Adeline
—Y solo hablaba, y hablaba, y...
—Y hablaba tanto como tú— interrumpí a Diego divertida.
—Justo así. Pero al menos lo que yo digo es interesante. Este hombre solo hablaba, y hablaba y...
—Ya entendimos— lo cortó Leilani empujándolo al asiento de atrás del carro. —¿Sigo derecho?
—Sí— respondí. —Es en el edificio de aquel lado.
Se hizo a un lado por la acera de enfrenta.
—Gracias de nuevo por traerme.
—Cuando quieras, eres mejor copiloto que Diego.
—Soy un gran copiloto— se quejó.
—Por favor, son más veces las que nos has perdido que las que nos has llevado a nuestro destino sin problemas.
—Eso es porque tú no sabes seguir indicaciones.
—Es porque tú no sabes darlas—refutó la rubia girándose hacia él.
—Eso no es...
—Buenas noches— los corté antes de quedar en medio de una más de sus eternas discusiones. —Nos vemos mañana en clases.
—Te acompaño a la puerta— dijo Diego animado bajándose del auto.
—Solo es cruzar la calle, estaré bien.
—Uno nunca sabe— se encogió de hombros abriéndome la puerta.
A esta hora, había poco movimiento, así que cruzamos la calle sin siquiera tener que detenernos. Aunque lo hicimos en silencio, lo que me pareció extraño viniendo del chico que no se mantenía callado ni en clases.
—Te lo dije— señalé al llegar a la puerta.
—Perdóname por ser un caballero— fingió ofenderse.
—Vale, gracias por acompañarme, Sir Diego— hice una pequeña reverencia haciéndolo reír.
—Cuando quieras. Gracias a ti por aceptarnos una salida. Empezaba a creer que no te agradábamos.
—Eh, a veces son divertidos.
Saqué las llaves para abrir la puerta que a estas horas ya tenía el seguro.
—Nos vemos, Diego— me despedí.
—Addie— gritó evitando que cerrara la puerta. —Em...— llevó sus manos a sus bolsillos, mirando hacia la calle como si buscara qué decir. —Buenas noches— me dijo al final.
—Buenas noches— repetí algo confundida cerrando la puerta tras de mí.
Seguía dándole vueltas a la extraña despedida de mi amigo cuando, al entrar al departamento, fui recibida con gritos entre el grupo de amigos sentados en los sillones.
—Háganme caso— exigía Lyss. —Esto es muy importante.
Miré confundida a Alec, que, al notar mi llegada, parecía sugerirme huir de aquella escena.
—¡Addie! —exclamó Lyss en ese momento. —Llegas justo a tiempo. Ven, ven— señaló el espacio a su lado. —Estamos discutiendo de qué nos vestiremos para la fiesta de disfraces.
—¿Qué fiesta? —cuestioné perdida.
—¿Nadie le dijo? —reclamó mi amiga al resto. —Julieta nos invitó a su fiesta de disfraces, y quiero que este año vayamos en grupo. —Se escucharon las quejas del resto. —Y a esto es a lo que me enfrento— los señaló frustrada.
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Puntos suspensivos
Romance¿Te dejarías amar aún sabiendo que va a terminar? Adeline tenía un plan. Había aceptado una beca para irse de intercambio y así aumentar sus posibilidades de conseguir su trabajo soñado. Sabía lo que tenía que hacer y nada iba a distraerla. Ni siqu...