Probablemente ir caminando mientras intentabas leer no era algo que una persona consciente haría. A esta altura a Freen no le importaba, mucho menos le importaban las miradas que la gente le daba al ver como las lágrimas caían por su rostro golpeando contra el caliente asfalto de las calles de Miami. Olga le había dado la carta tan pronto como salieron del cementerio y para ser sincera, ella no recuerda haberle dicho gracias o siquiera haberse despedido de ella apenas tuvo la carta en sus manos.
El hecho de que sus mayores y más temidas sospechas se habían confirmado finalmente, y que ninguno de sus protagonistas principales fue capaz de mirarla a los ojos y decirle la verdad le dolía más de lo imaginable.
No estaba enojada con el doctor Vives, jamás podría después de todo lo que el hombre había hecho por ella y sabiendo con la presión con la que el lidiaba. Solo esperaba que el, donde quiera que este, sepa que ella no le guardaba ningún tipo de rencor.
Su celular sonó, sacándola de su trance y se dio cuenta que había estado caminando sin destino alguno desde que termino de leer la carta.
De:Nam
"Deberías volver Freen, hay personas aquí que quieren hablarte."
Freen no había puesto un pie en su casa desde que salió del aeropuerto esa mañana, y ya estaba oscureciendo. Había pasado horas afuera solo para evitarse lidiar con la realidad que sabía que tenía que enfrentar tarde o temprano, lo de hablar con Heng e ir al cementerio fueron solo excusas que aprovecho para poder ahorrarse todo el drama. Tal vez debería hacerle caso a Nam, pero no quería, ese era el problema.
Para: Nam
"Ya te dije que voy a hablar con mi madre mañana. Aún no es el momento..."
Si iba a su casa, solamente sería descansar y en lo posible no despertarse hasta el último día de su vida, no quería ser parte de todo este morboso momento que la familia estaba pasando.
De:Nam
"Yo jamás mencione a tu madre tonta... Sera mejor que vengas ya o voy a ir a patear tu redondo trasero estés donde estés."
Antes de poder responder, Freen recibió otro mensaje de su amiga.
De:Nam
"Ya eres adulta Sarocha, y sabes que la única forma de dar por cerrado este capítulo en tu vida es enfrentando todo lo que se viene. Deja de actuar como la niña asustada que eras cuando Daniel estaba en libertad, ya eres madura para seguir jugando ese papel. Ya te escapaste, demostraste que eres fuerte, no dejes que tus muros se caigan ahora... Te quiero, perdedora, pero a veces me haces querer matarte."
No era algo que sorprendiera a Freen, hasta en los momentos más emotivos Nam encontraba la oportunidad perfecta para burlarse de su amiga. También le parecía cómico el hecho de que siempre encontraba excusas para no volver a su casa, incluso cuando todos los maltratos de su padre habían terminado. Pero por primera vez, tenía la tranquilidad de saber que tal vez volver a casa no sea tan malo esta vez. Solo que antes de volver, quería hacer una última parada para despejar su mente y prepararse para lo que la aguardaba en su hogar, así que le envió un rápido mensaje a Nam y comenzó a caminar hacia su nuevo destino.
El lugar donde fue humillada miles de veces por hombres se había deteriorado bastante estéticamente desde la última vez que Freen lo vio. Esa sería su última parada del día, sabiendo que tal vez no encontraría nada más allí a pesar del enorme letrero de "Clausurado" y las bandas que la policía había colocado en la puerta de entrada. Había deseado tantas veces que el lugar cerrase de una vez por todas, pero por alguna extraña razón, ver lo que estaba ocurriendo no producía las mismas sensaciones que su imaginación le hacía sentir cada vez que pensaba en eso. No era nada malo, eso sí, se sentía raro pero genial saber que el asqueroso club de Daniel Chankimha no abriría sus puertas jamás y que probablemente sería demolido luego del juicio, si todo salía bien.
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La tentación de lo prohibido
Lãng mạnEn esta historia Freen y Becky serán estadounidenses y no Tailandesas (ya que no conozco nada de Tailandia) Sus edades serán distintas y los nombres de sus padres tambien... Después será casi igual.