—¿Quién? Es una yegua —dijo Carroll, confuso, acercándose al animal despacio y acariciándole suavemente el cuello. Parecía tener familiaridad con los animales, cosa que me extrañó bastante.
—Es Hope —sonreí, aún con la mirada clavada en los ojos de la yegua, acercándome con Silvestre hacia ella. Ambos animales empezaron a olfatear para después hacerse gestos afectuosos.
—¿Es tuya? —preguntó Carroll, mientras desataba a Silvestre para que descargase sus energías. No había siquiera terminado de quitarle la cabezada cuando esta se puso a dar vueltas por la pista junto a Hope, a una velocidad impresionante.
—¡Lith! ¿Dónde estabas? Llevo un rato intentando contactar contigo. ¡Tenías el teléfono desconectado! —exclamó entonces la voz de mi hermano, acercándose hacia nosotros desde el lado opuesto de la pista, donde estaba mi casa.
—Lo siento Eth, no me había dado cuenta que mi móvil estaba sin batería —me disculpé, sacando mi móvil del bolsillo mientras comprobaba que, efectivamente, mi móvil estaba apagado, de nuevo.
—¿Quién es este? —preguntó mi hermano con el ceño fruncido al alcanzarnos, al ver a Carroll parado al lado mío.
—Mi nombre es Ambrose, gracias por preguntar, Angelito —respondió Carroll con ironía, haciendo que mi hermano se sonroja levemente. Normalmente Ethan siempre era muy educado, incluso con personas que no le agradaban. El ver a un desconocido en su casa no debió de entusiasmarle demasiado.
¿Podrías ser amable por, no sé, un par de minutos?
«Ha sido él el que ha empezado, no yo.»
—Cállate o te quedas sin camiseta —espeté, sin darme cuenta de que lo había dicho en alto, ganándome una mirada confusa de Ethan—. Pareces un crío.
—Vamos a cenar pronto —habló Ethan, haciendo como si nada hubiera pasado, posando sus ojos sobre Carroll con desconfianza—. Será mejor que os deis prisa.
—Está bien...Eth, ¿tienes alguna camiseta vieja que no vayas a utilizar esta semana? Ha habido un pequeño percance y le he tirado el batido encima a Carroll —hablé, antes de que mi hermano se fuera a casa a ayudar a mis padres con la cena.
—Venid... —suspiró mi hermano, pero de repente se paró en seco al ver a Hope junto a Silvestre. Era como si hubiese reconocido a la yegua, algo imposible. Solo le había contado el sueño que tuve a Jane. Apenas habíamos hablado Ethan y yo estos últimos días.
«Pronto descubrirás la verdad, pelirroja»
Casi salté del susto. Aún no me acostumbraba a que la voz de Carroll retumbase en mi cabeza, como si tuviese puestos unos auriculares con el volúmen al máximo.
¿Qué quieres decir con eso?
«No me corresponde a mí contarlo»
¿Contarme el qué?
¡Carroll!
«Tu hermano te está diciendo algo»
—Ethan... ¿Decías algo? —pregunté, mirando a Carroll con resentimiento. Si sabía algo importante que yo debía saber, tenía que decírmelo.
—¿De quién es esa yegua? —habló mi hermano, mirándome con el entrecejo fruncido. Casi podía oír los mecanismos de su cerebro trabajar.
—Ni idea —respondí distraídamente, contemplando a Hope. Esta se encontraba en la pista, avanzando a un trote ligero, tratando de llamar la atención de Silvestre.

ESTÁS LEYENDO
LILITH
Fantasía¿Qué dirías si te dijera que todas las leyendas, mitos y cuentos son reales? ¿Que los demonios, arcángeles, ángeles caídos y ángeles son reales? Lilith Anderson es una adolescente de dieciséis años cuya vida es de lo más normal. Tiene una familia:...