☾︎ 𝓶𝔂 𝓽𝓮𝓪𝓻𝓼 𝓻𝓲𝓬𝓸𝓬𝓱𝓮𝓽. 𝓚𝓪𝔃 𝓑𝓻𝓮𝓴𝓴𝓮𝓻 ☽︎

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✧【 ＡＣＴ ＩＩ 】✧
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Nova estaba sentada en el suelo, la voz de su abuela se repetía una y otra vez en su cabeza. Sabía que estaba muerta, pudo verla morir en los brazos de su padre cuando peleaba con Ohval. ¿Cuánto más tendría que perder?

—¿Nova?—

La mencionada levantó la mirada encontrándose con su mitad.

—Es tu turno.—

Nova se paró del suelo, le dedicó una sonrisa a Jesper y entró al lugar donde Ohval la esperaba.

—Lo sabes.—

—¿Qué mi abuela acaba de morir? Si, claro que lo sé.—

—Tú y yo tenemos más en común de lo que creí. Ambas perdimos a gente que amamos, nos enamoramos de un ladrón y lo que es más importante daríamos lo que fuera para proteger nuestro amado Universo.—

Ambas se miraron a los ojos tratando de descifrar a la otra.

Ohval vió el miedo en los ojos de la chica, aquel miedo que ella misma llegó a sentir en algún momento. —No debes tener miedo, aprovecha el tiempo con los que ahora están. Será doloroso verlos partir eso ya lo sabes, pero encontrarás a más personas.—

—¿Y si no quiero? ¿Y si lo único que quiero es morir cuando él lo haga?—

—Si lo amas, si en verdad lo amas. Entonces sabes lo que debes hacer.— Nova supo bien lo que quería decir, pero... ¿ella podría? Mientras la ojiazul pensaba en aquello, Ohval se acercó a una caja, de ella sacó un arco color azul y un carcaj con flechas de plata para tenderselos a la Invocadora. —Eran de tu madre.—

Nova tomo el carcaj y el arco. Eran preciosos, con esto se sentía más cerca de su amada madre. Al apretar un botón noto que estos se hacían pequeños, justo como su antiguo arco y carcaj. —Gracias.—

—Ella querria que los tuvieras.— notó que la mirada de la pecosa estaba ausente —Sabrás que hacer, y puede que no lo creas ahora pero lo que has hecho te convierte en una Sankta, una que logró unir a Grisha y gente
común.—

—No me siento como una Sankta a decir verdad, además de que ni siquiera logré unir a todos.—

—Es más de lo que cualquier persona además de tu madre a hecho.— le dió la espalda para dirigirse a su esposo.
—Puedes regresar siempre que lo desees, tendrás un hogar aquí si así lo deseas.—

Nova levantó una ceja incrédula
—¿Enserió? ¿Después de todo lo que hice y dije?—

Ohval asintió —Necesito ayuda en la casa del té, me sirves.— volteó para verla a los ojos —Además le debo un favor a tu madre.—