Los momentos de tensión eran incómodos, sobre todo si se daban entre una pareja. El encuentro de Billy y Becky en el pasillo del club no era la excepción.
—¿Qué estoy haciendo aquí? —Le preguntó a su novio cruzándose de brazos. —¿Tu que estás haciendo aquí?
—Eh... Trabajo. —Simplemente respondió.
—¿Es en serio Billy? ¿Esperas que me crea esa excusa?
—¿Cuál excusa? —El chico estaba claramente confundido, pero Becky estaba demasiado paranoica como para creerle, pensaba que era nada más que una simple actuación.
—Me estas engañando.
—¿¡QUÉ!? —El grito probablemente fue oído hasta por los trabajadores del negocio del frente. —¿Qué mierda estas diciendo Becky? —Este era un lado de Billy que a Becky no le gustaba ver, si bien era raro verlo enojado, aún no se había acostumbrado a sus repentinas actitudes que salían a la superficie solo cuando el joven se enojaba.
—Te seguí solo para encontrarte en un club de strippers, sin quitar el hecho de que me mentiste hoy cuando te pregunté sobre el almuerzo.
—No te mentí. —Se defendió. —Solo... No te dije a donde iba. —Becky conocía esa línea, porque ella ya la había usado con él. Según ella, estaba segura de que estaba siendo engañada.
—Entonces responde a mi pregunta; ¿Qué estás haciendo aquí?
Y ahí estaba, el nerviosismo e incomodidad que eran tan características de Billy cuando se sentía presionado. Estaba dando en el punto y presionando todos sus botones.
—No puedo decirte.
—¿Disculpa? —No podía creer la realidad de la situación.
—Amor... —Su novio la tomo del brazo para alejarla un poco más del lugar en donde se encontraban parados frente a frente discutiendo, y la llevo a una de las esquinas del club, para así poder lograr tener una conversación un poco más privada, si eso era posible. —No puedo hablar, prometí que no lo haría. —Dijo aún sin soltar su brazo. No estaba siendo brusco con ella, solo mantenía un suave agarre para asegurarse de que su novia no se escapara en el medio de sus explicaciones, y por dentro rogaba que ella pudiera entender sus motivos.
—Así que le haces promesas a una zorra, sin siquiera importante si me estas mintiendo o no. —Supuso.
—No, mi amor, estás mal interpretando toda esta situación.
—Creo que estoy entendiendo bien la situación a decir verdad. —Con un brusco movimiento se soltó del agarre que Billy mantenía en su brazo. —Si vas a empezar con las mentiras en este punto, creo que es mejor que nos olvidemos de la boda... —El joven la interrumpió rápidamente.
—Si te digo de que se trata toda esta mierda y por qué estoy aquí, ¿me dejarías en paz con tus estúpidas acusaciones?
—¿Me estas sobornando a cambio de honestidad? —Preguntó irónicamente, — Creí que eso era algo que estabas dispuesto a darme desde el momento que me propusiste matrimonio.
—Becky... —Dijo un poco más serio y calmado de lo normal, Billy podía adoptar una postura completamente diferente a la persona que realmente era en cuestión de segundos.
Se encontraba entre la espada y la pared, por un lado no podía decirle a Becky de lo que se trataba todo esto o perdería su trabajo, y por otro no podía mentirle a su futura esposa como su padre le había ordenado (o más bien amenazado) porque si no la perdería a ella. Nunca había sentido tanta presión en sus treinta años de vida, aunque en este momento no lo estaba demostrando debido al enojo que las acusaciones sin sentido de su prometida habían provocado en su humor.
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La tentación de lo prohibido
RomanceEn esta historia Freen y Becky serán estadounidenses y no Tailandesas (ya que no conozco nada de Tailandia) Sus edades serán distintas y los nombres de sus padres tambien... Después será casi igual.