CAP 20: El pasado de Akaza - Parte 3

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(Narra Akaza)

Pasó un tiempo, y creo que Mitsuri-san fue alguna especie de apoyo en esa etapa de mi vida. A pesar de que yo me negaba a abrirme, ella logró que lo hiciera poco a poco de una forma natural... no sé qué clase de poder tiene, pero pudo arreglar un poco de mi corazón dañado. Estuve trabajando ahí hasta mi tercer año en la preparatoria.

Y esto... ocurrió un mes antes de los exámenes finales. Ese día, estaba lloviendo bastante fuerte y había más clientes que de costumbre, eran esos que entraban para refugiarse de la lluvia. Tuve que ayudar a Mitsuri atendiendo a los comensales como mesero; pude hacerlo ya que me había acostumbrado. Yo era mucho más rápido sirviendo, así que ella se encargó de la cocina.

Fue entonces que...

*Tin* (Suena campanita de la puerta)

-Bienvenido- como siempre, saludaba al cliente en su llegada.
-Buenas tardes chico, lamento la intromisión- un señor muy alto, con traje y abrigo elegante, llegó. Traía un sombrero consigo, el cual ocultaba sus ojos.
-Usted sí que viene totalmente mojado, señor... ¿Se encuentra bien?-
-Estoy bien, sólo iba caminando y la lluvia me agarró de sorpresa. No encontraba un lugar para resguardarme y vi este abierto- contó mientras se quitaba su sombrero... y al fin, pude ver bien su rostro.

Tenía la piel muy blanca, diría hasta más que yo, sus ojos eran rojos color pura sangre, y tenía el cabello negro rizado... vaya que se veía de la alta clase, incluso sentí algo de pena porque nuestro humilde establecimiento no llegara a su altura.
-Ammm... le traeré algo para que se pueda secar, sólo espere un momento- rápidamente, fui a la cocina por unos paños secos y luego regresé con él.
-Lamento que sólo pueda ofrecerle esto- le dije mientras se los entregaba.
-No hay ningún problema, soy yo el que debería disculparse por empapar de agua el piso de su restaurante- a mi parecer, hablaba muy formal.
-Si quiere, deme su abrigo y su saco, es mejor que se quite la mayor cantidad de ropa que pueda, o llegará a enfermarse; puedo encargarme de secar las prendas-
-Gracias chico... ¿Tú nombre es...?-
-Soyama Akaza-
-Gracias Soyama-kun. Es muy amable de tu parte...- se quitó todo menos la camiseta blanca de abajo y los pantalones.
-Aquí tienes-
-¿Quiere tomar asiento? Esta mesa está cerca de la calefacción, también le ayudará a secarse y a no sentir frío- él sin dudar, se sentó en la mesa que le ofrecí.
-Mientras espera... ¿le gustaría algo de beber o algo de comer por casualidad? Si gusta ordenar algo, aquí le dejo la carta y regresaré en unos minutos a tomar su orden-
-Te lo agradezco, Soyama-kun-
-A sus órdenes- hice una reverencia, y con paso rápido fui al cuarto de lavado para poner las prendas en la secadora, la cuál teníamos porque Mitsuri-san tiene DEMASIADOS delantales y usaba una cada que se manchaba.

Aquellas ropas, tenía que tratarlas con delicadeza, se veían costosas y preferiría evitarme la molestia de ganar una deuda. La configuré en la velocidad más baja y ahí las dejé. Regresé al comedor para seguir atendiendo.
-¿Ya se decidió por algo, señor?-
-Sí, ammm... sólo un café negro está bien para mí. Me servirá para calentarme-
-Un café negro entonces... vuelvo enseguida-
En cuestión de segundos lo preparé y se lo serví.

Pasó alrededor de una hora, la lluvia había parado y los clientes se empezaron a ir. Sólo quedaban como tres personas en el lugar y uno de ellos era el señor de ojos rojos. Fui a revisar si las ropas estaban listas, y por suerte, ya se habían secado.

Entonces, fui con ellas y me acerqué a la mesa de su dueño.
-Lamento haberlo hecho esperar mucho, señor, aquí tiene sus prendas ya secas-
-Muzan-
-¿Eh?-
-Mi nombre es Kibutsuji Muzan- tomó las prendas y se vistió.
-Señor Kibutsuji espero haya disfrutado de su estancia y del café-
-¿Cuánto va a ser?-
-Son xxx yenes-
Él sacó un billete grande de su cartera.
-Espere un momento, le traeré su cambio- estaba por ir la caja pero...
-No es necesario...- se puso de pie.
-Señor Kibutsuji, no puedo aceptarle tanto-
-No es necesario, Soyama-kun. Puedes quedarte con el resto, tu amabilidad merece también ser acreditada- caminó hacia la puerta, se puso su sombrero antes de salir, y dijo...
-El café estuvo delicioso, tal vez vuelva en otra ocasión- luego de eso, se fue.

Amor entre Profesores / RenkazaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora