencio. Sinceramente me preocupa, esta demasiado serio y cuando menos me doy cuenta Regulus ha terminado y observa atentamente a mis padres. Parece pretender que le den permiso para poder levantarse de la mesa.

Termino de comer muy rápido y me levanto.

–Regulus, ¿Has terminado? –A Regulus se le ilumina la vista al voltear la cabeza para verme.

–Si, te ayudo a recoger. –Mi madre observa a Regulus con una sonrisa y luego me mira a mi.

–Podéis iros si queréis, Fleamont y yo recogeremos todo.

–No es molestia. –Regulus se encamina con su plato hacia la cocina y yo lo sigo.

–Puedes dejarlo aquí, mamá lo limpiara luego. –Regulus me mira con duda mientras apoya el plato en la encimera. –Estate tranquilo.

–Está bien. –Regulus asiente y yo comienzo a caminar hacia mi cuarto.

Y es que ese no era el único momento extraño que viviría con Regulus Black en los próximos dos meses. Porque yo aun no conocía a Regulus Black. Pero poco a poco lo haría, comenzando por esta noche.

Le ofrecí a Regulus ducharse primero, pareció alterarse un poco, pero se precipitó a su maleta para encontrar algo que ponerse y camino junto a mi hacia el baño. Justo allí hablamos unos minutos de manera muy incómoda y luego salí del baño. Un rato más tarde Regulus apareció por la habitación para anunciar que era mi turno, pero yo apenas reaccioné.

En ese momento no sabía que me pasaba, pero puedo decir que la imagen de Regulus me impactó. Iba vestido con una camiseta gris y unos pantalones verdes, el cabello negro mojado lo hacia lucir menos maduro, podría decirse que aparentaba relajado.

Esa vez fui yo quien salió directo al baño, incomodo por mis propios pensamientos.

Al volver Regulus estaba acostado en su cama mirando fijamente su teléfono. Juraría que no me vio hasta que su teléfono saltó de sus manos luego de un chillido proveniente del otro lado de la pantalla.

–¡Regulus! –El aparato salió disparado de sus manos cayendo boca arriba sobre la cama, en la pantalla un chico muy parecido a Regulus gritaba ese mismo nombre. –¿Me oyes?

Me acerco a la cama y tomó el teléfono para pasárselo a su dueño.

–Gracias. –Regulus sonríe y vuelve a observar su teléfono. –Sirius no grites, por dios. Madre y Padre te oirán y se supone que tienes el teléfono restringido.

–Primero, sabes que me importa una mierda Madre. – Regulus rueda los ojos y sonríe. –Y segundo, ¿Ese era James? Es guapo.

Me río ante el tono que ha utilizado Sirius mientras Regulus me mira con una ceja levantada.

–Si era él, y por si no lo has notado puede oírte.

–Oh cierto, no llevas auriculares. ¡Hola James, soy Sirius! –Sirius grita y dejó de fingir no prestar atención para responder.

–Ei Sirius, ¿Qué tal por Francia?

–Divinamente, en dos días podré disfrutar de infinita soledad para mí mismo.

–Querrás decir para ti y tu novio.

–Oh ya lo creo reggie, te quiero mucho hermanito, pero no me gusta que irrumpas en mi habitación cada mañana, a Remus le pone de mal humor. –En el fondo de la habitación donde se encuentra Sirius se oye a alguien murmurar "Mentiroso". –Remus sabes que es verdad. No me mires así. ¡No me tires el zapato! ¡Ay!

Regulus está riendo mientras observa la situación a través de la pantalla. Inevitablemente vuelvo a fijarme en él, observó cómo sus facciones finas se disimulan ante su sonrisa, como deja ver sus dientes blancos perfectamente alineados, incluso la pequeña línea de expresión que se forma al final de sus ojos cuando sonríe. Me gusta verlo sonreír. 


☆☆☆☆

Porfa darle apoyo al capitulo. 

Ma douce souffrance - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora