Recapacitar

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—Disculpa, ¿te conozco?

El mal humor de Becky solo estaba echando más leña sobre el fuego, la empresaria siempre odio a las personas desubicadas, y también que toquen sus cosas sin permiso. No fue muy gratificante entrar a su oficina para encontrarse con un tipo desconocido tocando sus libros sin cuidado alguno y volviéndolos a poner en su pequeña librería en un orden incorrecto. Y por cierto, también odiaba el desorden, todo en su vida estaba perfectamente organizado.

—¿Por qué estás en mi oficina? —Preguntó al no obtener respuesta, esta vez por lo menos obtuvo una risita burlona como contestación,

—Si Rebecca, nos hemos conocido. —La joven se quedó paralizada cuando el sujeto se dio la vuelta para poder mirarla de frente, e inmediatamente lo reconoció; Heng, el encargado del club donde Freen trabajaba.

—Y-yo no soy Rebecca. —Se defendió rápidamente. —Sabes que mi nombre es Rachel.

—Si claro, por eso estas en una oficina que tiene el nombre "Rebecca Patricia Armstrong" en la puerta, en una empresa llamada Armstrong Enterprises. Y si mal no recuerdo dijiste que esta era tu oficina. —Se quedó sin palabras, sabía que no estaba loca la otra noche cuando el joven la había llamado por su nombre real y rápidamente corrigió su error. —Ya deja el cuento de la doble identidad Rebecca, se quién eres realmente. —Dejó de prestarle atención a la chica para seguir recorriendo su oficina, era bastante curioso. —Qué lindo escondite tienes.

—Se llama oficina. —Lo corrigió, odiaba ese tipo de lenguaje. —¿Cómo supiste quién era?

—Bueno, tu padre y mi jefe ahora son socios, y te he visto en el club algunas veces. —Se rio.

—Y ¿Qué haces aquí?

—Venía a hablar con tu padre por unos papeles que necesito que firme. —El joven había dejado sobre el escritorio de Becky una mochila, la cual levanto y le enseño a la empresaria como prueba.

—Bueno, la oficina de mi padre es al final del pasillo tal vez quieras... —Heng la interrumpió.

—Quería hablar contigo antes. —Dijo firmemente.

—De acuerdo. —Dijo confundida. —¿Quieres sentarte? —Camino hasta su escritorio y se sentó en su enorme silla detrás de él, Heng tomo una de las sillas que estaban frente a este y al igual que Becky tomo asiento para poder hablar más cómodo.

—Mira Rebecca, yo sé que no soy uno de esos tipos que trasmiten mucha confianza, hasta yo estoy seguro de que no lo soy, pero cuando tomó cartas en el asunto es porque estoy hablando en serio y eso te lo puedo asegurar. Muchas personas me defraudaron en mi vida y eso me hizo fomentar el carácter que poseo ahora.

Debí hacer cosas malas para poder remediar el dolor de las traiciones que sufrí, pero eso también me hizo más fuerte... —Esta vez fue el turno de Becky de interrumpirlo, demasiado confundida como para seguir escuchando el discurso.

—Perdón no entiendo por qué me estás diciendo todo eso.

—Hay una persona. —Dijo levantando su dedo índice y luego colocándolo sobre sus labios mientras pensaba con exactitud sus próximas palabras. —Que nunca me defraudo en todos los años que conozco, y que nunca dejo mi lado a pesar de lo pesada que la situación era. —La miro seriamente. —Debes conocerla, se llama Sarocha y es mi mejor amiga. —A la empresaria se le dificulto un poco respirar correctamente con el solo hecho de escuchar el nombre de la hermosa bailarina. — ¿Y sabes por qué Sarocha y yo somos mejores amigos? —Becky negó con la cabeza. — Porque a ella también la han defraudado infinidades de veces a lo largo de toda su vida, ella comprende por lo que yo pase así como yo entiendo por lo que ella paso y está pasando.

La tentación de  lo prohibido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora