Capítulo 31 - Una conversación incómoda

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—¿Qué tal va todo por ahí?

Charlotte sacudió la cabeza y sonrió. Estuvo a punto de quemarse la cena que estaba haciendo. Era una cena muy especial, ya que estaba haciendo la comida favorita de su hija, empanadas rellenas de atún y tomate.

—Bien, bien...

Habló, observando al mismo tiempo las empanadas y a Kira que estaba sentada en el sofá, escuchando musica de su móvil.

—Te echo de menos. Ojalá pudiera estar un poco más libre del trabajo y verte...

Sin darse cuenta, suspiró. Seth llevaba dos semanas fuera de casa por sus asuntos de negocios. A pesar de que hablaba todos los días con él no podía evitar echarle mucho de menos.

—Lo sé, lo sé...Pero bueno, solo unas reuniones más y ya podrás volver, ¿no?

—Si. Solo unas pocas más y ya estaré libre. Son las de siempre, las más aburridas. En fin, en cuanto termine cogeré el primer vuelo que haya a Nueva York, para estar con vosotras, contigo...

Sonrió tiernamente. A pesar de que llevaban muchos años casados todavía le seguía queriendo cómo desde el primer día que lo conoció.

Su lado romántico y sensible era lo que más le gustaba de él.

—Está bien. Descansa, cariño. Buenas noches. Te quiero...

—Yo también te quiero...

Las empanadas terminaron de cocinarse. Las puso en un plato y se dirigió al salón.

Notó que Kira tenía los ojos cerrados y movía la cabeza al ritmo de la música, tatareando al mismo tiempo.

Eran las canciones de Siren, el grupo de su padre. Volvió a sonreír.

—¡A cenar!—anunció con voz cantarina. Kira abrió los ojos y se quitó los auriculares. Sus ojos se iluminaron de emoción al ver las empanadas, haciendo que se relamiera los labios. Le dio las gracias y la dio un fuerte abrazo—De nada, cariño. Espero que te gusten. Las he hecho con todo el amor que solo una madre podría hacer...

Mientras cenaban, en silencio, Charlotte se dio cuenta de que su hija no paraba de tararear en voz muy baja, casi inaudible, la canciones de Siren.

—¿Te he contado alguna vez por qué te llamamos Kira?—le preguntó con una gran sonrisa. Kira negó con la cabeza— Fue por Richard. Si. Fue por él. Las pocas veces que me vio embarazada no paraba de decir que si era una niña tenía que llamarse Kira. Al parecer escucho una canción con ese título y le encantó el nombre. No te miento cuando te digo que todo el rato me decía: "Oye Charlotte, es que se tiene que llamar Kira" o "¿No te parece bonito el nombre Kira?". Sé de primera mano que con tu padre eramucho peor, insistiéndole todo el rato, muy empeñado en que te pusiéramos Kira. Total, que cuando naciste no podíamos llamarte de otra manera...

La chica abrió los ojos, muy sorprendida. Se sonrojó y sonrió tímidamente hacia un lado.

—¿Así que me llamo Kira por Richard? 

Asintió con la cabeza.

—Si. Así es. Pero lo que no entiendo es porque te has encaprichado de él, podría ser tu padre...

Levantó la cabeza, atónita por lo que su madre acababa de decir.

—¿Por qué dices eso?

—Porque desde que se divorció te notó un poco triste y melancólica, porque cada vez que te salen sus fotos en Instagram suspiras sin darte cuenta, porque no paras de escuchar su música en bucle y porque soy tu madre Kira y a mí no me puedes engañar...

La miro de arriba a abajo. Suspiró.

—Bueno. Si. Me he enamorado de él, ¿qué pasa?

—Kira, es tu tío, ha estado casado hace poco y te saca casi treinta años...

—Mamá, técnicamente no es mi tío. Se casó, se divorció y ahora está soltero. Todo el mundo tiene un pasado, ¿no?

—¿Pero no te das cuenta de que vas a sufrir muchísimo tú y toda la familia?

—¿Pero por qué? Si no es ningún capricho.... Charlotte apretó sus labios y suspiró profundamente.

—Vamos a ver, Kira, corazón mío...¿No te das cuenta de que con tu edad es muy fácil que te deslumbre alguien mayor que tú y pienses que es el amor de tu vida? Estoy segura de que cuando pasen unos años te reirás de esto. Anda cariño no hagas nada de lo que puedas arrepentirte...

—¿Me estas prohibiendo que le quiera? No puedes... Daba igual lo que la dijera. No entraba en razones.

No la estaba regañando porque le quisiera, solo quería que eso no la trajera malas consecuencias en su vida.

—No le voy a decir nada a tu padre para no darle el disgusto del siglo...Pero, ¿sabes lo que haría si se enterara?

—Me da igual, mamá. Me da igual que se lo digas a papá, que lo anuncies con un megáfono al mundo entero, me da igual. Yo le quiero.

Volvió a suspirar. Se había rendido con ella. Pero sin perder la sonrisa, le agarró con suavidad la mano.

—Kira, no te estoy regañando, ¿vale? Soy tu madre y quiero que confíes en mí para lo que sea. Solo quiero tu felicidad y que estés bien. Pero no hagas nada de lo que puedas arrepentirte en un futuro y haz las cosas con la cabeza...

Se fue de allí, dejando a Kira sola, con sus pensamientos.

Love Me TenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora