Capitulo 1: Un poco de café por todos lados

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Siento como se me cierra la garganta, las palpitaciones de mi corazón vienen subiendo por todo mi cuerpo, hasta alojarse en mi cabeza, lo escucho una... y otra... y otra vez. No puedo respirar. No puedo pensar. Los sonidos me aturden y cada cosa que me rosa la piel es una agonía sin fin. No puedo hacer esto otra vez...ya no más.

***

'Maldición' exclamé en mis pensamientos, o al menos eso pretendía pero creo que lo grité mientras corría alrededor de mi departamento en busca de mis llaves, no tenía la menor idea de donde las había dejado la noche anterior y ya iba tarde, típico de mí, pensé rodando los ojos y en ese momento vi el pequeño llavero de la Torre Eiffel en una esquina del piso, junto al sofá.

-¡Te tengo!-. Le grité al objeto como si de alguna manera me fuera a escuchar, mientras lo tomaba entre mis manos y con todo el resto de mis cosas corría para salir de ahí, fui lo más rápido que pude al elevador y me puse los audífonos, la música siempre ayudaba cuando iba tarde...o en cualquier situación.

Apenas se abrieron las puertas del elevador corrí como fugitiva de la ley por todo el lobby del edificio directo hacia la calle, si me apresuraba, llegaría a tiempo para tomar el autobús.

Mientras un 'Love me Like you Do' de Ellie Goulding sonaba en mis auriculares, miré el reloj. 8:40, debía haber llegado a entregar estos papeles a las 8:45, no había forma humana en que cruzara la ciudad en apenas 5 minutos, estaba mirando la hora en mi teléfono celular, cuando en ese momento sentí que casi se me partía del brazo en dos...

Había chocado con alguien en el medio de la calle y luego sentí un líquido caliente cayendo sobre mí mientras yo caía directo en el pavimento con un fuerte golpe.

-No puede ser...-. Dije al verme, cubierta de café al igual que mi bolso y por supuesto, mi trabajo. Escuché una voz grave y al alzar la mirada vi a aquel hombre, parecía sacado de la primera página de la revista Vogue, era alto, con el cabello un tanto rubio, más un castaño claro diría yo, de ojos azules, con facciones que parecían esculpidas por el mismísimo Miguel Ángel, tenía la idea de haberlo visto antes, pero eso no era posible, yo apenas llevaba un par de semanas en la ciudad, vi que él llevaba un traje bastante elegante perfectamente entallado al cuerpo, pero ahora cubierto de café...

-¿No ves por dónde andas?-. Me reclamó el haciéndome volver a la realidad.

-Tú también tienes dos ojos ¿No es así?-.

Le dije de manera arrogante intentando recoger mis papeles del suelo, todo mi trabajo estaba arruinado.

-No puede ser...-. Dije viendo todas las páginas llenas de café...Vi que el hombre rodó los ojos y suspiró, pero luego me extendió su mano para ayudarme a levantarme del suelo.

-No necesito tu ayuda, tengo dos piernas-. Le dije molesta levantándome yo sola.

-Que por lo visto no sabes usar bien...-. Me reclamó el haciendo una mueca y lo fulminé con la mirada pero antes de que alguno pudiera asesinar al otro, un hombre moreno algo mayor que nosotros, apareció.

-Sr ¿Todo está bi...?-. No termino de hablar al vernos a los dos cubiertos de la bebida en medio de la calle. -Srta...-. Me dijo pasándome un pañuelo -¿Hay algo en que pueda ayudarla?-. Me preguntó.

-Estoy bien gracias por preguntar...-. Le dije con una sonrisa amable -Deberías aprender sus modales-. Le dije al hombre del traje.

-Dig, no tenemos tiempo que perder...-. Dijo el del traje -La...Srta. está bien, llegaremos tarde-. Le dijo el hombre y el moreno asintió, ambos se fueron y se perdieron entre la gente. Bien, lo que faltaba para este maravilloso día, toda mi ropa arruinada, mi trabajo remojado en Starbucks y ya era demasiado tarde...Aunque...miré el reloj, 8:55 si lograba reimprimir el trabajo y llegar antes de las 9:30 quizás la profesora McKlein me dejaría entregárselo, ella no era tan estricta como los otros.

Pero mi impresora estaba dañada, y el sitio de impresión más cerca...Mientras veía al otro lado de la calle se me ocurrió una fabulosa idea. Al ver ese gran edificio con el nombre 'Queen Consolidated' sonreí para mi misma, una de mis amigas, que no eran muchas porque me acababa de mudar, me había dicho que hacía un par de meses comenzó a trabajar en esa empresa, así que quizás ella podría hacerme un pequeño favor.Busqué entre mis cosas en el bolso, mi teléfono celular para llamarla mientras cruzaba la calle.

-¿Felicity? Hola es __________(tn), necesito que me hagas un favor...-. Le dije.

***

-¿Me puedes explicar cómo esa blusa terminó llena de café? Pensaba pedírtela prestada esta semana-. Me preguntó la rubia acomodándose los lentes, mientras yo me sentaba en el borde del escritorio de un pequeño cubículo. Estaba en una de las industrias más grandes en toda la ciudad, esperando a que se terminara de imprimir mi trabajo.

Mi amiga, Felicity Smoak me miraba expectante a mi respuesta y yo solo suspire algo molesta al recordar al cretino de esta mañana.

-Fue un imbécil...bueno yo realmente no estaba fijándome mucho por donde andaba pero...-. No pude terminar de hablar porque una voz gruesa a mis espaldas hizo que me sobresaltara.

-Que bueno que admitas que no estabas fijándose por donde andabas-. Dijo la voz dejándome por completo congelada -Aunque por otro lado me llamas imbécil...-. Termino de decir mientras veía la cara de mi amiga completamente sorprendida y con la boca abierta de par en par, volteé entonces para encontrármelo con un traje completamente limpio elegante, mientras yo estaba aquí con mi ropa aun llena de café sintiéndome como un bicho completamente extraño delante de aquel hombre tan imponente, por alguna razón me ruboricé, me dio algo de vergüenza haberlo llamado imbécil a sus espaldas.

El me miró directo a los ojos y no se si pude ver bien, pero en ese rostro serio y duro como una piedra pude ver una chispa en su mirada, quizás una pequeña sonrisa se estaba formando en sus labios, quizás estaba feliz de haberme hecho parecer una completa idiota.

Y yo no pude responderle nada porque por un extraño motivo del universo las palabras no me salían de la boca, pero no hizo falta decir nada porque el hombre simplemente dio un paso en la otra dirección y se dirigió a Felicity.

-Espero el balance de los ingresos del último mes encima de mi oficina antes del almuerzo Srta Smoak-. Le dijo.

-S...si, ya mismo lo llevo-. Le dijo ella y el simplemente se fue de ahí sin decir nada más, entonces caí en cuenta de algo.

-Es tu jefe...-. Le dije y ella me miró como si yo fuera un bicho raro.

-¿No sabes acaso quién es?-. Me pregunto como si hubiéramos estado en la presencia del mismísimo presidente de la república, yo la miré y negué con la cabeza, era obvio que no sabía quién era. ¿Acaso era alguien tan importante?.

-Oliver Queen-. Dijo haciendo énfasis en el nombre del tipo como si pudiera por alguna razón sonarme conocido. Pero no...No tenía la menor idea de quien era aquel individuo. Aunque en ese momento la idea saltó directo a mi cabeza 'Queen Industries' Oliver Queen...

-Es el dueño de todo esto...-. Dije quedándome analizando todo por un momento y ella asintió con una sonrisita en el rostro.

-Y de media ciudad también-. Me dijo y yo alcé una ceja y me eché un poco para atrás.

-Sabes que odio a los millonarios egocéntricos-. Le dije suspirando y levantándome para tomar de la impresora mi trabajo que acababa de terminar de imprimirse, Felicity suspiró.

-Qué ironía ¿no?-. Me dijo trayendo a mi mente cosas en las que no quería pensar precisamente en este momento, así que solo rodé los ojos y tomé mi bolso para irme.

-Gracias, te debo una-. Le dije mientras me dirigía hacia la puerta para salir de ahí.

-Me debes como mil-. Aclaró ella casi gritando para que pudiera escucharla.

Save me From The DarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora