—¡Ambrose! —llamé, acercándome hacia donde estaba el pelinegro, observando a la yegua galopar por el espacio. Ambrose no giró la cabeza hacia donde me encontraba, pero supe que me había oído; su cuerpo se tensó y se giró hacia la dirección contraria a donde me encontraba, si eso era posible.
Sabía que el pelinegro era testarudo, pero no sabía a qué extremos podía llegar. Tal vez no fuera médica ni supiera mucho de medicina, pero agradecería que Ambrose me dijera lo que le pasaba. No creía que sangrar repentinamente fuera algo ordinario; aunque tal vez ordinario era una palabra que se alejaba mucho de lo que era mi vida en estos momentos. Tal vez nunca había sido ordinaria.
—Ambrose —hablé con la voz entrecortada—. ¿Estás bien?
En un principio había pensado en dejar al pelinegro solo durante un rato, pero entonces razoné. ¿Qué pasaría si empezaba a sangrar y perdía el conocimiento? Debía estar con él; al menos después de lo que acababa de pasar.
—¿Entrenamos? —sugirió Ambrose, como si no hubiera pasado nada; como si fuera un día cualquiera en el que iba a su encuentro para practicar con la espada. Ambrose finalmente se giró. No tenía muy buena cara. Se encontraba aún más pálido que hacía unos minutos, y su cabello estaba chorreando de sudor—. Podemos practicar las barreras mentales.
—¿Estás de broma, no? —pregunté, mirándolo de arriba a abajo—. No estás en condiciones de hacer esfuerzos, y las barreras mentales requieren de mucha energía. Además, ¿has comido? Lo que necesitas es descansar.
—Estoy bien —respondió Ambrose, llevándose una mano a la cabeza y apartándose el cabello que le caía en su rostro—. Sólo fue una herida; nada del otro mundo. —El pelinegro se sentó lentamente en el suelo; parecía que le costaba incluso eso.
—¿Qué puedo hacer para ayudar? —suspiré, imitándolo y sentándome en el suelo junto a él—. Lo ideal sería que descansaras, pero sé que no me vas a hacer caso.
—No nos podemos permitir desaprovechar el tiempo —dijo Ambrose, mirándome a los ojos—. No tenemos mucho tiempo y tienes que aprender cuanto más mejor. Eres buena con la espada, y cada día lo haces mejor; tu cuerpo recuerda los movimientos. Pero las barreras mentales te cuestan más, y es esencial que Häel no entre en tu mente. Sabía que era imposible que aprendieras tantas cosas en tan poco tiempo, pero siempre tuve la esperanza de que tuviéramos más tiempo, o que no quisieras enfrentarte a él al final.
—¿Por qué no tenemos más tiempo?
Nos miramos a los ojos, y en esos segundos supe que algo iba mal; que lo que me iba a contar Ambrose no me iba a gustar.
El pelinegro no contestó; exhaló lentamente, antes de mirarme una última vez a los ojos y, de repente, sentí cómo mi cuerpo abandonaba el lugar. Sin embargo, no me asusté.
Era una sensación a la que me había acostumbrado en las últimas semanas en las que Ambrose me había estado enseñando a formar barreras mentales. Mi misión era sacar a Ambrose de mi cabeza lo antes posible, o mostrarle el recuerdo que yo deseara, teniendo yo el control y no él. Este recuerdo ambos habíamos acordado que sería el día en el que conocí a Ambrose, cuando este entró en mi clase de biología y se sentó detrás mía. De esta forma, no podría mentir y ambos sabríamos que lo habría conseguido.
Hasta ahora, tan sólo había conseguido sacarlo de mi mente tres veces, y cuando lo hacía acababa tan cansada que no podíamos practicar de nuevo. Esas veces cenábamos temprano y me echaba a dormir hasta el día siguiente. Este tipo de ejercicios te consumía toda la energía.
De repente, sentí la sensación habitual de adentrarme en un recuerdo, con Ambrose a mi lado.
Lilith tenía seis años y se encontraba comiendo en una mesa redonda y de aspecto antiguo. Ethan se encontraba a su lado, partiéndole la comida lentamente. Ambrose estaba de pie, preparando lo que parecía ser un bizcocho.
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LILITH
Fantasy¿Qué dirías si te dijera que todas las leyendas, mitos y cuentos son reales? ¿Que los demonios, arcángeles, ángeles caídos y ángeles son reales? Lilith Anderson es una adolescente de dieciséis años cuya vida es de lo más normal. Tiene una familia:...