Llegó el día en el que Siren debía de partir para iniciar la gira por todo el país.
Su primera parada sería en Washington.
Todos estaban muy emocionados por la despedida.
Habían luchado bastante para seguir a la misma altura que cuando empezaron con el grupo, pero la parte más difícil para los cuatro integrantes, no importaran los años que llevaran, sería tener que estar separados de sus familias por varios meses.
Kira estaba de pie junto a sus hermanos, viendo cómo se despedían con mucha tristeza de sus padres. Pero ella estaba mirando fijamente a Richard con la esperanza de que él hiciera lo mismo. Cuándo se dio cuenta de que le estaba observando no pudo evitar sonreír y guiñarla un ojo, sin que nadie se diera cuenta de eso.
Lars se estaba despidiendo de su mujer y de su hijo Mike, quién no paraba de abrazarle, con los ojos llenos de lagrimas. Robert se despedía de sus hijas gemelas, Ava y Violet, prometiéndolas que las llamaría en cuanto tuviera un poco de tiempo libre. También se despidió y le agradeció a su ex-mujer que le hiciera el gran favor de quedarse con las niñas mientras él estuviera fuera.
Todos se despedían de todos, con mucha tristeza, pero sin que se notara mucho y para no hacer más dura la despedida de lo que ya era. Incluso Lawrence se despidió de ella, con mucha incomodad y tirantez, pero lo hizo.
Se alivió un poco cuando Hellen, antes de irse a la terminal de dónde saldría su vuelo a California, también se despidió de ella, con un abrazo lleno de ternura y de un cariño casi maternal.
Estaba tranquila de saber que caía muy bien a todos, excepto a su propio padre.
—Kira...—llamó una voz a lo lejos que la hizo estremecerse. Al girarse se encontró cara a cara con su tío Richard.
—¿Si?—preguntó con mucha timidez.
—¿Me vas a echar de menos, pequeña?—bromeó el cantante. Pero no podía responderle, era cómo si se hubiera quedado petrificada al verle a los ojos. Richard se rio suavemente por el nerviosismo de la joven y sintió mucha ternura cuando vio cómo sus mejillas empezaban a enrojecerse—No olvides llamarme, ¿vale?
Esperaba que cumpliera con su propuesta, pero por dentro, fantaseaba con la idea de que algún día lo llamara suplicándole que volviera a su lado.
Comenzó a acariciar su mejilla, acariciándola con mucha suavidad y recorriéndola con sus dedos. La respiración de Kira no tardó en volverse irregular. Ya era más que evidente lo que provocaba en ella. Pero Richard no podía "traicionar" de esa manera su mejor amigo, aún sabiendo lo que sentía Lawrence hacia ella. También, sabia que Kira sería incapaz de hacer algo que pudiera afectar y separar a dos familias.
Inclinó su cabeza, acercando sus labios al oído de la chica, quién tuvo que morderse los carillos de la boca para no perder el control y cometer alguna locura.
—Adiós Kira, mi pequeña...—se despidió tiernamente, en un susurro. Escuchó cómo la joven tragaba saliva con dificultad.
Antes de separarse de su lado, la dio un pequeño pero fugaz beso en su mejilla. Olía tan bien su piel.
A pesar de que trató de contenerse no pudo evitar soltar un suave gemido, que fue casi casi inaudible, excepto para Richard que pudo oírlo perfectamente.
Se miraron muy sorprendidos, cómo si los hubieran pillado haciendo algo que no deberían haber hecho.
Habían tratado de guardar sus sentimientos en el fondo de sus corazones, casi encerrados en una caja fuerte, por el bien de todos. Pero nunca fueron conscientes de lo lejos que habían llegado sus sentimientos.
Se alejaron sintiéndose inmensamente felices y al mismo tiempo las peores personas que pudiera haber sobre la faz de la Tierra.
Pero si querían que todo continuara de forma normal, no tendrían mas remedio que ocultar sus sentimientos a los demás.
Pero apenas podían.
Ya no era un secreto lo que sentían el uno por el otro.
Y en cualquier momento todo eso saldría a la luz.
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Love Me Tender
RomantizmKira, hija de la superestrella del rock Lawrence Morgan y la icónica cantante de pop Charlotte Jones, regresa a casa después de estar años en un internado de Reino Unido al alcanzar la mayoría de edad. Su regreso desencadena una búsqueda desesperada...