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-¿Estás seguro de que no quieres jugar? -James me mira y yo le sonrío mientras niego con la cabeza. -Bueno, así puedes verme jugar. -James guiña un ojo y se marcha con un grupo que van vestidos al igual que él.

Lily extiende una bolsa con pipas y me sonríe.

-¿Puedo preguntarte algo? -Toma un puñado de pipas mientras espera mi respuesta. Asiento. -¿Por qué no quieres jugar?

-¿Tengo aspecto de que me guste el fútbol? - Levantó una ceja y Lily se ríe. -Bueno, algo sí me gusta, pero si puedo evitarlo mejor. Soy malísimo.

-¿James lo sabe?

-¿Qué soy malísimo? No. No voy a humillarme de esa manera. -Observo el campo donde se encuentran los dos equipos y veo como James sonríe hacia sus compañeros. -Además, a veces a las personas trans no nos dejan apuntarnos a equipos de nuestro género. No quiero problemas que no necesito por algo que realmente no quiero.

-Entiendo. -Lily mete la mano en el bolsillo de sus pantalones y extrae un frasco con gominolas. -Me parece que necesitamos una de estas, porque resulta que a mí tampoco me gusta el fútbol, así que al menos vamos a aprovechar para pasarlo bien. Y para comer sin que Mary o James quieran comerlas.

Ambos nos reímos. Pasamos cuarenta minutos muy largos bajo el sol de las gradas mientras hablamos y observamos vagamente el partido. El equipo de James marca tres goles, uno de ellos gracias a James mientras el otro equipo sólo consigue marcar una vez antes de que suene el final de la primera parte. Los equipos se meten en los vestuarios y Lily se levanta del asiento.

-Necesito algo que beber. ¿Vamos?

-¿Y se te ocurre ahora que han terminado?

Caminamos entre la gente que se ha levantado para hablar o también ir a por algo del quiosco, llegamos a la pancarta y nos situamos a un lado de la barra esperando a que nos atiendan. Mary y sus padres atienden a la gente rápidamente. Mary nos ve y sonríe antes de dejar dos latas sobre la barra y recoger el dinero, se acerca.

-Vosotros diréis.

-Dos granizados de limón.

-¡Marchando dos granizados para mis dos chicos lindos! -Mary sale disparada hacia atrás y prepara lo más rápido que puede dos granizados mientras yo y Lily reímos ante su actitud. -Cinco -Lily le entrega el billete. -Gracias corazón.

-De nada guapa. -Mary le guiña un ojo y se encamina hacia sus próximos clientes. Recojo el vaso y observo a Mary irse, entonces su madre aparece detrás de ella con cara de desagrado. "Podrías disimular un poco que eres normal. No ves que estás en público. Venga sigue, compórtate." La madre de Mary parece disimularlo muy bien, los clientes distraídos no se dan cuenta, pero miro a mi izquierda y Lily observa también la situación con tristeza. Mary agacha la cabeza y camina hacia la máquina de granizados. <<Te entiendo tanto, Mary>> Porque yo, junto a mi hermano Sirius también hemos vivido la incomprensión de nuestros padres, su vergüenza, la petición de actuar con normalidad. Como si nosotros no lo fuéramos.

Lily camina de vuelta hacia las gradas a paso rápido, yo la alcanzo casi corriendo y la tomo de la mano.

-No sabía que la madre de Mary era así.

-Yo si. Mary pretende ocultarlo pero ya lo había notado. La madre de Mary no lo acepta, no del todo, en el fondo lo ha aceptado pero esta más pendiente de que nadie vea a su hija como una lesbiana que de el daño que le puede estar provocando. Mary no lo demuestra, pero le duele. Siempre ha estado muy unida a su familia, y sigue estándolo, siempre que no salga el tema. Entonces, es horrible.

-Pobrecita... ¿Y dices que Mary no te lo ha dicho? -Lily negó con la cabeza.

-No quiere preocuparme, pero así me preocupa igual, porque me intenta ocultar sus sentimientos, y a veces es difícil tratarla cuando no puede más.

-Bueno, al menos es solo a veces. Si la madre de Mary lo acepta y de lo único que sufre es de vergüenza, se le pasara. En cambio, por ejemplo, mis padres no aprueban cualquier variación de género o sexualidad que no sea la tradicional. -Lily me mira preocupada, pero a mi no me molesta admitirlo, no quiero su mirada de pena, hace muchos años que dejó de dolerme la incomprensión o las críticas. -Lo que deberías hacer es hablar con Mary, si soporta durante mucho tiempo las pullas de su madre puede terminar mal. Habla con ella, escúchala y dale apoyo, lo necesita.

-Regulus está hecho un cielo. -Lily toma mi mano y se acerca un poco a mi mientras habla. -Mereces todo lo bueno del mundo.

Entonces, descubro que Lily está tan preocupada por aquel tema que agradece cualquier tipo de ayuda, al igual que también se preocupa por lo que le he contado de mis padres. Intenta saber si hay algo que pueda hacer, si necesito hablar o me ofrece ayuda de cualquier forma. Así es ella y su gran corazón, dispuesto a todo por todos.

El partido termina, el equipo de James gana y desde las gradas aplaudimos a los ganadores. El equipo comienza a dar saltos y cantar muy alto mientras un montón de chicas bien arregladas se acercan al borde del campo. Parece que hayan ganado un gran premio mundial o algo así, y lo único que han hecho es ganar un partido que se celebra todos los años en el pueblo para traer suerte al club de fútbol de la ciudad.

Reparten unas medallas al final de la celebración, James, el último en recibirla, la sostiene en su mano y la alza hacia nosotros. Lily me explica que esta dedicándonos el partido, y yo, absorto en mis pensamientos, me quedo embobado viendo como se marcha hacia los vestuarios.

-Es guapo. -Estamos en las gradas, que se encuentran casi vacías a excepción de el grupito de las chicas de antes, Mary se ha sentado con nosotros y nos ha traído una botella fresca de agua. Lily habla mientras yo bebo, y por poco me atraganto frente a sus palabras.

-¿Qué?

-Lily dice que James es guapo. -Ahí está, el maldito sonrojo que pinta mis mejillas y que me delata sutilmente. Mary sonríe. -Puedes contárnoslo. ¿Sabes?

-No tengo nada que contar. No tengo ni idea de que habláis.

Tarde, ellas ya lo saben todo.

Ma douce souffrance - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora