Amor entre Profesores / Renkaza

CAP 38: El conflicto de los Rengoku- Parte 1

~Minutos antes~

—Shinjuro... necesito pedirte algo—

~Presente~

Aunque habían dado la señal de que podían iniciar, lo único que hicieron fue mirarse; seguían el paso del otro caminando en círculo y ninguno de los dos se atrevió a atacar primero.

—"Mmm... no se acerca... entonces, intentaré eso"— pensó el mayor de los Rengoku.
—Oye, Kyojuro! ¿No piensas atacar?— le preguntó.
No hubo contestación.
—Bien... Entonces, haré los honores~—en seguida, se movió hacia adelante; y provocó un choque entre espadas.
Uno, dos, tres... y en el cuarto, Shinjuro logró dar en un punto; el primogénito retrocedió justo cuando su muñeca fue golpeada.
—¿Qué pasó, Kyojuro? Te di la ventaja, ¿acaso estás oxidado?—
No había mentira en eso, pues había dejado de practicarlo...
—Apenas estoy calentando, padre— pero no se iba a dejar perder tan fácil.
Y ahora fue él quien avanzó; uno, dos, tres, cuatro, cinco... y al sexto impacto, Kyojuro logró asestar un golpe en la cabeza de su padre.
—Nada mal para no haber practicado el kendo en años—
—No puedo olvidarme de aquello que quedó grabado hasta en mis huesos—
—Uuh~ esa es una buena frase... ¡Cómo se esperaba de mi hijo!—nuevamente se movió para atacar.

A diferencia de las otras dos veces, el intercambio de golpes no alcanzaría sólo los tres o seis impactos, sino que tendrían muchos más, porque ninguno de los dos quería ceder; ni Shinjuro, ni Kyojuro; o los esquivaban o el punto que intentaban golpear era protegido por su contrario.

La señora Ruka y el pequeño Senjuro se mantenían bastante calmados mientras veían el combate, pero desde la perspectiva de Akaza, todo era...
—"¡Increíble! ¡Kyojuro es increíble! ¡Sus movimientos con la espada...! ¡Las fuerza de sus ataques...! Todo lo hace ver tan... ¡Asombroso!"—
Así como lo expresaba en su cabeza, todo se veía asombroso.
Quizás porque en su interior, sabía que las peleas formaban parte de su antiguo estilo de vida, y a pesar de haberse enfrentado a tantas personas, ninguna le dio un combate digno; y por eso mismo, es que en el pasado no le hacían sentir nada.

Pero ahora es diferente, ahora es capaz de disfrutar de una verdadera pelea; el hecho de confirmar con sus propios ojos que existen personas realmente tan increíbles, le hacían revolver su estómago de la emoción al imaginarse la ocasión en donde tuviera que enfrentarse a ese oponente tan formidable; y en ese momento, tenía a una persona así de fuerte delante suyo.

Bueno, también estaba Shinjuro, pero toda la atención de Akaza se enfocó en Kyojuro.

Estaba tan concentrado en alabar a su novio dentro de su cabeza, que no salió de ese estado... hasta que escuchó un comentario en particular.
—...¿Y tu noviecito en donde lo conociste? ¿En alguno de esos clubes nocturnos a los que te invitaba tu amigo el altote?— tales palabras habían salido de la boca del mayor de los Rengoku.
Akaza no sabía si antes conversaban de otra cosa, pero empezaron a hablar de él; y se sentía algo extrañado al respecto.

¿Por qué de la nada hace esas preguntas? ¿Que no se supone que están en medio de un combate serio?
Aquellas interrogantes, no hicieron más que encender la llama de la ira que había permanecido apagada dentro de Kyojuro...

Aunque, al inicio pasaría desaparecida.
—Se equivoca, padre; a Akaza lo conocí en la academia; le dije que es un profesor—
Hay maneras de preguntar las cosas, pero se lo dejaría pasar sólo porque se trataba de su padre.

La conversación avanzaba, y con ellos, de vez en cuando el intercambio de choques con espadas.
—Eeh... y yo que pensé que pertenecía a algún prostíbulo— remarcó su voz en aquella palabra.
—Padre, no permitiré que insinúes esas cosas sobre él, así que por favor, retira lo que dijiste—
Eso sí que le caló un poco más; la forma de dirigirse hacia él fue lo afectado, pero como es su padre, lo dejaría pasar, no sin antes exigir un poco más respeto para su pareja.
—Perdón, perdón; ya no hablaré de él... pero entonces, Kyojuro... si te enamoraste de un hombre, eso no te hace a ti un... como lo llaman ahora... ¿maricón?-
—¡...!— el pelirrosa reaccionó.
—"¿Por qué le está diciendo esas cosas a Kyojuro?...¿Qué no se supone que es su hijo?... ¿Y Ruka-san lo permite?..."— volteó a ver a la pelinegra; ella aún permanecía con su cara imperturbable, aunque su hijo menor a su lado si parecía algo alterado.