—¿De verdad tienes que irte, papá?
Richard apretó los labios. Habían pasado muy buenos momentos padre e hijo, pero la semana pasó muy deprisa y llegó la hora de irse a retomar la gira.
—Harry, tengo que irme, pero te prometo que cuando vuelva estaré todo el rato contigo...
—¿Y con Johnny, Amanda y Kira?
—Si eso es lo que quieres lo haré...—aceptó on una gran sonrisa.
Trató de retrasar la despedida lo máximo posible pero tenía que irse pronto si no quería perder el vuelo.
Kira se había ido a pasar el día con Charlotte, quién estaba alojada en un lujoso hotel de la zona, buscando alquileres en Nueva York.
Amanda y Johnny estaban en el colegio, pero Harry había pedido permiso para saltarse las clases para poder estar con su padre todo el tiempo que pudiera.
Lauren aún no había vuelto así que se quedaría al cuidado de Kira. Pero no quería despedirse de ella. Se sentía mal por hacerlo pero era lo mejor para los dos.
Todo iba según lo previsto. Había dejado a Harry en el colegio y ya estaba camino al aeropuerto. Sin embargo, a mitad de trayecto recordó que se había olvidado de la maleta de Lawrence que se había dejado allí con cosas suyas y le había pedido, si no le importaba, que se la trajera de vuelta.
Con mucha rabia, frustración y maldiciendo, giró el coche para volver a la casa de los Morgan y rezando para que Kira siguiera con su madre.
Al entrar, buscó la dichosa maleta por todas partes. No quería tentar a su suerte más de lo que ya estaba haciendo.
Cuando por fin la encontró, soltó un gran suspiro de alivio y bajó muy deprisa las escaleras. Quería irse de allí lo antes posible.
—¿Tío Richard?—preguntó por él una conocida voz. Se mordió los labios, con frustración de haber sido pillado—¿Te ibas a ir sin despedirte de mí?
Se dio la vuelta. Ahí estaba Kira, de pie, mirándole fijamente.
—No, no, no, claro que no...—negó inmediatamente, sacudiendo la cabeza—Lo que pasa es que no quería molestarte mientras pasabas un tiempo con tu madre...
—Ya ha encontrado un sitio dónde vivir en la ciudad un tiempo, así que puedo despedirme de ti sin ningún problema...— replicó suavemente con una
pequeña sonrisa. Lo abrazó fuertemente, dejándolo sin aliento y tieso como una estatua. Quería abrazarla pero al mismo tiempo no—Te voy a echar mucho de menos, tío...
Ese susurro hizo que recobrara el sentido y pudiera devolverla el abrazo.
La tela de la ropa que llevaba era tan fina que podía sentir su piel, aun con la ropa de por medio, lo que hacía que su cabeza empezara a enloquecer.
—Yo también voy a echarte mucho de menos...Mi Kira...
Ella notó el extraño tono de su voz, cómo si en vez de un tono de despedida y de cariño fuera uno de deseo. No solo eso, también la estaba abrazando de una manera que hacía que sus cuerpos estuvieran muy juntos.
Se separó un poco para mirarla a los ojos. Estaba mal lo que estaban haciendo pero al verla a los ojos supo que Kira siempre quiso que algo así ocurriera.
Su mente estaba nublada. Cómo si estuviera en un sueño. Todo por Kira.
Supo que en esos momentos que no iba a aguantar estar alejado un tiempo sin obtener algo de ella.
Colocó sus manos en las mejillas, acariciándolas con mucho cuidado y observando todo su rostro.
Volvió a susurrar su nombre, esta vez en un tono más bajo y, sin ninguna duda, lleno de deseo.
Inclinó la cabeza y Kira sintió cómo se juntaban sus labios con los de él. No sabía si era verdad o estaba sufriendo una alucinación.
No reaccionó ya que ese estaba siendo su primer beso. Ni siquiera sabía muy bien que hacer.
Richard no se dio cuenta de lo mucho que anhelaba ese beso hasta ese momento. No podía dejar pasar esa oportunidad de oro que no sabía si la iba a volver a tener.
Agarró su mandíbula con una mano y la otra la posó sobre la cadera de Kira. La quería más cerca, mucho más cerca de lo que ya estaban.
Sin previo aviso, metió su lengua dentro de la boca de la chica, lo que hizo que ella soltara un gemido de sorpresa.
Lamía y degustaba todo cuanto podía.
Al fin estaba pudiendo saciar esas ansias que por dentro lo estaban devorando.
Kira trataba de responder cómo podía al beso, pero se dejaba manejar por él. Cualquier cosa que hiciera la parecía bien.
Inclinó la cabeza hacía un lado para que pudiera profundizar más en el beso.
Se habían dejado llevar por sus instintos, cometiendo un gran error y sin saber que todo se complicaría.
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Love Me Tender
RomanceKira, hija de la superestrella del rock Lawrence Morgan y la icónica cantante de pop Charlotte Jones, regresa a casa después de estar años en un internado de Reino Unido al alcanzar la mayoría de edad. Su regreso desencadena una búsqueda desesperada...