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Narra Lysandra.

Nunca vimos a los soldados, vimos miles de refugiando llegando al mismo pueblo de nosotros, eso nos tranquilizó peor debíamos irnos pronto. Yo ya estaba en condiciones de caminar, Percy, Nico y Alek construyeron una carreta para llevar a Bahgra. Yo ya podía caminar pero me sentía dolida, me faltaba algo completamente en mi interior...me duele haber perdido a mi hijo...nunca me imagine como madre, tampoco estando casada. Pero estar con Alek cambió todo, me gusta ser su esposa y pensé más de una vez en tener un mini el, un pequeño Niño juntos...ahora que lo perdí, me duele que no lo pude conocer y quien diría que eso me dolería tanto incluso ene el lugar en donde no se pudo gestar bien.

—¿Podemos hablar?

Mire a la puerta y estaba Alek sudoroso, yo asentí y le dije que se sentara a mi lado, el lo hizo y tomó mi mano, yo se la aprete,

—¿De que quieres hablar?

El tomó un suspiro para decir.

—Del bebé.

Yo trague grueso, no me sentía para nada lista.

—¿Que paso?

—¿Si hubiéramos sabido que estabas embarazada, te gustaría tenerlo?

Yo me mordí la mejilla. Yo solloce, desde ese día solo lloraba y lloraba, era como mis hormonas o yo nose...Alek me abrazo y yo me acosté en su pecho.

—Antes de venir a esta realidad nunca lo imagine, pero cuando e pece a salir contigo y me case...empecé a desear tener una familia propia, tener un pequeño hijo o hija contigo...¿Y tú?

—Nada me haría más feliz que tener una familia contigo.

Nos queda la abrazamos hasta que el volvió a romper el silencio.

—¿Te gustaría tratar de tener otro bebé?

Lo vi a los ojos y asentí muy lento.

—Si, pero...

—¿Pero?

—Me gustaría esperar tratar de que la sombra desaparezca, para siempre.

—Entiendo...

—No quiero que lo tomes a mal... Pero, no me creo capaz de sufrir otro aborto, quiero estar segura de que esta vez nada le pasara, que podrá nacer.—negué varias veces.—No soy capaz de perder otro bebé.

El me beso en los labios y se comenzó a mover, meciéndome como un bebé...¿Así mecería a mi hijo?

No lo podré saber.

—Esperaremos, cuando no exista lo sombra o...cuando te sientas listas.

—¿No dejarás de amarme?

El se rió, yo no entendía porque lo hacía.

—Nunca mi amada esposa te podría dejar de amar, incluso en la muerte iría a buscarte para estar otras vez a tu lado y amarte.

Esposa del general KiriganDonde viven las historias. Descúbrelo ahora