Capítulo 11

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Adeline

⸺Hasta que te acuerdas de tus amigas⸺ me reclamó Renu apenas respondieron la llamada.

⸺Claro que no me he olvidado de ustedes⸺ les aseguré.

⸺Addie, apenas y contestas los mensajes en el grupo⸺ agregó Caro.

⸺Pero lo hago, ¿no?

⸺Después de varios días, sí.

⸺Lo siento, es solo que he estado un poco ocupada.

⸺Lo entendemos⸺ dijo Caro.

⸺Pero sería lindo saber de ti de vez en cuando⸺ completó Renu.

⸺Intentaré responder más seguido, ¿de acuerdo? ⸺ ambas asintieron. ⸺Como sea, ¿de qué me he perdido?

⸺Nada interesante⸺ dijo Renu. ⸺Aquí todo sigue igual. Mejor háblanos de tu vida allá.

⸺No hay mucho que contar⸺ dije mientras salía a la cocina para prepararme algo para almorzar. Lo bueno de que mis compañeros de piso tuvieran actividades fuera de la escuela, es que la casa solía estar vacía, y podía hablar sin problemas fuera de mi habitación.

⸺Amiga, te amo, pero estás desaprovechando esta oportunidad.

⸺Eso no es verdad⸺ salté a la defensiva. ⸺Me he postulado para un proyecto de edición que seguro me dará experiencia y curriculum.

⸺Sabes que no hablamos de eso⸺ intervino Caro. ⸺Sal, diviértete, conoce a nuevas personas.

⸺A otras que no sean tus compañeros o sus amigos, sería lindo. Tampoco cuentan tus compañeros de proyecto⸺ me interrumpió cuando estaba por mencionarlos.

⸺¿Qué hay de tu otro asunto? ⸺preguntó Renata con precaución.

Utilicé de excusa el acomodar el celular en la barra mientras me sentaba a comer para no responder.

⸺¿No la has buscado?

⸺No⸺ dije sin mirarlas. ⸺Y no sé si quiero hacerlo⸺ admití. ⸺Ella no lo hizo por 19 años, creo que dejó en claro que no quiere saber nada de mí.

⸺Pero tú sí quieres saber de ella⸺ señaló Caro.

⸺No lo sé.

⸺Tienes miedo.

⸺¿De conocer a la madre que me abandonó apenas me dio a luz y ni siquiera se quedó para firmar mi acta de nacimiento? No, claro que no, ¿por qué lo tendría?

Escuché a alguien aclararse la garganta para llamar mi atención, y al girar hacia donde provenía, me encontré con Leo junto a la puerta.

⸺Les llamo más tarde⸺ les avisé a mis amigas antes de cortar la llamada y quitarme los audífonos.

⸺Lo siento, toqué, pero nadie respondía.

⸺No pasa nada.

⸺No quería escuchar, lo juro⸺ se disculpó apenado.

⸺No te preocupes⸺ contesté volviendo a mi comida para evitar mirarlo.

⸺¿Quieres hablar? ⸺lo vi recargarse en la barra acomodando sus gafas. ⸺Me han dicho que soy bueno escuchando, y en padres que abandonan hijos soy un experto⸺ intentó bromear.

⸺Es solo... ⸺tomé aire.

No me gustaba hablar de ello, con las únicas que lo había llegado a comentar hasta hace poco era con Renata y Carolina, pero a veces sentía que su cariño por mí nublaba su juicio, así que quizá el punto de vista de alguien externo sería útil. Y aunque no iba a decírselo, tenía razón, eran situaciones diferentes, pero quizá podría entenderme.

Puntos suspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora