Capítulo quince

1.5K 204 152
                                    

Vio a Harry de pie en la estación de Surbiton, apoyado en su coche aparcado igual que hacía seis días. Descruzó los brazos cuando se percató de que caminaba hacia él y Louis, sin ser consciente, aligeró el paso. Su bolso colgaba de un hombro y lo agarró fuerte cuando terminó correteando hasta su encuentro. Harry también se adelantó y se chocaron en un beso igual de torpe que desesperado. Llevaba toda la semana deseando verlo y por fin lo sentía contra su cuerpo.

Harry olía a él, a algo fresco que se impregnaba. Sus labios se curvaban en una sonrisa tras cada roce. Había sido una semana larga, repleta de ensayos, funciones con algún que otro contratiempo de por miedo y también de muchas llamadas y mensajes con Harry. Se contaron sus días, se expresaron las ganas que tenían de volver a verse y con ello la irrefrenable atracción que sentían.

Louis se descubrió cada noche acalorado frente a la pantalla de su teléfono, a veces por culpa de un mensaje o una foto sugerente. La confianza vencía a la timidez, tornando a una excitación que crecía a cada minuto. Se habían dicho que querían volverse a acostar, compartir sábanas, perderse en besos, encontrarse en orgasmos...

Harry apretó su cintura y Louis perdió una mano en su cuello. Su bolso se resbaló de su hombro y Harry lo tomó antes de que cayera al suelo.

—¿Vamos? —le susurró bajito contra la boca.

—Vamos.

Le abrió la puerta del copiloto y entró soltando una risa. Luego observó cómo rodeaba el coche, subía a su asiento y arrancaba. Mismo trayecto, misma conversación y mismo roce de manos. Cuando Harry aparcó en la entrada de su casa y bajaron volvieron a estar cerca. El bolso de Louis se quedó en el pasillo y antes de cerrar la puerta principal se estaban volviendo a besar. Un par de prendas de ropa se quedaron en la escalera y sus labios ya estaban rojos e hinchados cuando llegaron al dormitorio. Jadeaban sin vergüenza y Louis se sacudió cuando chocó con la cama, se sentó y Harry se puso de rodillas. Su ropa interior se quedó enrollada en sus tobillos y lo miró antes de acariciarle los muslos y enterrar la cabeza entre sus piernas.

Sus labios le hicieron soltar pronto un gemido ronco. La lengua de Harry recorría su carne y sus labios succionaban de una forma que hacía que hasta sus manos temblaran. Enterró una de estas en su cabello y no pudo controlar el dar pequeñas embestidas que el otro recibió con gusto en su boca. Harry chupó, succionó y no paró a pesar de su aviso. No iba a ser capaz de aguantar mucho más, llevaba demasiado tiempo esperándolo, Harry lo hacía de maravilla, lucía arrebatador, aquella imagen se estaba convirtiendo en su favorita...

Louis gimió todavía más alto, contrajo el estómago y arqueó la espalda al verse invadido por el orgasmo. Harry le apretó las muñecas para que no se moviera y también jadeó. Louis aún no había recuperado el aliento cuando levantó la cabeza y lo vio levantarse, con labios brillantes y comisuras manchadas. Lo besó tumbándolo en la cama. Lo besó sabiendo a él mismo y tuvo que volver a gemir colmado de excitación. Harry era exigente, pasional y él no quería quedarse atrás. No podía porque notaba lava bajo la piel.

Sintió la erección de Harry contra su pelvis y su mano viajó sola hasta la misma. Harry le besaba el cuello y luego le mordisqueó el hombro mientras también se estiraba en la cama. No le hizo falta mirarlo para adivinar que de la mesa de noche sacaba un par de condones.

—Compré lubricante —lo murmuró tan bajo que tuvo que hacer un esfuerzo para entenderlo.

Louis intensificó un poco más la caricia en su miembro.

—Hombre precavido... —Se las ingenió para llegar a su oído y también susurrar—: Aunque prefiero tu boca.

—Me vas a matar —gruñó antes de callarlo con un beso rudo, con su lengua exigiendo chocarse con la suya.

DoppelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora