Capítulo 13 - Nada que temer

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—Hola preciosa...

—Hola tío Richard...

Antes de que pudieran decir algo más, Amanda, Johnny y Harry al verle le saludaron con mucha emoción y comenzaron a bombardearle de preguntas de cómo estaba Lawrence.

Un rato después, tratando de convencerles que él estaba bien y que no había sido nada, sugirió que vieran una película para pasar el rato.

—¿Me extrañaste, pequeña?—preguntó el hombre a la joven con mucha picardía.

Le era inevitable no provocarla, a pesar de que le mataba por dentro saber que nunca podría tener nada con ella. A pesar de que las cosas en su matrimonio iba de mal en peor, jamás sería capaz de engañarla y mucho menos con la hija de su mejor amigo.

—S-si...—contestó como pudo por el nerviosismo, pero tratando de sonreír un poco.

—¡Ya estamos!—chilló Amanda desde el salón, con mucha impaciencia.

En el suelo, estaban Johnny y Harry discutiendo por la película que verían. Pero al final, pudieron ponerse de acuerdo y reproducirla.

Se colocaron en los sofás, y a medida que pasaba el tiempo, Kira se sentía más nerviosa. Estar cerca de su tío Richard le provocaba tantas mariposas en el estomago que temía que en cualquier momento las vomitara.

A pesar de que Amanda era un poco pequeña, ella y su hermano insistieron en ver una película de terror para niños. Kira no sentía ni un poco de miedo pues bastantes películas de terror ya había visto bastantes y no se inmutaba por una película infantil.

Los niños comían palomitas, tirando algunas al suelo, y llenándose las manos de grasa.

Miraba con atención la pantalla, interesada por la trama de la película. Richard al ver su cara de concentración, pasó su brazo por detrás de la espalda para atraerla más cerca de él.

Sintió como su corazón se detenía al tenerla tan cerca, y por mucho que tratara de reprimirse, el deseo era mas fuerte que su razón.

Por otro lado, Kira también tenía el corazón en un puño. Ya ni siquiera estaba prestando atención a la película. Como si no pudiera ser dueña de su cuerpo, se apoyó en su pecho, sintiendo los suaves pero pero rápidos latidos del corazón de Richard.

—Tranquila pequeña...—le susurró con mucha calma en su oido. No respiro para no emitir ningún sonido—Mientras yo esté aquí, no tienes nada que temer...

Pero claro que tenía miedo. Tenía miedo de sus fantasías, de sus emociones, de sus pensamientos y temerosa de lo que deparara el futuro.

Por otra parte, a ojos del cantante, ya no la seguía viendo cómo esa niña a la que alguna vez conoció, por mucho que quisiera negarlo, la deseaba.

Y mucho.

Love Me TenderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora