- Flufftober - 12 -

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🌹 Cartas anónimas 🌹

🌹 Cometduo AU 🌹

🌹 Mención Guapoduo 🌹

🌹 Mención Luckity 🌹

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─ Es fácil wuey, es un admirador secreto ── escucho la voz de Roier.

── ¿Cómo un admirador secreto, cabrón? Ni que estuviéramos en la secundaria, pendejo ── ofendió el menor, arrebatándole el papel que sostenía el castaño con bandana.

── ¡Oh pues! Tu querías mi opinión, pinche ogete ── reclamó el mayor, cruzando sus brazos ── además, ¿Qué tiene de malo, wuey? Ni que fuera un pinche este… ¿Cómo se llama? ── pidió ayuda a su lado, golpeando suavemente el brazo de su novio, quien seguía absorto en su celular tecleando rápidamente.

── ¿Carta de amenaza? ── respondió con duda el brasileño, mirando a su novio.

── ¡Esa madre! ── exclamó ahora Roier

Cellbit guardo el dispositivo, mirando al par de mexicanos que se seguían insultando todo lo que podían, rodó los ojos, ahora volviendo su mirada a la entrada de la facultad de artes, mirando a un tímido francés que le miraba con algo de duda.

Cellbit dio un paso para atrás, siendo olímpicamente ignorado por el par de mexicanos que seguían en su burbuja de insultos y reclamos, Cellbit solo señalo disimuladamente a Quackity que estaba; ahora, a sus espaldas.

Noto como el francés negaba, algo que solo hizo fruncir el ceño de Cellbit e insistir en señalar a Quackity, pero nuevamente el francés negaba con un fuerte sonrojo y volver a esconderse absurdamente detrás del pilar. Cellbit rodó los ojos, frustrado por su amigo Etoiles que se mostraba tan avergonzado de haber hecho lo que actualmente Quackity y Roier discutían.

¿Quié sería el enamorado anónimo de Quackity?

Días pasaban y cada principio de semana a la misma hora sobre su asiento se encontraban sin duda cartas que solo halagaban su persona, como tenia a un chico cegado de amor ante la deslumbrante belleza que poseía y que simplemente hacia que el corazón de su admirador se sintiera cautivo entre lazos de espinas, cargando el dolor de no poder acercarse a una persona tan linda y tan guapa como lo era Quackity.

Y claro, el mexicano siempre sentía sonrojarse ante las singulares palabras que leía cada semana ante tantas cartas semanales, incluso pensaba; en su principio, que las cartas eran dadas por aquel chico español de vestimenta negra y personalidad tan dura. Pues una vez lo había visto parado a un lado de su asiento, cuando; esas raras veces que llegaba tan temprano, lo noto, dejar la carta sobre su escritorio y salir de aquella aula.

Sin embargo, la siguiente semana la nueva carta había llegado.

˖ ࣪⊹ ִֶָ  Es demasiado tierno de tu parte pensar que era él, pero deja me desiluciomarnos al decirnos que aquel que viste ese Lunes no era yo. Me dolió ver que tus suposiciones recaían sobre Luzu, y toda tu atención en esa semana fuera para él y no para .

Cositas EtoickityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora