—¿Tío Richard?—preguntó Kira con una tímida sonrisa cuando abrieron la puerta y, sin dejarle hablar, se abalanzó a sus brazos.
El abrazo fue intenso y lleno de mucha alegría.
Richard sintió una extraña nostalgia al verla pero al mismo tiempo se alegro bastante por volver a verla.
Había cambiado bastante. Apenas la reconocía. Ya no seguía siendo esa niña que conoció, ahora estaba hecha toda una mujer.
En el abrazo, no pudo evitar sonreír profundamente. Durante todos los años que ella estuvo en el internado apenas había recibido noticias de ella. Las pocas veces que el grupo estuvo en Reino Unido, estuvo tentado de ir a verla, pero sabía que esa clase de internados solían poner muchos impedimentos a la hora de las visitas por lo que no le quedó más remedio que aguantarse y mirar para otro lado.
Le hervía la sangre solo de pensar en cómo ese hombre, al que conocía desde hacía muchos años y lo consideraba su mejor amigo, casi hermano, había sido tan cruel y poco cariñoso con su propia hija.
Pero sabía el triste motivo de ello.
La cantante Charlotte Jones enamoró al guitarrista Lawrence Morgan cómo nunca antes nadie había podido hacer con él. Aunque eran como el día y la noche, cómo el ying y el yang, realmente lo había enamorado hasta el punto de hacerle perder la cabeza.
Pero solo fue un romance fugaz. Charlotte no halló en Lawrence lo que buscaba en una relación. Y eso lo hundió por completo.
Richard nunca le había visto tan hundido y deprimido hasta ese momento y esperaba no tener que volver a verlo así.
Las cosas se complicaron aún más cuando la cantante se presentó en su casa, diciendo que estaba esperando un hijo suyo. Tras una larga y seria charla, acordaron que no abortarían y que lo tendrían.
Aunque Richard la había visto muy pocas en persona, sabia que Charlotte era mejor madre que lo era Lawrence, quién nunca asimiló y se preparó ante el hecho de que iba ser padre con la mujer que tanto daño le había hecho. Pero eso no era excusa para haber tratado con desprecio a Kira, demostrando todo el rencor y el odio.
Todo porque su hija le recordaba a su madre, esa persona que lo enamoró y después le rompió el corazón en mil pedazos.
Enfurecía aún más al ver cómo trataba Lawrence a sus hijos, preocupándose y tratando de ser un buen ejemplo para ellos, mientras que con Kira la trató como si valiera menos que la basura de la calle.
En el fondo, Richard desde que la conoció, sintió un cariño y un instinto de protección cómo nunca antes había sentido.
¿Y por qué? Nadie lo sabia. Ni él mismo.
De hecho, eso le había dejado sin dormir varias noches, pensando en ello y dandole vueltas sin parar.
En cambio para Kira, su tío Richard siempre fue para ella un sueño imposible, esa clase de hombre que nunca se fijaría y muchos menos sentiría algo por una chica como ella. Pero aún así, nunca le dejaría de querer.
—Kira...¿De verdad eres tú?—preguntó Richard con visible emoción en sus ojos, apartándola algunos mechones de pelo que tenía por la cara. Asintió, con la visión un poco nublada por las lagrimas, tratando de no llorar. Al fin había podido ver a ese hombre que la había tratado tan bien, casi cómo un padre—Pasa guapa, cómo si estuvieras en tu propia casa...
Le parecía irónico sentirse más bienvenida y acogida en esa casa que en la de su padre. Pero no le dio mucha importancia.
De pronto, vio como del salón salía un hombre alto de unos cincuenta años.
—¡Kira!—exclamó muy contento cuando la vio.
—¡Dios mío! ¡Tio Lars! ¡Cuánto tiempo!—saludó Kira con una gran sonrisa. Era su tío Lars, el bajista del grupo, Siren.
Al parecer estaba pasando el rato en casa del vocalista. La chica recordó las veces que su padre pasaba ratos con los miembros del grupo, riéndose de anécdotas divertidas y hablando de mil cosas distintas a la vez.
—¡Kiki, cariño, cuanto tiempo sin verte!—murmuró Lars con mucha ternura. Sonrió dulcemente al volver a oír el apodo que la había puesto cuando era pequeña juntando solo la primera sílaba de su nombre dos veces—¡Ocho malditos años sin verte y no diste ni una señal de vida, oye!
No pudo evitar reírse. Habían pasado los años y seguía teniendo ese sentido del humor carisma que tanto lo caracterizaba.
—Lo siento tío Lars, la directora apenas dejaba que me viera con mi madre como para mandarte cartas o llamarte...—se excusó, encogiéndose de hombros.
—Vale. No pasa nada, diablilla. Pero mientras sigas aquí quiero que me escribas o me llames, ¿vale?—sugirió Lars, dándola un pequeño pellizco en las costillas, haciendo que se retorciera y se riera—¡Adiós preciosa! ¡Cuídate!
Se despidió de él con la mano y sin dejar de sonreír.
Cuando se fue, comenzó a dirigirse a la puerta. Notaba que le estaba dando un bajón emocional y no la apetecía llorar y mucho menos darle explicaciones a su tío Richard.
Era mejor que se fuera cuanto antes. No sabía si le iba a volver a ver y no le quería hacer daño.
Sintió cómo su garganta se cerraba al sentir a Richard detrás de ella y como la agarraba suavemente del brazo.
Cuando se dio la vuelta se puso aún mas nerviosa. Sus caras estaban solo unos centímetros la una de la otra.
—Espera Kira. No te vayas tan pronto...
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Love Me Tender
RomansaKira, hija de la superestrella del rock Lawrence Morgan y la icónica cantante de pop Charlotte Jones, regresa a casa después de estar años en un internado de Reino Unido al alcanzar la mayoría de edad. Su regreso desencadena una búsqueda desesperada...