Capítulo Tres

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Cuando a la mañana siguiente abrí los ojos, tras un sueño profundo, me encontré con que eran pasadas las diez de la mañana.

La noche anterior me encontraba tan cansada después del día que pasé que se me olvidó poner el despertador para el día siguiente, por lo que me habría perdido horas de clase, horas de las que días antes del examen seguramente me acordaría.

Al levantarme repentinamente de la cama, ansiosa por vestirme e irme al instituto todo lo rápido que podía, me choqué contra la estantería que tenía justo encima de mi cama, en la pared, haciendo que me cayera a la cama, con un dolor repentino en la cabeza.

—Auch —gruñí, llevándome una mano a la cabeza, mientras me replanteaba ir al instituto o faltar a clase. Después de todo, si ahora me dirigía al instituto, llegaría casi a la hora de irse. Casi no merecía la pena.

—¿Se puede saber qué haces? —habló una voz—la de mi hermano—, entrando en mi habitación y apoyándose contra el marco de la puerta con los brazos cruzados.

—Me acabo de despertar —respondí casi susurrando sin moverme de la cama, aún con los ojos cerrados.

—Me he dado cuenta, si —habló Ethan, divertido—. Papá lleva un rato preguntando por ti; no sé qué quiere exactamente pero parece urgente.

—¿Por qué no me has despertado? —me lamenté, haciendo caso omiso de lo que acababa de decir mi hermano, antes de levantarme finalmente de la cama—. Debería estar en clase desde hace horas.

—Lo acabo de hacer.

—¡Ethan! —exclamé, exasperada—. ¡Me he perdido un día completo de clases y si voy ahora al instituto, cuando llegue ya será la hora de ir a casa!

—Lilith, cálmate, ¿sabes qué día es hoy? —preguntó mi hermano con una sonrisa, mientras se sentaba junto a mi y me pasaba un brazo por los hombros.

—No me llames así. Sabes que lo odio —respondí molesta, zafándome de sus brazos, antes de dirigirme hacia mi armario para escoger la ropa que me pondría en el día de hoy. Aunque no fuera a clase, eso no significaba que iba a estar en pijama todo el día.

—Es sábado —habló Ethan, riéndose a carcajadas al ver mi cara de confusión—. Ayer fue viernes.

—¿Enserio? ¡Ethan! —exclamé, abrazándolo—. ¿Por qué no me lo has dicho antes? Casi me da algo de pensar que me iban a poner falta. Además, este año están dando muchísimo contenido que no aparece en los libros. Odio tener que tomar apuntes.

—Tú nunca faltas. No creo que por una vez que no vayas a clase te bajen la nota —respondió mi hermano, poniendo los ojos en blanco—. Además, aún te queda tiempo hasta final de curso. Los GCSE no son hasta finales de mayo y tú eres muy inteligente, Lith. Estoy seguro de que te lo sacarás con muy buena nota.

—No sabes cómo es mi profesora de biología. Con tres faltas te quita el derecho a examen. Y si no apruebo la asignatura no podré hacer los GCSE, y si no los hago no podré pasar al siguiente curso —suspiré, mientras me levantaba y cogía un pantalón de chándal junto a una camiseta de mi cantante favorito, Louis Tomlinson.

—Lith, tranquila. No vas a suspender —me tranquilizó Ethan, negando con la cabeza—. Eres muy inteligente y biología siempre se te ha dado muy bien, pero en el caso de que suspendieras, eso no sería el fin del mundo. Tendrás más oportunidades de hacerlo, y no por ello vas a fracasar. No todos lo consiguen a la primera, y eso está bien.

—Si tú lo dices —suspiré, cerrando el armario y dirigiéndome hacia mi hermano, envolviéndolo en un abrazo—. Gracias Eth.

—Claro que sí —respondió mi hermano, levantándose y dirigiéndose hacia la puerta, después de hacerme un gesto para que lo siguiese—. Vamos a desayunar. Te espera un día muy largo.

LILITHDonde viven las historias. Descúbrelo ahora