Harry perdió al amor de su vida, Alec, de una forma trágica, convirtiéndose en un hombre autómata y desolado.
Louis llegó a Londres movido por su única pasión: el ballet.
Cuando se cruzan, Harry se da cuenta de que no solo la mirada de ojos azules d...
Para mi amiga Nina, Yomataremonstruos Gracias por acompañarme y gritar conmigo desde que te conté esta historia Gracias por hacerme escribir, por inspirarme Gracias por siempre estar
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Harry perdió al amor de su vida, Alec, de una forma trágica, convirtiéndose en una persona autómata y desolada.
Louis llegó a Londres movido por su única pasión: el ballet.
Cuando se cruzan, Harry se da cuenta de que no solo la mirada de ojos azules de Louis es idéntica a la de Alec. Físicamente también lo era.
Pero solo eso. Louis no es Alec.
Doppelgänger ['dopel guenga] es un término alemán que se emplea para describir al doble fantasmal de una persona viva, a menudo hasta el punto de parecer un doble exacto. La palabra se compone de dos partes: «doppel», que significa «doble», y «gänger», que se traduce como «andante» o «caminante». En su forma original, acuñada por el novelista Jean Paul en 1796, se refería a «aquel que camina al lado». En la actualidad, se usa para referirse a esos dobles que toda persona tiene en algún lugar del mundo.
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T R A I L E R
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P R Ó L O G O
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Bajó el último escalón de las escaleras mecánicas del centro comercial dando un brinco mientras las bolsas que colgaban en su antebrazo danzaban de un lado a otro. Esperó a que las puertas automáticas se abrieran, esquivó a la gente con menos prisa y, con una sonrisa que se negaba a abandonar su rostro, consiguió salir de los grandes almacenes. Comprobó la hora en su teléfono móvil y largó un suspiro al llegar a la parada de autobús tras cruzar la acera.
Alec se sentó en el banco resguardado por la marquesina. En breve volvería a llover con fuerza; la carretera todavía estaba mojada. Otras dos personas se sentaron a su lado.
Abrió una de las bolsas que llevaba y siguió sonriendo. Podría guardar aquel vinilo durante dos semanas y regalárselo a Harry por su cumpleaños, pero sabía que no se iba a contener. Movió las piernas nervioso. Mirando nuevamente su móvil y el reloj de la parada confirmó que quedaban cinco minutos para que llegara el autobús.
