★ 29★

168 25 9
                                    

Sirius se ha ido cuando James vuelve a entrar a mi habitación. Hemos discutido un poco, pero Sirius y yo somos así, no es nada importante.

Estoy recogiendo la ropa que dejé tirada ayer por la noche pero la presencia de james me distrae. Se que es el, es una nueva habilidad, puedo reconocer sus pisadas, su respiración, su colonia. No me giró a mirarlo porque quiero terminar de recoger lo antes posible, pero oigo sus pasos confusos por la habitación

De pronto, James me abraza por detrás. Sus brazos me envuelven y coloca su cabeza apoyada encima de mi hombro en dirección hacia mi cuello.

Parece un animal asustado.

–James.

–Regulus. –Habla bajo, como si le doliese que alguien nos escuchase, y suspira contra mi cuello. –Joder, Regulus.

Su voz es triste, pero por alguna razón sonríe como si le doliese.

Alzo mi mano y acarició su cabeza en un intento de que se relaje, de que me cuente qué es lo que le pasa. En mi pecho se ha posado algo que hace que respirar se vuelva algo más costoso.

–Pensaba.

–Pensabas. ¿En que?

James tarda un segundo en responder. Un segundo que se me hace eterno.

–Te amo. –Las palabras pesan en el aire, pero siento como van a venir más y comienzo a preparar mi corazón, porque esas no son palabras, son flechas que están a punto de clavarse en mi corazón. –Te amo con mi alma, pero tengo miedo.

Miedo. James tiene miedo, como yo. Comienzo a entender de qué habla.

–Pensabas en el final del verano. –James levanta la cabeza dejando que observe sus ojos algo rojos. –Has llorado.

–Lo siento, pero no quiero irme. –Su afirmación casi me saca una sonrisa. Por supuesto que no quiere irse, yo tampoco quiero que se balla. Después de todo, hemos conectado, estamos enamorados y sabemos que al final todo se irá a la mierda.

–Yo tampoco quiero que te vayas. –Tengo la necesidad de ser fuerte, de ser el que por una vez, no llora, pero mis ojos son unos bastardos y comienzan a inundarse. –Pero acordamos que nos dejaríamos llevar. Pensar en ello nos está doliendo tanto como si ya no estuviésemos juntos.

–¿Sugieres que tratemos de ignorar nuestro destino?

Sus palabras se instauran en mi mente. Parecen la respuesta a nuestra pregunta.

–No ignorarlo. Mandémoslo a la mierda.

–Mandémoslo a la mierda. –La actitud de James cambia por completo. Sonríe. Sonríe como si toda la alegría del mundo se hubiese filtrado a través de él. Se acerca hacia mí y me propina un beso. –Hagamos algo, corazón. ¿Un helado?

–Suena genial. Disfrutemos de París.

Un rato después, James y yo salimos a caminar por las calles de París. Hablamos y hablamos mientras James observa fascinado todo a nuestro alrededor.

–¿A dónde quieres ir exactamente?

James me mira unos segundos antes de mirar al cielo, sorprendentemente azul, y sonreír.

–¿Cuál es tu lugar favorito?

Lo único que puedo hacer es sonreír.

–Te sorprenderé.

Hice caminar a James durante casi una hora, así que comenzaba a impacientarse.

–Dime al menos donde vamos.

–Es un secreto. –James me mira con decepción –No queda mucho, tranquilo.

–Dime una pista.

–Está en París.

–Eso no es una buena pista.

–No habías especificado. –Tengo a James nervioso.

–Porfi. –James toma mi mano y la zarandea de un lado a otro. Siento que me sonrojo con solo pensar que vamos tomados de la mano.

–Está bien. Piensa en algo que a mi me gusta mucho.

–Muy fácil. –James hace una pausa dramática. –Yo.

Una sonrisa escapa de mis labios.

–Si y no. –James vuelve a mirarme con decepción.

–¿Qué se supone que significa eso? –Yo sonrió aún más.

–Si, me gustas mucho –Le digo inclinando un poco la cabeza –y no, no tiene relación con el sitio.

James hace una mueca triste y dedica el resto del camino a adivinar el lugar.

–¡Espera, espera, espera! –Me precipito encima de James cuando estamos a punto de llegar.

–¿Qué pasa?

–¿Confías en mí? –James me mira sin entender absolutamente nada –¿Confías en mí?

–Por supuesto.

–Cierra los ojos.

James cierra los ojos y yo le prohíbo abrirlos de nuevo. Tomo sus manos y James sonríe de lado, supongo que se imagina qué pasará ahora. Conduzco a James por las escaleras, voy con cuidado para no tropezar mientras oigo cómo se ríe por lo bajo. Lo dirijo un poco más hasta colocarlo frente a donde yo quiero.

–¿Listo?

–Siempre.

Me acerco a él y le doy un beso largo y profundo. Cuando me separo James dice:

–¿Para eso querías que no viera?

–No. –Digo mientras comienzo a colocarme a su lado. –Quería que vieras esto.

James abre los ojos para vislumbrar la maravillosa estructura del corazón, situada en mi lugar favorito de toda París. Montmartre

–Es... preciosa. Es tan increíble...

–Es el corazón de los artistas. El lugar donde los grandes han vivido para brillar con el arte.

James se gira hacia mí con una sonrisa resplandeciente, puede que su felicidad no sea por la estructura, puede que esté sonriendo por mi.

–¿Ese es tu sueño? ¿Te gustaría ser como aquellos artistas?

–Puede. Pero el arte siempre será incomprendido por la sociedad. –Sonrió mirando hacia el cielo, ahora manchado con algunas nubes, porque mis sueños me rasgan los ojos – Madre y padre no lo aprobaron. Así que estudiaré ciencias políticas y los mandaré a la mierda en cuanto pueda.

–Regulus. –James toma mis manos y por un instante, todo el mundo a nuestro alrededor desaparece –Eres un artista. No importa que digan tus padres, no importa que diga el mudo, porque el mundo puede irse a la mierda. Eres un artista y deberias luchar por tus sueños.

Mi corazón se ensancha un poco con sus palabras, así que sonrió y lo atraigo a unos pocos centímetros de mi.

–Sígueme. –Y tiró de él hasta llevarlo por los callejones de los artistas, hablando de cada cosa que me encanta del arte y de cada cosa que me encanta de él.

Me encantaría pintarlo. Ese recuerdo no debería quedarse sobre mi mente. 



Regulus y yo coincidimos en que Montmartre es la parte mas bonita de parís. Puede que también tengamos el mismo sueño. ¿Cuales son vuestros sueños?

Gracias por leer, comentar y votar. 

Estamos a punto de llegar a las 4k vistas en esta historia <3

Ma douce souffrance - JegulusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora