Una despedida de soltero en Las Vegas se sale de control, una borrachera termina en una habitación de hotel sin recordar nada.
Exactamente eso le sucedió a nuestros pequeños personajes, un famoso cantante y un millonario; despiertan sin recordar el...
Necesitábamos un fin de semana así, uno donde estuviésemos divirtiéndonos como una pareja normal. El día en la playa ha sido fascinante, lo hemos pasado increíble divirtiéndonos como dos niños y amándonos como dos adolescentes, ir de compras con el también resulta bastante entretenido, sobre todo cuando tiene una "personal shopper", como le llaman aquí. Y lo único que tiene que hacer es probarse la ropa y bueno... Mi papel en todo eso ha sido solamente el de disfrutar del desfile que me ha hecho. Pensar que le había dicho que no servía para modelo. Sí, Jungkook, muchas veces dices idioteses. Tienes la fortuna de tener un esposo que es demasiado guapo para tu propio bien. Terminó de abrochar los botones de mi camisa frente al gran espejo y una vez que estoy listo salgo de la habitación.
Al llegar a la cocina me encuentro con la versión ejecutiva de mi guapo esposo. Un traje color gris, con una playera cuello alto y botines a haciendo juego. Lo miro sonriente y me acerco a besarlo.
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— Te ves precioso. Le comento y dejo un último beso sobre la comisura de sus labios.
— Tú también te ves muy bien, muy bien, Kook. Te sienta muy bien ese look de empresario. Dice sonriendo al ver mi pantalón negro, camisa blanca y saco oscuro con rayas, dignos de ir con él a la oficina el día de hoy.
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— Por ti me visto hasta de astronauta si quieres. Le digo sujetándolo por la cintura.
Al parecer mi comentario te ha parecido interesante porque me mira de una manera extraña mientras sonríe pícaramente. - Kookie, no me des ideas para poner en práctica en nuestra habitación. Me comenta en un susurro y yo me echo a reír.
La miro sonriendo de costado y me acerco a su oído. - ¿Tú estás hablando de disfrazarnos y eso? Pregunto entre risas. Mira que se me ocurren muchas cosas. Le advierto y ahora es él quien se ríe sin parar.
— Bueno, ¡ya! Pausemos esta conversación aquí porque si no, no iremos a la oficina. Dice y esa idea también me gusta. Pero sé que debemos hacerlo. Hoy tiene junta con los accionistas.
— La continuamos después... Tengo algunos puntos que mencionar ahí. Digo y finalmente nos sentamos a desayunar sin poder parar de reírnos de la conversación que acabamos de tener.
