Richard dejó a su hijo en el colegio y llamó a Lawrence y Hellen para informarles que todo estaba bien.
Ahora solo quedaba irse a la casa de los Morgan para ver, cómo la llamaba él, a la dulce Kira. Sabía que estaba sola, pues, al igual que Harry, sus hermanos también tenían que estar en el colegio a esas horas.
Richard tenía que reprimirse muy bien.
No llamó al timbre pues como él tenia las llaves de casa, entró para darla una pequeña frase.
Al entrar, la vio de espaldas, colocando unos platos en el lavavajillas. Ni siquiera se dio cuenta de estaba ahí.
Cómo si fuera un niño haciendo una travesura, se acercó y le tapó los ojos con las manos, sin dejarla escapatoria.
—¿Quién soy?—preguntó directamente en su oido. Quería acercarse más, pero eso sería adentrarse en terrenos muy peligrosos. Tenía que seguir cómo estaba, con mucho autocontrol sobre sí mismo.
—¡Joder, tío Richard! ¡Que susto!—rio Kira, tratando de quitarse las manos de la cara. Se encontró frente a frente con él—¡Qué bien que ya hayas llegado!
Su voz sonaba un poco entrecortada. Podía sentir su respiración en la cara. Sus labios estaban solo a unos pocos centímetros.
El cantante estaba absorto, contemplando esos ojos marrones oscuros casi negros que tanto le gustaban. Miraba con delicadeza todos sus rasgos faciales que le parecían dignos de admirar.
En cambio, Kira miraba con atención todo el cuerpo de su tío, sintiéndose un poco pervertida por ello. No sabía si el calor corporal que estaba sintiendo era el suyo, el de Richard o el de ambos.
Su cuerpo no tardó en reaccionar. La presencia del vocalista hacia que su mundo temblara, la sangre le hirviera y ciertas partes de su cuerpo se volvieran demasiado sensibles.
El hombre trato de razonar, pero su corazón había ganado a su cerebro. Sentía que si no la besaba enloquecería.
Sus labios estaban cada vez más juntos, al borde de un beso que inevitablemente, los dos querían que sucediera.
Quería sentirla, tocarla, adentrarse dentro de ella de cualquier manera, aunque eso le costara la vida.
A punto de cometer el mayor, y al mismo tiempo, mejor error de sus vidas, el timbre de la casa sonó fuertemente, despertándolos de su letargia.Volviendo a su ser, Richard se apartó cómo si le hubieran dado una bofetada, y Kira con la mente, aún adormida, fue a atender al que había llamado.
—Casa de la familia Morgan, ¿dígame?—preguntó, dando una gran bocanada de aire.
—¿Kira? ¿Cariño, eres tú?
Esa voz la sorprendió por completo.—¿Mamá?—preguntó, muy sorprendida—Si, si, soy yo, ¡pasa!
No se esperaba su llegada. Cómo siempre, Seth la había dicho que su madre estaba muy ocupada y que cuando pudiera la llamaría.
No eran muy cercanos. No se llevaban ni bien ni mal, no eran amigos pero tampoco enemigos. Solo se hablaban lo justo y necesario.
—¡Oh, mi vida! ¡No sabes lo feliz que estoy por volver a verte!—dijo la cantante con total sinceridad, dándola un fuerte abrazo. Los ojos de Kira se llenaron de lágrimas, muy feliz—Seth me dijo que estabas en casa de tu padre, así que en cuánto he podido me he escapado para verte...¡Deberías venir a ver nuestra nueva casa! ¡Te encantaría!
Richard, aún en la cocina, pensando en todo lo sucedido, oyó todo.
¿Se iría con ella, ahora? Su corazón se paralizó al instante.
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Love Me Tender
RomanceKira, hija de la superestrella del rock Lawrence Morgan y la icónica cantante de pop Charlotte Jones, regresa a casa después de estar años en un internado de Reino Unido al alcanzar la mayoría de edad. Su regreso desencadena una búsqueda desesperada...