Una despedida de soltero en Las Vegas se sale de control, una borrachera termina en una habitación de hotel sin recordar nada.
Exactamente eso le sucedió a nuestros pequeños personajes, un famoso cantante y un millonario; despiertan sin recordar el...
La noto completamente angustiado, preocupado y con rabia. Camina de un lado de la oficina al otro y ya las ideas para tranquilizarlo se me han acabado.
— ¡Esto fue el imbécil de Taemin! Es el único que sabía lo que pasó además de mi padre y de tu gente. Me dice furioso.
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— Ya está... cariño, ya la verdad salió a la luz y no vale la pena perder tiempo en quién fue el que nos mandó a seguir. Le digo un último esfuerzo para calmarlo.
— Kook, hay muchas familias que dependen de esta empresa. No quiero que las acciones caigan y mucho menos vender mi parte. Sé muy bien los buitres que hay como accionistas aquí. A ellos lo que menos les importa es la gente que trabaja aquí. Les bajarán los sueldos, sus planes de salud serán horrendos, echarán a un montón de trabajadores. Eso es con lo que he estado luchando desde que mi padre falleció. Necesito que todo esto no perjudique a la empresa. Necesito que no te perjudique a ti. Decirles que nos casaremos nuevamente y pues de eso no solucionará nada. Necesito decirles... Necesitamos decirle al mundo que nos amamos de una manera más directa. Dice casi sin respirar y no sé cómo lo hace.
— Cariño, respira por favor. Quedarme viudo tampoco solucionará las cosas. Le digo intentando que se tranquilice.
— No, definitivamente no. Pero... Un hijo sí. Me dice mirándome fijamente y creo que se ha vuelto loco.
— ¿Qué? Pregunto atónito
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— Esa es la solución, Kookie. Si les digo que estoy embarazado, no volverán a dudar de que nos amamos. ¿No tendríamos un cachorro sin amor? ¿O sí?
— Cariño, me estás preocupando. Digo serio.
— Amor, los hijos estaban en nuestros planes. Me dice acercándose a mí.
— Sí, claro que lo están. Pero no así, amor... Además, buscar un cachorro no es como ir a un supermercado y decir dame uno de esos. No sabemos si las cosas se den tan así... Ya sabes de qué hablo. Le digo intentando no reírme de la situación.
— Claro que no es como ir a un supermercado. La pregunta aquí es, ¿qué piensas? ¿Quieres que este sea el momento de buscar un cachorro o no? Me pregunta serio.