Capítulo veinte

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—No me recuerdes lo de la chimenea...

—Solo he hecho una mención.

—Estoy en público, Harry —masculló.

—¡No he dicho nada!

—Mierda.

—¿Qué?

—Nada.

Lo sintió reírse al otro lado. Estaba sentado frente a una mesa en la terraza del teatro, ya se había tomado un café y aprovechó para llamar a Harry y hablar un rato con él. Era miércoles.

Se había acalorado ligeramente cuando la conversación pasó a recordar ciertos detalles del fin de semana que pasaron en Ascot. El sábado por la noche salieron a un bar, Louis se pidió una cerveza, Harry un vino y se sentaron lejos de la barra. Se besaron en los baños y al volver a la casita lo hicieron delante de la chimenea hasta la madrugada. El domingo prácticamente no salieron de la cama.

—Solo dije que calor fue el que pasamos delante de la chimenea el sábado. Nada más. Hoy no hace tanto, a pesar de que no haya llovido.

Louis se aclaró la garganta.

—Dejemos de hablar del tiempo —pidió jugueteando con el asa de la taza vacía de café.

Harry se volvió a reír al otro lado.

—De acuerdo.

Suspiró.

—¿Hacemos algo este fin de semana? El sábado también voy a comenzar a tener ensayos. Si queremos vernos solo podré por la noche o los domingos...

—Los domingos deberías descansar.

—Ya, pero... quiero verte. También quiero hacer cosas contigo.

Notó a Harry respirar hondo y se mordió el labio inferior.

—¿Me invitas este fin de semana a tu casa? —preguntó Harry con una vocecilla resuelta.

—No necesitas invitación.

—Entonces anuncio mi llegada a tu casa este fin de semana.

—Vale —rio—. Tendré que hacer una compra.

—Ni hablar, la haré yo. ¿Quieres que lleve algo en especial?

—Tú ya lo traes todo.

Se hizo un breve silencio. Sonrió.

—Genial, me he vuelto a acordar de la chimenea.

—¡Harry! —se quejó más alto que antes—. Tengo largas horas de ensayo por delante, no puedo estar así todo el día.

—¿Así cómo?

—Excitado —susurró.

—Mierda —dijo esa vez Harry.

—Efectivamente. —Soltaron una risilla a la vez. Louis comprobó la hora y recordó que debía ir a por unas botellas de agua antes de volver al estudio—. Te tengo que dejar. ¿Hablamos esta noche?

—Claro. Cuídate y que sea leve tu día.

—El tuyo también. ¿No tenías una reunión hoy con tus jefes?

—Sí, de hecho, ya estoy en el estudio.

—Suerte entonces.

—Muchas gracias. Hasta esta noche.

—Hasta esta noche.

Tardaron en colgar y Louis se quedó mirando unos segundos la pantalla. Sus contactos recientes estaban repletos de "Harry".

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