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–Como voy a echarte de menos. –Lily estaba llorando.

–Lily, prometo que te escribiré. –James la abraza y ella sigue llorando con una sonrisa –Eso es mentira. Estarás ocupado viendo París.

Yo tenía a Mary abrazaba y sonreía algo incómodo. Seguía sin aguantar el contacto físico continuo. Era incomodo

–Te quiero mucho reggie. Manda a James de vuelta con una bolsa de macarons. Más despedidas, y Lily y Mary tienen que irse.

Los padres de James nos acompañan al aeropuerto.

–Mis pajaritos se van del nido. –Effie pasa su mano por el pelo de James y luego me acaricia la mejilla. –Con cuidado hijo. Y disfruta esta oportunidad.

–Bueno, deberíamos irn...–Effie me abraza y no puedo evitar sorprenderme. –Muchas gracias señora Potter.

–Nos volveremos a ver, Regulus.

Sonrisas de despedida y luego un avión.

–Nunca he volado en avión.

–¿En serio? –James asiente nervioso y sonrió mientras le tomo de la mano –Relájate. Todo irá bien y cuando te des cuenta estaremos sobre parís.

El vuelo no fue tan malo. Pase la gran mayoría del tiempo leyendo, James por su parte, terminó durmiendo.

Cuando aterrizamos James decidió que no le asustaba volar en avión.

Encontramos a Kreacher.

James aún tenía que acostumbrarme al francés, así que gran parte de la conversación que entable con él, James no la entendió.

Kreacher nos llevo por las carreteras de parís en un coche negro y elegante. James miraba por la ventana el paisaje y sonreía sin parar.

–¿Dónde vives?

–Cerca de la place de la Concorde.

Llegamos y Kreacher comenzó a descargar las maletas. Observe mi teléfono, tenia varias llamadas de Sirius. Supuse que quería saber cuánto tardaremos en llegar. Después de todo, a Sirius no le gustaba estar solo en casa.

Bajamos del coche y observé la vieja casa de mi familia. Pintada de un color gris casi tan negro como mi apellido y su historia. Tomó la muñeca de James para que me siga hacia dentro. Llamo al timbre mientras Kreacher comienza a hablar.

–Por cierto señorito, sus padres han llegado esta mañana.

La puerta se abre delante de mí y observo las dos figuras imponentes de mis padres.

Instintivamente suelto la mano de James y enderezar la postura.

–Madre, padre, les presento a James.

–¿Qué haces cargando tus maletas? –Mi madre habla con su voz dura y luego suelta un pequeño grito hacia Kreacher –¡Kreacher! Ocúpese del equipaje de la señorita.

Madre se gira y entra en la casa, seguida por mi padre, quien me observa dos veces y luego a James. James. James parece haber visto un fantasma. Su habitual sonrisa está por los suelos y ha bajado los hombros como si la tierra estuviese sobre ellos.

–No sabía que iban a estar hoy.

–No los esperaba así.

–Tu no te agobies. Solo... –Me muerdo el labio mientras veo de arriba a abajo a James. Él es perfecto para mí, pero mis padres no aceptarían algo como él –Solo no te dejes ver demasiado. Digo, pueden hacer daño, si encuentran algo que no les parezca bien, así que mejor, se educado y respetuoso y evitémoslos. –James asiente rápido, pero veo la confusión en su mirada. Él nunca ha estado en un ambiente así. Afortunados algunos. –¿Estarás bien?

–Por supuesto. Estaré contigo.

Sonrió. Me hace sonreír. Saca ese sentimiento confuso que me revuelve el estómago. ¿Qué haría yo sin él? ¿Qué haré sin él?

Caminamos hacia el salón, donde mis padres están sentados, rectos como estatuas, amenazantes como víboras.

James se sienta a mi lado e imita mi postura recta.

–Mírate, vas tan desarreglada. –James se mueve un poco, como si algo le hubiese impactado. Sospecho lo que es.

James tiene tan gran corazón que es imposible que deje que alguien a quien quiere sea herido. A James le molesta que mi madre me trate en femenino porque James sabe que a mi me molesta.

–Lo sé, madre. –Cruzo miradas con James, intentó que comprenda que este acostumbrado a la actitud retrógrada de mis padres. Sé que no vale la pena.

–Al igual que tu acompañante. Es... –Mi padre analiza a James, su piel bronceada, sus gafas, su ropa colorida y desajustada –Diferente. –Su voz es despreciable –Pero no iba a esperar menos de un español.

–Madre. –Interrumpo antes de que sigan opinando sobre el pobre James –Pensé que solo estarían a mitad de agosto.

–Verás, hija, nos ha surgido un viaje de negocios así que hemos cambiado las fechas. –Mi madre se levanta y todos la imitamos, James por detrás nuestra –Esta noche continuaremos con la conversación. Estaría bien que os arreglarais un poco, tus primas van a venir a cenar.

–Está bien, ahora si nos disculpan.

James camina junto a mi, subimos las escaleras y nos dirigimos a mi habitación. Agudizó la oreja para escuchar la conversación de mis padres.

–Menudo personaje nos ha traído la niña. Es negro y vulgar.

–¿Y se puede saber por qué es un hombre? Se suponía que se destina a personas del mismo sexo. No me fio nada de él.

–Tampoco me fío yo de ella. ¡A saber que ha echo en el país de pobres y negros a donde la han mandado! ¡Qué vergüenza!

La puerta amortigua las voces de mis padres. Sirius está sentada en mi cama.

–¡Reggie! –Se abalanza a mí y me aplasta contra el. –No sabes lo que te he echado de menos. Estaba volviéndome loco solo en casa.

–Sirius. Déjame por favor. –James se ríe mientras Sirius se separa de mí y me mira. –Te presento a James Potter.

–Hola.

–Hola. –Se quedan en silencio y Sirius mira a James de arriba a abajo –James, prepárate para esta noche, y no le hagas caso a los comentarios de mis padres.

–Sirius, no lo asustes.

–No lo asustó. Pero lleváis aquí quince minutos, os han insultado tres veces y tenemos una noche familiar. James, Jamie, James, prepárate. –James lo mira asustado – Bueno, ¿tienes traje?

–¿Traje?




Ma douce souffrance - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora