Cuarto pasión

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—Me quiero ir de aquí.

Decir que la última hora de la vida de Becky había sido una pérdida de su tiempo, podría ser un entendimiento; se había pasado los últimos sesenta minutos pretendiendo conocer gente que no era de su importancia a la cual nunca se había molestado en conocer antes, ella no era quién tenía que socializar con sus empleados en la empresa, su padre siempre se encargaba de eso. Algunas personas le resultaban familiares, pero aun así no recordaba sus nombres, o sus apellidos, o sus nombres de pila. A los demás presentes, ni siquiera estaba segura de que fueran empleados suyos.

Aunque a pesar de eso, Irin conocía muy bien a los invitados y cada vez que Becky intentaba pretender estar interesada en saber el nombre de alguno de los presentes, no dudaba en susurrarle disimuladamente en su oído el nombre de la persona en cuestión. Y aunque Irin amaría ver a su mejor amiga humillarse frente a las personas que la consideran como su autoridad máxima, no podía dejar que eso pase.

—Ni siquiera lo estas intentando Becky.

—Tal vez no lo 'estoy intentando' porque yo no debería estar aquí. Debería estar en casa, durmiendo con Bonbon.

—O revolcándote con tu novio... —Agregó Irin con una pícara sonrisa. —Becky, la noche recién empieza y ni siquiera le estas prestando atención al show.

—Digamos que ver a personas con poca ropa deshacerse de dichas prendas no es algo que me interese.

—Pero aun así dejas que el tonto de Billy se desnude frente a ti.

— ¡IRIN! —Becky ya se estaba hartando de las innecesarias acotaciones de su amiga.

—Bien, lo siento. —Bien en el fondo ella sabía que en realidad no lo sentía. —Vamos a la barra, necesitas unos tragos.

—Lo que necesito es una mejor amiga con sentido común.

—Que tu sentido común sea anormalmente diferente al mío no significa que yo no tenga. Ahora cierra la boca y embriágate de una buena vez.

Irin siempre fue la clase de amiga que incitaba a Becky a tomar malas decisiones. No la mal interpreten; Becky amaba a su mejor amiga con su vida, ella fue una de las personas que siempre estuvo a su lado apoyándola, ayudándola, y queriéndola incondicionalmente sin siquiera pedir algo a cambio desde que se conocieron veinte tres años atrás en el jardín de niños, cuando ambas tenían apenas cinco años de vida. Solo que conforme el tiempo avanzaba y ambas chicas fueron creciendo y madurando, una opto por el camino de la rebeldía mientras que la otra siguió viviendo su vida al pie de la letra.

Su mejor amiga había estado ahí para consolarla a los nueve, cuando uno de sus compañeros de clase la había avergonzado frente a todo el salón y se había reído de ella junto con sus amigos. Pero también estuvo ahí a los dieciséis para darle unas palmadas en la espalda a Becky cuando años más tarde se vengó y humillo con clase al mismo chico y a su grupo de amigos frente a toda la escuela.

También estuvo a su lado a los quince, cuando su abuela falleció luego de una larga lucha con el cáncer, y por supuesto sujeto fuertemente su mano tanto en el funeral como a los dieciocho, cuando Becky decidió hacer uso de su legalidad tatuándose un 'Bailo para ti' en honor de su abuela.

Obviamente, también había estado presente a los veintidós, cuando Becky se graduó con honores de la Universidad de Economía de New York, y estaba sentada a su lado en su cena de graduación cuando su Padre le entrego de sorpresa las llaves de una oficina la cual llevaba su nombre en lo alto de uno de los edificios de Armstrong Enterprises.

En el corto trayecto que ambas amigas caminaron desde el sector VIP del club hasta la barra de tragos al otro lado del lugar, todos esos recuerdos invadieron la mente. Los recuerdos de su vida que más se habían grabado en su memoria los había compartido con su mejor amiga, y definitivamente quería compartir todo lo relacionado con su boda con ella también. No debía permitir que su bajo perfil se interpusiera en ello, por lo tanto decidió hacerle caso a Irin, embriagarse, tener una buena noche y celebrar sus últimos meses se soltería. Después de todo, se lo merecía después de la semana de trabajo que había tenido.

La tentación de  lo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora