Instantes después de que el ángel de cabellos dorados diera su último aliento, reinó un silencio sepulcral en el campo de batalla. Ángeles, demonios y ángeles caídos por igual observaron la escena horrorizados. Ningún ser allí presente se atrevió a hacer otra cosa que mirar con estupefacción al joven ángel; quien para muchos su aparición en el campo de batalla había sido símbolo de alivio, ya que Ethan era conocido por su poder y alma pura, en cuanto lo observaron pudieron sentir que algo no iba bien. Ethan parecía estar poseído. Y había matado a su mejor amigo; a su mentor. Sin siquiera inmutarse o cambiar de expresión.
—Sabía que no eras de fiar —habló una voz, correspondiente a un joven ángel de cabellos oscuros y piel pálida: Yadquiel. El pequeño se adelantó y se acercó a Ethan, manteniendo una distancia prudente—. Desde el primer día que volviste, después de abandonarnos años atrás, supe que solo traerías desgracia y muerte. Y no me he equivocado. Nos mandaste ayudarte a encontrar a tu hermana, después de traicionarnos por los demonios, y mira lo que ha conllevado. Isaac está muerto. ¡Por tu culpa! —El joven ángel tenía el rostro atestado de rabia, y, si no hubiera sido por los brazos robustos que le retuvieron, el joven de ojos verdes hubiera ido hacia Ethan, con intención de herirle, tanto como Ethan le había herido a él.
Aunque Yadquiel no tuviese una relación muy estrecha con Isaac, este siempre le había ayudado y apoyado cuando el joven ángel lo necesitaba, y siempre había sido la persona que actuaba como pilar fundamental de los ángeles, quien cuidaba de los más pequeños.
La batalla parecía haber sido detenida de manera definitiva por hoy, aunque ninguna criatura lo hubiera anunciado oficialmente; sin embargo, todos y cada uno de los allí presentes observaban a Ethan y al pequeño con curiosidad y temor.
Aunque ángeles y demonios se odiasen, pues estaban en guerra, no eran ellos quienes la habían empezado. Los que habían dado origen a la guerra eran criaturas que a día de hoy no existían, pues habían muerto hacía años. Los ángeles y demonios allí presentes eran jóvenes criaturas que apenas sabían la razón por la que batallaban; luchaban una guerra que no era suya, y morían de igual forma. Tan solo había unos pocos de ambos bandos que luchaban con fervor y odio hacia la otra raza.
—Yadquiel —habló Ethan con el rostro inexpresivo. Era como si el joven pelinegro no hubiera escuchado lo que Yadquiel había dicho; estaba ausente, simplemente realizando acciones. Para todos los allí presentes era evidente que Ethan estaba poseído y seguía las órdenes de Häel. No había nada que hacer; ni siquiera Isaac había sido capaz de traerle de vuelta.
Ethan entonces dio unos pasos hacia el pequeño, pero, ante el alivio de algunos de los allí presentes, el pelinegro no levantó el arma. Solo observó a Yadquiel con detenimiento, antes de girarse sobre sí mismo y alejarse del campo de batalla, desapareciendo en la distancia; el resto de criaturas observándolo estupefactos.
. . . . . .
El sonido de los pájaros al cantar fue lo que me despertó. Incluso antes de abrir los ojos pude notar el sol sobre mi rostro, la hierba haciéndome cosquillas al moverme y, sobre todo, que había podido conciliar el sueño, a pesar de mis miedos.
Al observar a mi alrededor pude percatarme de que Ambrose se encontraba aún con los ojos cerrados, descansando a unos metros de donde me encontraba. Su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración y su cabello se encontraba algo alborotado, con hojas en este.
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LILITH
Фэнтези¿Qué dirías si te dijera que todas las leyendas, mitos y cuentos son reales? ¿Que los demonios, arcángeles, ángeles caídos y ángeles son reales? Lilith Anderson es una adolescente de dieciséis años cuya vida es de lo más normal. Tiene una familia:...