Una despedida de soltero en Las Vegas se sale de control, una borrachera termina en una habitación de hotel sin recordar nada.
Exactamente eso le sucedió a nuestros pequeños personajes, un famoso cantante y un millonario; despiertan sin recordar el...
- Mine, despierta... hemos llegado, le vuelvo a repetir intentando despertarlo, ya que se quedó dormido en el auto.
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- Mmmm.... Es lo único que murmura y lentamente intenta abrir sus ojos.
Quien lo viera diría que es un angelito, pero no tiene nada de angelical. Viendo que vuelve a cerrar sus ojos decido bajar del auto e ir hasta su lado. Abro la puerta del copiloto y me agacho.
- Jimin, vamos anda. Se que estás cansado, pero es solo cuestión de entrar a la casa. Le digo en un tono que intenta convencer a un niño, pero mire por dónde lo mire no encuentro al niño, por ningún lado.
- Ya va ... dice aún dormido y la verdad es que me da mucha risa.
- Déjame ayudarte. Le quitó el cinturón de seguridad. Bastante dormido baja del auto, pero casi se cae al hacerlo y no sé si es tan solo el cansancio o el champagne sumado al cansancio. -. Mejor, te ayudo. Digo dándome por vencido y rindiéndome ante la torpeza con la que se mueve.
Lo levanto entre mis brazos y de esta manera entro a la casa. Pensé que pesaría más, pero a decir verdad es muy liviano, seguramente se la pasa haciendo dieta como todos los omegas de su clase social, que prefieren morir de hambre por miedo al qué dirán. Su camisa se baja un poco, dejando ver su tersa piel de su pecho, cierro los ojos haciendo un esfuerzo muy grande por no perderme en sus piernas... no sé muy bien a quien estoy queriendo engañar, pero este Omega me parece tan, pero tan hermoso... mío... sus manos están enredada en mi cuello sujetándose de mí, mientras subo las escaleras y al sentir su respiración sobre mi cuello me está gustando más de la cuenta... MIO... No debe sucederme esto. Lo nuestro ha empezado muy mal y dudo que vaya a mejorar en algún momento; a lo único que podemos aspirar es a una amistad, porque la diferencia entre los dos son demasiadas. Así que tranquilo kookie se lo hemos asegurado, no es tu omega, no nos enamoramos de él.
Como puedo abro la puerta de su habitación y cuidadosamente lo recuesto sobre la cama. Lo cubro con el edredón intentando tapar sus perfectas piernas cubiertas por la tela del pantalón ajustado que lleva y moldea bien su figura, me quedo observándolo desde el final de la cama. Me es imposible no pensar en lo poco que se dé el, pero que tan doloroso es. ¿Cómo es posible que un alfa pueda haberle hecho tanto daño? Si el fuera mío jamás permitiría que alguien le hiciera daño.
¡¿Si fuera mío?! ¡¿Te has vuelto loco?! Me grita mi lobo, definitivamente debes dejar de tomar alcohol en presencia de este Omega, creo que él aumenta los efectos del alcohol y te hace decir estupideces. Hace un momento me dices que no me enamore y ahora dices que si fuera de nosotros... ahora que lo pienso, no puedo dejar de preguntar si aquella noche fuiste tú quien le propuso que nos casáramos... con solo imaginármelo me da algo en el estómago ¿Nervios? No puedo imaginarme proponiéndole matrimonio en medio de un bar o de la calle a este Omega. ¡Madre luna, sí que me habré visto ridículo!
