𝟬𝟮𝟰

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Narra Aleksander.

Iba en un caballo con mi esposa, ella estaba recostada en mi lecho, una de mis manos la abrazaban y ella me acariciaba mis brazos. Íbamos a volver al refugio después de que Lys y yo nos besáramos muchas veces y nos dijéramos cuánto nos amábamos.

—Estoy feliz.—Me dijo.

—Yo también lo estoy, demasiado Lupuska.

—Es raro sabes.

—¿Que?

—Tengo 23 años y ahora soy la señora Morozova.

Yo sonreí como un tonto y bese su hombro suave, me encantaba el vestido que tenía puesto.

—A mi me gusta que uses mi apellido, aunque aquí a veces no se usa el señora y señor, cuando se habla de matrimonio.

—¿Entonces que se usa?

—Moya Soverenyi, para ti y para mi Moj Soverenyi

—Me tienes que recordar eso siempre.

—Lo hare, tendremos muchos años juntos.—Acaricié su mano.

Seguimos nuestro camino,tratábamos de no hacer mucho ruido, pero nos reíamos en silencio y nos hablábamos al oído, así como se nos escapaban besos y caricias. Incluso comenzamos a ir algunos pasos atrás de los demás, queríamos nuestro momento.

—Hemos llegado mi Lapuska.

Le bese la mandíbula y con mucho cuidado me baje del caballo y cargue a mi esposa para bajarla del caballo, ella rió y yo sonreí, vi disimuladamente a mi cuñado y estaba sonriendo, supongo que está feliz por su hermana.

—No me vas a bajar?—preguntó ella mientras yo subía las escaleras.

—Ahora, me gusta tenerte en mis brazos.

Terminamos de subir las escaleras, y con cuidado baje a mi esposa y la abracé y bese su cabeza y labios muchas veces.

—Disculpen, Nico y yo tenemos algo para celebrar.—Dijo Percy.

— Gracias, pero no debían preocuparse.

—Para nada, Ly eres muy importante para nosotros, y estas...radiante y es gracias a Alek.—dijo Percy.

Vi como viento gris se acercó a nosotros y se acurrucaba en las piernas de su dueña.

—Gracias.

Percy volvió a los minutos con una botella y unos vasos, la abrió y bebimos de ella. Mi madre se retiró y solo quedamos nosotros cuatro, yo tenía a mi hermosa esposa entre mis piernas y nos reíamos todos.

—Ya se hizo tarde yo me retiro.—Dijo Nico, se acercó a su hermana y beso a su hermana en l a mejilla.—Te amo Ly, cuídala Alek.

—Claro Nico.—le respondí.

—Yo me voy con Nico, descanse.—Dijo Percy.

Quedamos nosotros dos, nos quedamos viendo a la luna un buen rato.

—Te amo mi amor.

—Y yo a ti mi reina.¿quieres ir al cuarto?—le pregunté.

Ella asintió.

—Está comenzando a hacer frió.

Ambos nos levantamos del piso, y sin importar que volví a cargar a mi esposa. Ella rió y se dejó cargar hasta que llegamos al cuarto, abrí y cerré la puerta con dificultad y con mucho cuidado dejé a mi esposa en la cama. Yo me senté en el borde de ella y la bese con mucha fuerza.
Con cuidado me separé de ella, cuando la sentí soltando mi kefta.

—Lapuska, si tú no quieres o no te sientes lista no debemos de hacerlo, podemos esperar.

Ella negó con una sonrisa y me quitó la kefta y la dejé.

—Quiero hacerlo, de verdad y no tengo miedo a nada, solo quiero estar contigo.

Yo la bese y fue una noche de bodas Perfecta.

A la mañana siguiente.

Me levante por caricias en mi pecho, sonreí a saber quien era la responsable de eso, por lo que sonríe más aún con mis ojos cerrados u abracé a mi esposa pegándola más a mi.

—Buenos días Moj Soverenyi.

—Buenos días Moya Soverenyi. Mi esposa.

Ella sonrió y me beso en los labios que con gusto yo devolví.

—Te amo mi Lapuska.

—Y yo a ti mi amor.

Esposa del general KiriganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora