Capítulo tres

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Como cada día, durante las primeras luces del alba y los últimos resquicios tranquilos de la ciudad, el mundo de Louis comenzaba a cobrar vida en su pequeño piso. El último mes y medio se le había presentado como un desafío titánico. El torbellino de ensayos y preparativos había aumentado considerablemente al incluir en su repertorio de actuaciones a Carabosse.

Su rutina ahora comenzaba aún más temprano. Los amaneceres eran fríos, pero cada madrugada realizaba series de estiramientos y ejercicios de fortalecimiento muscular en mitad del salón, frente a un espejo de cuerpo entero. Probablemente, aquella tabla de cristal con marco de metal que compró en una tienda de segunda mano fue lo único en lo que invirtió en la decoración de su casa.

Sus músculos, tensos tras caer cada noche agotados, se despertaban lentamente en la penumbra. Inspiraba y expiraba profundamente mientras sus dedos de las manos tocaban los dedos de sus pies en busca de la flexibilidad perfecta. Comenzaba con ejercicios meticulosos para fortalecer sus piernas, alargar su columna vertebral y mantener la flexibilidad en sus articulaciones. Louis sabía que su cuerpo era su herramienta de trabajo más preciada, por lo que cada movimiento era ejecutado con la precisión que se esperaba de un bailarín de su nivel.

A parte de los ejercicios, pasaba tiempo estudiando y visualizando las coreografías de las cuatro producciones en las que estaba envuelto. Sus apuntes se amontonaban cada noche en una esquina de su cama, con detalles meticulosamente anotados en los bordes de los papeles. Cada giro y cada movimiento tenía una intención detrás y Louis se aseguraba de comprender y comunicarlas a través de su danza.

Un día típico de ensayo comenzaba temprano en uno de los estudios del teatro. Allí, bajo la dirección de Jack, que no se había vuelto a olvidar de su nombre, y Francis perfeccionaba las coreografías que darían vida a los personajes de los ballets. El Cascanueces requería gracia, Giselle elegancia, Don Quijote transmitía energía y pasión, mientras que La Bella Durmiente aportaba la dosis exacta de drama y misterio.

Los ensayos eran maratonianos y exigentes. Cada movimiento debía ser pulido hasta la perfección, y cada paso debía realizarse en sincronía con sus compañeros de baile. Los directores artísticos supervisaban los ensayos, asegurándose de que la visión del coreógrafo se cumpliera con precisión. El cuerpo de baile trabajaba junto, depurando la alineación, los movimientos sincronizados y la expresión emocional en cada acto. Para cualquier bailarín, los ensayos eran momentos de intensa colaboración. Era importante apoyarse en los compañeros y compartir consejos y técnicas. Porque aquellas preparaciones no solo eran un ejercicio físico, sino la oportunidad de explorar y perfeccionar su arte.

Semana tras semana, después de las apretadas mañanas, Louis aprovechaba el breve respiro para almorzar y recuperar fuerzas. Quedaba con Lili en la cafetería para mantenerse al día y ella siempre se reía de él por haber estrenado una aplicación en el móvil donde contabilizaba los tipos de alimentos y marcaba su consumo diario, todo fruto de su nueva rutina.

Por las tardes los ensayos continuaban y se remataban con una función en el teatro. Su papel en La Bella Durmiente exigía una concentración diferente, así que practicaba los movimientos con el vestido de volantes y la peluca puestos para mejorar su presencia en el escenario. Cada gesto y expresión debían reflejar la maldad, y Louis estaba decidido a encarnarla de la manera más auténtica posible. Desde que Connor Lerg interpretó por primera vez aquella versión, había leído las críticas sobre "el travestismo Carabosse-Maléfica".

En realidad, había indagado en cantidad de artículos de opinión...

"... El Royal Ballet intenta un giro en su creación, colorea tonos pálidos e intenta renovarse, pero hasta ahora nada salvaba un primer acto que brilló por las ausencias. Sabíamos desde el primer momento que apostar por un programa sin descanso era arriesgado por parte de esta adaptación de la versión alemana..."

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