Capítulo 17 - Fantasías

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Sintió que se mareaba y la costaba respirar solo de sentir la mano sobre su muslo.

Todo eso era nuevo para ella. Nunca había experimentado nada parecido. Había pasado toda su adolescencia encerrada en un estricto internado y lo poco que sabía. del sexo eran por las clases.

La acariciaba dulcemente la pierna, no subiendo demasiado la mano, pero ella sentía como sus hormonas se revolucionaban por completo.

Se sonrojó fuertemente al sentir cómo su cuerpo desde su cintura hacia abajo temblaba. Era demasiado fuerte la sensación de temblor.

Cuando Johnny se levantó para ir al baño, apartó la mano rápidamente cómo si le hubieran dado una descarga eléctrica.

Se alejaron un poco el uno del otro pero tratando de que no se notara demasiado lo que acababa de pasar.

Era casi medianoche. Los más pequeños dormían plácidamente en las habitaciones y Kira estaba en el jardín tomando un poco de aire fresco.

Había llamado a Emma para contarle todo lo que había pasado últimamente y pedirla consejo para decidir lo que haría. Aunque tenía las mismas

experiencias sexuales que ella, necesitaba escuchar la opinión de otra persona.

Richard estaba en una de las habitaciones, mirando la densa oscuridad de la noche por la ventana, hablando con Lawrence por teléfono, el cual ni preguntó por su hija mayor, mientras que por los otros dos sí que preguntó y se interesó por ellos.

No era un bebedor habitual, pero esa noche necesitaba un trago. Dio un sorbo a una botella de whisky pero no fue suficiente. Necesitaba más.

Estaba muy inquieto y malhumorado. Sentía que si se acercaba a Kira, en cualquier momento, perdería el control de su cuerpo, haciendo algo de lo que luego se arrepentiría completamente.

Y no quería ceder. Eso sería muy malo. Estaría engañando a su mujer, la cual, si bien no estaban pasando por su mejor momento, no era justificación para hacer un acto así.

Además, Kira solo tenía dieciocho años, era una joven inexperta y no era buena idea que ella se relacionara con un hombre cómo él, sino con gente de su edad.

Trataba de autoconvencerse así. Pero solo de pensar que algún chico estúpido, que no la importaran sus sentimientos, se pudiera aprovechar de ella, lo hacía enfurecer. No se merecía algo así.

Y ni hablar de lo que haría Lauren si se llegara a enterar de lo que estaba pasando. Su cuñada era abogada, especialista en divorcios, y las dos se asegurarían de que Richard lo pasara realmente mal, y de que viera muy poco a Harry. Bastante tiempo le quitaba el grupo y las giras cómo para verle prácticamente nada.

Solo de pensar en esa posibilidad sentía que su limite entre la cordura y la locura estaba por romperse.

Si tenía que estar toda la vida con Lauren lo haría con tal de poder estar con su hijo.

Con todo eso en mente tomó una decisión: estaría alejado de Kira todo el tiempo que estuviera en Nueva York.

Serían solo unos días y no parecía tan complicado de hacerlo.

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