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Nova veía con una sonrisa al que en unos meses sería su esposo, la persona con la cual pasaría el resto de su vida, pero de repente la luz en la habitación empezó a desaparecer lentamente y frente a ella ya no estaba él, no, ahora frente a ella estaba su padre, aquel que creía que había muerto.
—Mi lunita, no importa que hagas, jamás te aceptarán, te verán como una escoria alguien quien debe ser destruido, como la hija de un mounstro — la Sombra empezaba a ganar territorio dejandolos envueltos en una absoluta oscuridad —. Eres la hija de la Sombra y la Luna, pero eso no evitará que teman a tu poder, a quien eres y lo que eres. Ellos te destruirán.
Nova negaba sintiendo una horrible opresión en el pecho, una que parecía robarle el oxígeno de sus pulmones.
—No, no, no, tú no eres real, estás muerto solo eres un mal sueño.
Kirigan sonrió con malicia al ver a su hija al borde del colapso con lágrimas decorando su rostro pecoso, el sudor cubriendo su piel acaramelada, los temblores envolverla de pies a cabeza y como su respiración se hacía cada vez más lenta.
—Hija mía, soy tan real — la tomó del rostro con ambas manos causando que el azul y el negro chocarán en una batalla donde el oscuro iba ganando —. Tan real como tú me lo permitas.
Nova despertó con un grito ensordecedor y con las lágrimas cayendo en las sábanas antes blancas que ahora estaban teñidas de su sangre y hechas cenizas a causa de su fuego azul.
—Nova, Nova, preciosa tranquila solo fue un mal sueño — Nikolai, quien velaba el sueño de la pelinegra en una silla cercana a la cama de está, la abrazó con fuerza transmitiendole una paz que tanto le hacía falta.
—Lo... lo lamento, te desperté.
—Esta bien, no pasa nada — Nikolai sentía como el cuerpo de la pelinegra paraba poco a poco de temblar, soltó un suspiró agobiado de que estos sueños fueran cada vez más recurrentes, y con ello empeorarán la salud mental en Nova. Temía que en algún punto esto terminará por destruirla y más al ver las sabanas hechas cenizas y teñidas de sangre, tenía que encontrar la forma de acabar con esto.
Nova tenía la mirada pérdida en las sábanas teñidas en rojo, un rojo que la hacía recordar a la sangre de su madre. Su respiración empezó a agitarse de repente ante el recuerdo provocando que se rascará en su brazo con tal intensidad que no solo hizo nuevas cicatrices, también logró abrir las viejas.
